Su primer contacto con las úlceras fue en la Unidad de Medicina Interna del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, después de una experiencia profesional previa en Talavera de la Reina, Serrejón o Navalmoral de la Mata. Tras cuatro años en la unidad de hematología, María Caballero, entonces directora de enfermería, le propuso asumir la supervisión de Medicina Interna. Así comenzó su afán por conocer todo lo que había sobre las heridas, con el fin de mejorar la atención y el cuidado a los pacientes. “No había visto úlceras jamás. En Cruz Roja no había. Para prevenirlas, se usaban zaleas, que eran pieles de cordero curtidas, así como los cambios posturales”. Como consecuencia lógica, Teresa inició su formación y práctica en investigación en el tratamiento de úlceras y heridas crónicas. En 1982 llega a España el primer apósito de cura en ambiente húmedo. En 1991 se introducen los primeros preparados con ácidos grasos (Corpitol), con los que Teresa realizó su primer estudio para demostrar su utilidad en la prevención e incorporarlo a los protocolos de Puerta de Hierro. Posteriormente, amplió el trabajo a 1.800 pacientes, demostrando también su utilidad para el tratamiento.
Puerta abierta a la investigación
“Voy a seguir colaborando con el Instituto de Investigación Biomédica de Puerta de Hierro y con la Fundación Sergio Juan Jordán. Voy a seguir formando a enfermeras, acudiendo a congresos y asesorando a quien me lo pida”.
En 1994 Teresa se incorpora a la directiva del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento de Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP). “Al principio éramos cuatro o cinco locos. Me fui metiendo más en el mundo de las úlceras, pero ya desarrollando estudios. Me gustaba y empecé a involucrar a otros profesionales del hospital”. Sus manos se mueven con la destreza adquirida durante más de un cuarto de siglo, que la han convertido en la referencia en España en el cuidado de úlceras y heridas. Un camino, no exento de dificultades, que en mayo de 2014, con su jubilación, no termina sino que cambia de rumbo.
Teresa, que fue la primera directora de la Escuela de Enfermeras de Cuenca con 27 años, mantiene el entusiasmo y el afán por trasmitir todo su conocimiento. Tiene la generosidad de seguir compartiéndolo con los profesionales. “¿Un consejo? Que se formen, que no se crean nada, que lo cuestionen todo”.
Estudio continuo para mejorar los cuidados
Teresa Segovia es una referencia nacional en la prueba de los nuevos tratamientos.
Su trabajo en Puerta de Hierro la consolidó como una referencia. “Comenzamos a tener un nombre. Los productos que llegaban a España nos los traían para hacer el informe sobre su eficacia”. Su opinión sirve para validar los nuevos tratamientos. Realiza estudios independientes, sin ninguna contraprestación económica. La única finalidad: mejorar los resultados del cuidado.
Unidad multidisciplinar única en España
Recibe interconsultas de la Comunidad de Madrid y también de otras regiones españolas.
Un microbiólogo, un infectólogo, un cirujano plástico, un cirujano general, un dermatólogo y el personal de enfermería forman la única unidad multidisciplinar para el cuidado de úlceras y heridas crónicas en España. Teresa es su coordinadora. “Trabajamos como soporte para todo el hospital, atención primaria, socio-sanitaria y, una parte fundamental, que es la educación para los familiares. Recibimos interconsultas tanto de médicos como de enfermeras”. Esta unidad no sólo atiende a pacientes y profesionales de su área sanitaria, sino que también recibe interconsultas procedentes de otras comunidades autónomas españolas.
Respuesta a una demanda
En 2006, el Hospital Puerta de Hierro crea la Unidad para el Tratamiento de Úlceras y Heridas Crónicas, dirigida desde el primer momento por Teresa Segovia. Nacía como consecuencia de la demanda creciente por parte de los profesionales del centro. “Había una necesidad y la dirección de enfermería apostó por su creación. Empecé yo sola debajo de una escalera en el antiguo Puerta de Hierro. Creció de manera espectacular en pocos meses y tuvimos que incorporar nuevo personal”.
Hoy está formada por tres consultas y zonas comunes de tratamiento, en las que trabajan tres enfermeras y una auxiliar de enfermería. ¿Su futuro? “Depende del interés de la dirección de enfermería en respaldarla y potenciarla” asegura Teresa.