El Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología, en Las Palmas de Gran Canaria, fue el primer centro de sus características en introducir un área de bío-salud. Su desarrollo fue uno de los principales proyectos emprendidos por el enfermero José Gilberto Moreno, tras su llegada a la dirección de esta institución hace tres años. “La función de un museo es la divulgación, acercando la ciencia, la investigación o la tecnología a la población. Precisamente uno de los ámbitos de la enfermería es la promoción de la salud, pues tenemos un contacto directo con la población. Somos los grandes divulgadores de la salud. Entonces, ¿por qué no abrir un área de bío-salud? Fue un acierto que el Patronato del Museo Elder pensara en un profesional sanitario para su dirección y apostara por promover la salud y prevenir la enfermedad. Para esta función, la enfermera tiene un perfil ideal, independientemente de que haya sido yo el elegido, pues esto último es anecdótico”, valora José Gilberto.
“Los enfermeros podemos impregnar de salud todos aquellos ámbitos en los que estamos, como la dirección de un museo de ciencia” asegura José Gilberto Moreno
El área de bío-salud del museo está integrada por tres campos de divulgación: alimentación, tecnología sanitaria y la rueda de los factores de riesgo. “La alimentación la trabajamos con un formato de show cooking, con muestras de cocina en vivo en las que el público descubre la ciencia de la alimentación desde un punto de vista divertido. Hemos hecho noches temáticas de gastronomía saludable, con cocineros de renombre, en las que promovemos la alimentación saludable o la seguridad alimentaria, aprendiendo a cocinar y a alimentarnos de manera variada, natural y equilibrada”. Este tipo de actividades complementan a la sala de hábitos de vida saludable.
En el caso de la tecnología sanitaria, el museo muestra “cómo hemos avanzado, por ejemplo desde una RCP básica hasta el desfibrilador semiautomático”, explica José Gilberto. “Enseñamos a todos los visitantes el funcionamiento de aparatos como el pulsómetro, el tensiómetro o el otoscopio. Incluso hacen una laparoscopia. Con ello tratamos de que pierdan el miedo a la tecnología sanitaria”.
El tercer ámbito expositivo relacionado con la bío-salud es el denominado ‘Mundo de los cinco sentidos’. “Mostramos los doce factores de riesgo que tenemos en nuestra vida y cómo prevenirlos. Hay tres que no podemos cambiar, la edad, la genética y el sexo, pero en el resto sí podemos incidir con hábitos para evitar el estrés, la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión… Todo ello desde el punto de vista del cuidado. A esto nos dedicamos los enfermeros y lo convertimos en autocuidado con estas iniciativas”. Estas actividades cuentan con el apoyo de estudiantes de enfermería en prácticas, procedentes de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. De hecho, José Gilberto confiesa que el museo le ha permitido redescubrir su vocación: “Cuando llevas muchos años en la asistencia a veces pierdes el foco debido a la inmediatez para solucionar las patologías con las que te encuentras y las demandas de los pacientes. En el museo han vuelto a despertar en mí conceptos como la promoción de la salud, la prevención y el cuidado. Todos estos conocimientos los puedo trasladar a la población a través del museo, un lugar noble que respira ciencia y un espacio de divulgación muy potente, pues puedes llegar a los 200.000 visitantes anuales que tenemos. Esto lo ha entendido muy bien el Servicio Canario de Salud, con el que estamos colaborando en la promoción de la salud”.
De la Atención Primaria a la gestión y la divulgación
José Gilberto Moreno se define a sí mismo como “un enfermero de asistencia y Atención Primaria. He tenido la suerte de haber desarrollado mi trayectoria profesional como enfermero de mi pueblo. Comencé en la Villa de Moya, un pueblito del norte de Gran Canaria que entonces tenía Casa de Socorro. Posteriormente, me incorporé al centro de salud de Arucas”. En esta primera etapa, José Gilberto participó en iniciativas como las Aulas de Salud. “Fue el creador de su departamento. Era un servicio dirigido a los profesionales sanitarios para que mejoraran la comunicación con los pacientes, fundamentalmente de patologías crónicas, con un lenguaje sencillo y recursos didácticos, convirtiendo la consulta en un ámbito permanente en educación para la salud”. Y de la consulta, José Gilberto pasó a los despachos, como responsable del Instituto de Hemodonación y Hemoterapia en Canarias, la Dirección General de Atención al Menor y el Parlamento de Canarias. “Todas estas experiencias me han enriquecido como profesional, si bien siempre he mantenido el contacto con mis compañeros de centro de salud, para estar al día”.