Son dos formas de trabajar diferentes que tienen una finalidad común: mejorar la calidad de vida de las personas con insuficiencia renal, gracias al liderazgo enfermero. En el caso de las profesionales del hospital de Calahorra, han generado una consulta de enfermería donde abordan al paciente de forma integral, dedicándole tiempo y aportando intimidad para resolver todos los problemas de salud de los enfermos. “Somos un hospital comarcal pequeño, de 80 camas, muy centrado en la atención de alta resolución. Diálisis es una unidad donde tenemos a profesionales muy preparados. Trabajamos bastante con los pacientes, gracias al continuo contacto que mantenemos con ellos. Esto nos llevó a poner en marcha la consulta, donde cada enfermera se responsabiliza de un grupo de pacientes y sus familias, a modo de enlace, tanto para su dialítica, estado funcional, necesidades…”, explica Silvia Vaquero Galán, directora de Enfermería de la Fundación Hospital Calahorra.
Por su parte, el proyecto de los centros de hemodiálisis de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo en Orense surge ante la necesidad de formar a las personas que optan por la diálisis domiciliaria. “Planteamos una formación específica de los pacientes y sus familiares en el propio domicilio. Conseguimos que se responsabilicen de su cuidado, manejando de forma eficaz y eficiente su tratamiento”, señala Concepción Pereira, supervisora de Enfermería.
En el Hospital de Calahorra
La consulta de hemodiálisis del Hospital de Calahorra se puso en marcha en 2018. En total, realizan el seguimiento de 39 personas. “Son pacientes frágiles, muy dependientes. Comprobamos que existe un vacío entre los profesionales. En muchos casos, las enfermeras desconocen la problemática de los enfermos renales, cómo afecta la enfermedad a su vida. Esto ocurre tanto en Atención Primaria como Especializada. Necesitábamos dar una respuesta y vimos que desde la Unidad de Diálisis podíamos fomentar el cuidado e implicar a todos los profesionales”, señala José Ube López, enfermero coordinador del proyecto. “Nuestro objetivo es compatibilizar su vida con su enfermedad”. Para ello, emplean la valoración de enfermería a través del sistema de necesidades humanas de Virginia Henderson. “El paciente con una enfermedad renal crónica avanzada que está recibiendo diálisis no solamente tiene una afectación de riñón. Presenta otras patologías crónicas que le dificultan la vida, como la hipertensión, la diabetes… Estudiamos las necesidades que tienen alteradas y trabajamos sobre ellas. A veces son aspectos fisiológicos, sociales, psicológicos… La mayoría necesitan mucha educación sanitaria en temas de alimentación porque les cuesta adaptar la dieta. En función de sus circunstancias, nos ponemos en contacto con los diferentes especialistas, Atención Primaria, trabajadores sociales y ayuntamientos… Trabajamos mucho con ALCER, los derivamos a ellos porque es la asociación que más les va a ayudar y mejor los va a entender”, describe Rosa M. Royo, una de las seis enfermeras que forman parte de la unidad de diálisis, junto con tres auxiliares de enfermería. Cada profesional enfermero es responsable directo de alrededor de seis pacientes. “Esto permite que vean en nosotras un referente, con quien establecer una relación de confianza y poder hablar de tú a tú. De esta forma, podemos abordar cuestiones que se nos escaparían si solo vinieran al hospital exclusivamente para la hemodiálisis”.
De forma periódica, las enfermeras reevalúan la situación de cada persona, con el fin de ir adaptando también las distintas intervenciones. “Al menos lo hacemos cada seis meses o siempre que sea necesario, porque son pacientes muy cambiantes a los que tenemos que ir adaptando su plan de cuidados específico. Hemos mejorado el seguimiento y el conocimiento que tenemos de ellos”, resume José Ube. De momento, no trabajan con taxonomía NANDA, NOC, NIC ya que no disponen de un asistente de planes de cuidados, si bien entre los proyectos de 2019 se encuentra su introducción.
