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El ajedrez terapéutico en el trastorno mental infantil

El enfermero Francisco Perea emplea el ajedrez como una herramienta de apoyo al tratamiento de niños con enfermedad mental.

30 mayo 2018 / Número 16 4 minutos de lectura

“Cuando estudiamos Enfermería nos impregnamos de los valores de la profesión, como la empatía o la asertividad. Al tiempo, soy monitor base de la Federación Española de Ajedrez, especialista en TDAH y Autismo. Así que vi la oportunidad de plantear una intervención enfermera terapéutica en el ámbito escolar a través de este juego”. Así describe Francisco Perea Espinosa, enfermero de urgencias en el Hospital La Mancha-Centro, en Alcázar de San Juan,  el origen de la idea de emplear este deporte como herramienta para apoyar el tratamiento psicoterapéutico y farmacológico de niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), síndrome de Asperger o Trastorno del Espectro Autista. “Con el ajedrez terapéutico podemos promover la estimulación, la rehabilitación o simplemente el entrenamiento cognitivo. Al mismo tiempo, les enseñamos a relacionarse con otros compañeros, corrigiendo el aislamiento en el que se encuentran, en muchas ocasiones como consecuencia de la enfermedad”.

Durante el curso 2015-16 Francisco Perea tuvo la oportunidad de materializar esta idea en los colegios Miguel de Cervantes de Villafranca de los Caballeros y Fernando Martín de Mora, ambos en la provincia de Toledo. Las sesiones se desarrollaban dos horas a la semana, en dos días diferentes que iban cambiando según las necesidades de los alumnos. En ellas, planteaba múltiples actividades. “Por ejemplo, con los niños con trastornos del espectro autista avanzado planteaba un taller de manualidades para que interiorizaran el ajedrez modelando con ellos en plastilina las figuras. También pintábamos en el suelo el tablero, empleando las manos, fomentando así la estimulación sensorial. Mientras lo hacen, pues aprenden que son 64 casillas, blancas y negras, numeradas en filas del 1 al 8 y en columnas de la A a la H. Posteriormente, confeccionaron disfraces de las diferentes piezas, caballo, alfil, torre, dama… para recrear ellos mismos los movimientos de cada figura… E incluso hicimos un teatro en el que ellos mismos tomaban parte en el juego. Por ejemplo, el rey negro era una persona malvada, que había dado de lado a sus amigos, no seguía sus consejos y vivía aislado. Sin embargo, termina recuperando la amistad de todos porque el rey blanco lo ataca y tiene que defenderse”.

“Cuando estudiamos Enfermernía nos impregnamos de valores como la empatía o la asertividad que podemos trabajar con niños a través del ajedrez”, asegura Francisco Perea

Todo el trabajo se realizaba en colaboración con los maestros, los psicólogos escolares y, en conjunto, todo el equipo profesional de cada centro escolar. “Su apoyo ha sido fundamental”, subraya Francisco Perea. “Además, hemos empleado el ajedrez para apoyar la enseñanza de otras materias, por ejemplo la lengua. ¿Cómo? Los niños de seis años están empezando a escribir las letras en libretas de cuadros, para aprender bien los grafismos. Pues empleamos el tablero para que dibujen dentro de sus casillas. También les hemos enseñado a interpretar las horas en un reloj de aguja, sustituyendo los números por los valores de las figuras. El peón vale un punto, pues a la una poníamos un peón; el caballo, tres, pues a las tres hacíamos lo mismo”.

Junto al trabajo con niños con necesidades especiales, Francisco Perea también impartió talleres al resto de escolares. “A ellos les transmitíamos los valores de este juego: deportividad, respeto, civismo… E incluso aprovechaba para hacer educación para la salud, explicándoles que debían comer fruta en lugar de dulces en el recreo, explicándoles que el fósforo de un plátano es mejor para su cerebro que el cacao de un pastel”.

Por último, a través del ajedrez también planteaban recreos dirigidos. “En colaboración con los profesores, jugábamos al ajedrez con los niños con necesidades especiales. Siempre terminaban acercándose otros escolares, con lo cual evitábamos su aislamiento. Y, al mismo tiempo, invitábamos a los niños sin patología a enseñar movimientos a sus compañeros. Le estás dando una responsabilidad a un niño con diez años que puede asumir y que le va a venir bien para su crecimiento personal, tal y como nos enseñan en las universidades de Enfermería: ‘cuídate a ti mismo y cuando sepas cuidarte a ti mismo podrás cuidar a los demás’”.

Intervención enfermera en la escuela

Francisco Perea destaca que las terapias vinculadas con el ajedrez son “una intervención enfermera independiente, que no tiene que ver con una actuación dependiente de la actividad médica”. Al respecto, demanda la presencia de la enfermería en las escuelas y advierte sobre el intrusismo relacionado con el uso del ajedrez para tratar a niños con trastornos de conducta por profesionales no cualificados.

1. Intrusismo. “Están apareciendo profesionales no sanitarios que aseguran que el ajedrez puede curar TDAH, por ejemplo. Esto no es así. Podemos tratar el aislamiento social, por ejemplo, pero no podemos cambiar los neurotransmisores o la neurobioquímica”.

2. Asignatura enfermera-paciente. “Los valores enfermeros que recibí en mi formación, me han permitido hacer esto con el ajedrez. Por eso es importante que en las facultades haya una asignatura orientada a profundizar en la relación entre la enfermera y sus pacientes”.

3. La enfermería escolar. Todo lo anterior, se resume en la necesidad de potenciar la enfermería escolar. “Es necesario que la sociedad tome conciencia de la importancia del trabajo enfermero en los colegios, de la educación para la salud. Es lo que podemos hacer con iniciativas como los talleres de ajedrez”, concluye Francisco Perea.

Etiquetas: salud mental,enfermeria escolar,autismo,trastorno de deficit de atencion,hiperactividad