Cada final de año, echamos la vista atrás y repasamos la sucesión de acontecimientos ocurridos a lo largo de ese periodo, sobre todo aquéllos que nos han afectado directamente o sobre los que hemos tenido una influencia decisiva. Construimos una puerta imaginaria que nos permite analizar lo acontecido y, una vez atravesada, hacemos borrón y cuenta nueva. Comenzamos así el nuevo año con energía y confianza renovadas, lo que facilita que reiniciemos desde otra perspectiva proyectos abandonados o que comencemos los nuevos con ilusión.
Para nosotros, 2018 ha traído una doble celebración, nuestro primer quinquenio de existencia como revista y, con unos meses de diferencia, la celebración de la quinta edición de los premios Enfermería en Desarrollo. Los aniversarios pueden ser buenos momentos para repasar los avances conseguidos con respecto a las expectativas previas, y comprobar si se mantienen la visión y los valores intactos, o rectificar si es necesario. Sobre todo, son oportunidades para agradecer el trabajo de todos aquellos que colaboran con el mantenimiento tanto de la revista como de los premios, ya sea con su quehacer diario o como colaboradores esporádicos e imprescindibles.
Las protagonistas de Enfermería en Desarrollo son las personas. Uno de nuestros objetivos más importantes es que cualquiera, ya sea profesional de los cuidados, estudiante, paciente o ciudadano anónimo, cuando lea un ejemplar, lo primero que le llame la atención sea su formato atractivo y alegre, poco habitual en revistas de índole profesional, así como su lenguaje cercano y comprensible para todos. Sobre todo, queremos que en nuestra publicación destaquen las personas, no las enfermedades.
En definitiva, nuestro propósito es que en cada número los contenidos sean lo bastante heterogéneos como para que todos podamos encontrar entre sus páginas al menos un tema que nos resulte cercano, o que despierte nuestro interés por desconocido o por tener una perspectiva diferente a la que esperamos o estamos acostumbrados a ver. Y, por supuesto, que todos, profesionales o no, conozcamos y reconozcamos el insustituible papel que las enfermeras desarrollan en y con la sociedad.
Durante los cinco años que han pasado desde la impresión del número cero de la revista y la primera convocatoria de premios, he comprobado con auténtico orgullo profesional que los conocimientos y experiencia previa que sirvieron de base para iniciar este proyecto, lo que conocíamos de la actividad enfermera, no era más que una mínima parte de ésta. Desde luego, no supone más que una insignificante parte de lo que vislumbro que va a ser en un futuro cada vez más cercano.
También he podido constatar el valor que pacientes y familiares dan al cuidado que reciben por parte de las enfermeras y otros profesionales de la salud. Para ellos este cuidado, no es en ningún caso invisible.
La posibilidad de formar parte de la elaboración de cada nuevo número supone entrar en un proceso de exploración y reconocimiento del mundo de los cuidados, en el que invariablemente encontramos personas con gran capacidad de trabajo y, especialmente, con un inagotable talento para generar entusiasmo en otros y entusiasmarse a sí mismos.