Dentro del objetivo de dar una respuesta a las necesidades del paciente desde enfermería, la continuidad de cuidados y el contacto con la Atención Primaria es otra de las claves, como explica Silvia Vaquero Galán. “El entorno de Calahorra es muy rural. Contamos con cuatro áreas de salud y mantenemos una comunicación fluida con los coordinadores de enfermería”. Además, periódicamente, también realizan sesiones con el fin de que todos los miembros del equipo sanitario estén al tanto de la evolución de cada persona.
En la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo
En el caso del programa de hemodiálisis diaria domiciliaria de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo en Orense, el paciente se convierte en gestor de su terapia y autocuidado, como subraya Concepción Pereira, supervisora de los centros de hemodiálisis de Orense. “En ocasiones el paciente es el recurso menos utilizado del sistema. Todo para el paciente (planes, estrategias, declaraciones…) pero sin el paciente. La hemodiálisis diaria domiciliaria es una alternativa de tratamiento renal sustitutivo, que permite prestar cuidados integrales e individualizados a quienes forman parte de este programa, junto a sus cuidadores, potenciando al máximo sus capacidades de autocuidado, para alcanzar el mayor nivel posible de bienestar e independencia, en coordinación con la unidad de diálisis de referencia. El rol de la enfermería es esencial, como responsable de la docencia, coordinación, asistencia, apoyo y seguimiento de todo”.
La iniciativa se lleva a cabo en los centros de Orense, Barco de Valdeorras y Verín. Un equipo de cuatro enfermeras, con las habilidades y destrezas necesarias, son las encargadas de formar y entrenar al paciente en su domicilio, transformando la dependencia inicial en capacidad de autocuidado. Para ello, cuentan con dos manuales específicos, uno enfocado al profesional formador y otro al paciente y su cuidador. “Los pacientes vienen derivados de la consulta de enfermedad renal crónica avanzada. Tienen la posibilidad de elegir la técnica de diálisis que quieren: peritoneal, hemodiálisis o, en nuestro caso, hemodiálisis diaria domiciliaria. Contactamos con ellos y sus familias y mantenemos varias entrevistas para explicarles cómo va a ser todo. Visitamos el domicilio para comprobar que las condiciones higiénicas y sanitarias son adecuadas y desarrollamos la formación. Su duración oscila entre uno y tres meses, dependiendo del monitor, pues hay equipos que solo requieren una conexión al agua y su manejo es más sencillo. Una vez finalizado el entrenamiento, contamos con una unidad de seguimiento para resolver las dudas o incidencias que surjan, durante las 24 horas del día. Además, el paciente viene cada dos meses, o cuando el facultativo lo requiera, para realizar un control analítico y controlar la ejecución de la técnica, pues se realiza una diálisis en un monitor gemelo al que tiene en su casa, junto con una enfermera. Por último, realizamos tres visitas al año al domicilio, sin aviso previo, para comprobar que todo marcha correctamente”.
La iniciativa funciona desde el año 2005. En este tiempo, 12 personas han participado en ella. “Nuestra experiencia es que no quieren volver a la técnica habitual. El objetivo del entrenamiento en casa es que pisen lo menos posible el ambiente hospitalario. Este tipo de procedimientos responsabiliza a la persona de su enfermedad y tratamiento. Están adaptados a su vida y no al contrario. Realizan una diálisis diaria, con una duración aproximada de dos horas, que pueden compatibilizar con su jornada laboral”, expone Concepción Pereira.
El trabajo de la enfermería con los pacientes de diálisis mejora su calidad de vida, la adherencia al tratamiento y la independencia gracias al autocuidado
Los beneficios
“Aunque requiere un tiempo de aprendizaje de los pacientes y sus cuidadores, los beneficios que encuentran después son muy grandes”, señala Concepción Pereira. “Los resultados de la hemodiálisis domiciliaria en términos de morbi-mortalidad son estupendos. Al mejorar la dosis global, mejora la diálisis de las toxinas urémicas, se reducen la anemia y las alteraciones óseo-minerales y mejoran la nutrición, la salud cardiovascular, la tensión arterial y, en general, el estado físico. En definitiva, potenciamos la calidad de vida”.
Otro tanto ocurre con los resultados obtenidos por la consulta de las enfermeras de diálisis de la Fundación Hospital Calahorra. “Aumenta la adherencia al tratamiento y la tolerancia a la hemodiálisis, al tiempo que llevan un control más riguroso de la medicación, los calendarios de vacunación, etc. “, subraya Silvia Vaquero Galán, directora de Enfermería. “Procuramos que las horas de la diálisis sean lo más agradable posible. Mejora la calidad percibida”.
