Opinión

Responsabilidad y autonomía

Artículo de opinión de Yolanda Núñez Gelado, directora de Enfermería en Desarrollo.

30 marzo 2017 / Número 13 2 minutos de lectura

Durante muchos años se ha asumido como algo normal que las enfermeras “completáramos” nuestra formación realizando una licenciatura en alguna otra materia donde las posibilidades de crecimiento académico y profesional no estuvieran limitadas. Así, muchas de las personas dedicadas a la docencia, la investigación y la gestión, han aportado nuevos enfoques traídos desde otras disciplinas, contribuyendo al crecimiento de la enfermería.

Sin embargo, desde la incorporación del Grado, eliminado por fin el techo que impedía el acceso al doctorado y en muchos casos a la investigación clínica, estamos siendo testigos del crecimiento de líneas de investigación desde todos los ámbitos de la enfermería, incluido por supuesto, el asistencial.

Se han acabado los tiempos en que la investigación estaba restringida al ámbito académico, donde desde luego es imprescindible e incuestionable. Las enfermeras asistenciales sabemos que no todo es competencia y habilidad clínica. También nos hacemos preguntas clínicas, nos planteamos miradas y formas diferentes para encontrar la mejor solución a los problemas de salud de nuestra competencia, y buscamos las respuestas a través de la investigación y el pensamiento crítico sobre el cuidado asistencial diario.

Si queremos que la práctica asistencial mejore, la investigación debe guiar los cambios y, por supuesto, debe ser apoyada y potenciada por los gestores, evitando que continúe dependiendo tan sólo de la férrea voluntad de los investigadores, a expensas exclusivamente de su tiempo, su dinero y su trabajo.

Cada vez más, mientras definimos el contenido de un nuevo número de Enfermería en Desarrollo, encontramos que muchas de las iniciativas que se llevan a cabo derivan de una propuesta de tesis, forman parte de ésta, o sirven de semilla para que un profesional se plantee la necesidad de seguir con esa línea de investigación, hasta llegar a la elaboración del doctorado. Como ejemplo, basta mencionar que en la elaboración de este número hemos conocido a varios profesionales que han realizado sus tesis doctorales partiendo de campos muy diferentes: desde una investigación para implementar mejoras en el aprendizaje de los alumnos de grado, hasta el diseño de nuevo instrumental que mejora la técnica de intubación, o la inquietud por conocer la historia de las instituciones en las que se han formado durante generaciones los profesionales del cuidado. Todo esto, en mi opinión, es un síntoma claro de la inquietud que existe en nuestra disciplina por avanzar para mejorar y mejorar para seguir avanzando.

Ya nadie pone en duda que los profesionales somos responsables de ofrecer cuidados adecuados a la sociedad. Y también lo somos de encontrar la forma de aumentar la calidad y eficiencia de esos cuidados. Así, dentro de un proceso de mejora continua de los conocimientos y los fenómenos relacionados con las áreas que son de nuestra competencia, la enfermería sigue creciendo y ganando en responsabilidad y autonomía

Etiquetas: valores enfermeros