Mejora de la calidad percibida
La calidad percibida de los pacientes y la humanización del trato son algunos de los aspectos que destacan en proyectos como la hemodiálisis domiciliaria en Orense o la consulta de las enfermeras en la unidad de diálisis de Calahorra. “Conseguimos que ellos sientan que no los tratamos como a un número que viene al hospital, se dializa durante cuatro horas y se marcha”, destaca la enfermera Rosa M. Royo, de la unidad de diálisis de la Fundación Hospital Calahorra. “Realmente hacemos un trabajo integral y conseguimos que ellos sientan que pueden compartir con nosotros cualquier problema que tengan, familiar, social, emocional… La idea es que se sientan mucho más valorados”.
“En el caso de la hemodiálisis domiciliaria conseguimos que los pacientes y sus cuidadores se comprometan e impliquen en la mejora de su estado de salud, al ser los administradores directos de su propia terapia. El paciente se activa y se potencia su autonomía”, destaca Concepción Pereira, supervisora de enfermería de los centros de diálisis en Orense de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo. “Esto es una motivación para nosotras”.
¡Hemodiálisis baila!
La humanización es una de las prioridades de la consulta de enfermería de la unidad de diálisis del Hospital Fundación Calahorra. Siguiendo esta premisa, han participado en iniciativas como ‘Hemodiálisis baila’, una iniciativa promovida el pasado mes de diciembre por dos enfermeras del Hospital Virgen de las Nieves de Granada. “Fue una experiencia muy bonita”, recuerda Silvia Vaquero, directora de Enfermería. “Teníamos que grabar un vídeo bailando con los pacientes y publicarlo en las redes sociales. Así conseguimos que el momento de la diálisis pase pronto, con actividades de ocio y participación a través de la música, por ejemplo. El proyecto ha conectado a todas unidades de diálisis de España que participamos”.
Apoyo de la Sociedad Científica, SEDEN
Las enfermeras del programa de hemodiálisis domiciliaria de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo son integrantes del grupo sobre esta técnica existente en la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN). “Intentamos que todo lo que hacemos quede reflejado de alguna manera, por ejemplo a través de nuestra sociedad científica”, explica Concepción Pereira, quien matiza que esta práctica no es una novedad. “Nació con la propia hemodiálisis, lo que ocurre es que por diferentes motivos quedó en desuso y ahora se está volviendo a recuperar, gracias también a los avances tecnológicos que se están produciendo”.
La consulta de enfermería de la unidad de diálisis de la Fundación Hospital Calahorra permite que los pacientes reconozcan a las enfermeras como referentes de sus cuidados y estrechen sus vínculos con los profesionales
La oportunidad de la enfermería con los pacientes crónicos
Iniciativas como la consulta de enfermería de la unidad de diálisis de la Fundación Hospital Calahorra surgen de la necesidad de abordar la cronicidad desde el sistema sanitario. En el caso de la enfermedad renal, según los datos de ALCER (Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón), el 20% de los pacientes son mayores de 60 años. Entre el 35 y el 40% tiene hipertensión y diabetes. “Son pacientes crónicos pluripatológicos, que necesitan muchos cuidados, no solo el renal. La mayoría es dependiente. Necesitan dispositivos para andar, empiezan a tener úlceras, no solo diabéticas sino también por presión”, describe la enfermera Rosa M. Royo. “Cuando vienen tres días a la semana al hospital, durante toda la mañana o la tarde, las enfermeras nos podemos convertir en uno de sus pilares, a través de la educación y promoción de la salud. Somos las profesionales mejor formadas para ello. De forma paralela, puedes controlar su diabetes o curar las úlceras. Con ello, evitamos que el resto de días tengan que ir a otros centros sanitarios para estas otras patologías. Este es el espacio en el que nos podemos ubicar”. Proyectos como el del Hospital de Calahorra colocan a la enfermería como referente de los pacientes, quienes aceptan con agrado su implicación en el proceso de salud y enfermedad