La unidad multidisciplinar de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla se reúne todos los miércoles a las nueve de la mañana para poner en común los casos y valorar posibles dificultades.
A las diez llega el primer paciente, de los cuatro que acudirán a lo largo de la mañana, que será visto por todos los servicios: neurología, rehabilitación, neumología, nutrición, trabajo social y salud mental. Esa es la característica principal que define esta unidad multidisciplinar; el trabajo colaborativo e integrado de la enfermera especialista en salud mental con otras especialidades y disciplinas. “La interconsulta y el programa de salud mental de enlace consta de una parte de interconsulta e intervención, que es inmediata y directa con el paciente y su familia, y luego tiene otra intervención que es el enlace, que ya son programas más específicos que se establecen con determinados servicios médico-quirúrgicos o si existe una prevalencia de problemas psicológicos o psicopatológicos”, comenta Inmaculada Dorado Siles, enfermera referente del Programa de Interconsulta y Enlace en Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío.
Entre los ámbitos de actuación de la unidad se encuentran el trabajo individual con los pacientes con ELA y los talleres con sus familiares “para empoderarlos, convertirlos en protagonistas y apoyarlos, ya que el cuadro clínico que compone su patología conlleva un gran impacto emocional”.
Inmaculada cuenta con el apoyo de Pilar Zamorano, enfermera gestora de casos, fundamental para conocer los recursos comunitarios disponibles, una fisioterapeuta, importante para corregir la postura y disminuir las rigideces, ayudando a cuidar el cuerpo, y de las enfermeras EIR, residentes especialistas en salud mental, sin las que “este trabajo tan bonito sería imposible”.
Además, también realizan talleres con los cuidadores, organizan grupos para “aumentar los niveles de conocimiento necesarios para asumir el cuidado de su ser querido, pero, fundamentalmente, ofrecen un espacio de apoyo y de expresión de sus sentimientos en el que se sientan en condiciones de confianza y seguridad, con la garantía de que el taller les va a ayudar”, comenta Inmaculada. A lo que añade que, “muchos cuidadores se sentían incluso mal por buscar ese espacio de ocio y tiempo libre, tan necesario para cargarse de energía y fuerza para seguir, por eso, necesitaban el apoyo del grupo y de los profesionales para darles permiso para cuidarse”.
Normalmente, a estos talleres acude la persona que asume el cuidado del paciente con ELA, pero en la unidad están abiertos a cualquier familiar. “Hacemos sesiones para trabajar el manejo de las emociones, el desarrollo de afrontamiento y la comunicación con la persona enferma, que suele ser donde se encuentran mayores dificultades. La relación que se establece es muy estrecha y cuando los talleres finalizan seguimos manteniendo el contacto con las familias. Les enviamos una carta y estamos en contacto con ellos para ver cómo van trabajando los factores de riesgo”, cuenta Inmaculada.
En resumen, el Programa de Interconsulta y Enlace en Salud Mental aumenta el nivel de conocimientos para fomentar la máxima autorresponsabilidad en materia de salud, favorece un espacio de apoyo y expresión, disminuye la sobrecarga del rol del cuidador, ayuda en la búsqueda de estrategias de afrontamiento y ofrece una atención integral para mejorar la calidad asistencial. El trabajo de la unidad multidisciplinar de ELA fue premiado por el Congreso de la Comunidad ELA en el año 2018. “Es un trabajo muy bonito”, comenta ilusionada Inmaculada.
Además del trabajo que realiza en la unidad multidisciplinar de ELA, Inmaculada se encarga también de otros talleres, como el de hábitos de vida saludable para las personas candidatas a cirugía bariátrica, otro para pacientes con fatiga crónica, ansiedad o depresión, técnicas de afrontamiento o el taller de apoyo a las enfermeras de la unidad de oncología, “asesorando a las compañeras para trabajar con los pacientes. Trabajamos la relación terapéutica, la transferencia y contratransferencia, las dificultes de relación con algunos pacientes y el manejo de emociones”.
El objetivo es trabajar con los pacientes con ELA de forma individual y con sus familiares a través de talleres “para empoderarlos, convertirlos en protagonistas y apoyarlos, ya que su patología conlleva un gran impacto emocional”, asegura Inmaculada Dorado.
Otros ámbitos de actuación
En referencia al taller de hábitos de vida saludable, Inmaculada nos cuenta que “en muchos casos, la cirugía a personas con obesidad mórbida no resolvía el problema, por lo tanto, decidimos trabajar en el cambio de los hábitos de alimentación y actividad física de los pacientes, haciendo que tomen conciencia de que son ellos los responsables del cambio”.
El trabajo de Inmaculada no sólo es una labor fundamental para pacientes y cuidadores, sino que también ha contribuido a la mejora de la situación de las enfermeras especialistas en salud mental, visibilizándola y abriendo nuevos campos en los que trabajar e investigar.
Aunque la especialidad de Enfermería de Salud Mental existe desde hace más de 30 años, su reconocimiento profesional ha sido discontinuo y, actualmente, desigual en España. En Andalucía, por ejemplo, el reconocimiento sigue siendo parcial. De hecho, siguen coexistiendo enfermeras especialistas en salud mental con enfermeras sin especialidad. “Esto último, supone un agravio importante para con los pacientes, quienes en función del azar acaban o no siendo atendidos por especialistas”.
Gracias al esfuerzo de profesionales como Inmaculada, se está consiguiendo que, progresivamente, la especialidad de Salud Mental llegue a tener un nombre propio, todo ello en beneficio de las personas con enfermedad mental, ya que ha sabido poner un antes y un después, erigiéndose como una figura visible dentro del colectivo.
Pasión por la salud mental
Inmaculada comenzó a trabajar en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla en 1990, desarrollando su actividad en la UCI y, sobre todo, en urgencias. Posteriormente, en 2003, se trasladó a la Unidad de Salud Mental Infantil, cuando terminó la especialidad. Finalmente, en 2010 se incorporó al programa de Interconsulta y Enlace en Salud Mental, para que el presentó el proyecto sobre la incorporación de la figura especialista. Fue desde ese momento, hace ya 10 años, desde el que Inmaculada pone a disposición de los pacientes y familiares su pasión por la salud mental.
La labor de los residentes
La unidad multidisciplinar de ELA cuenta con el apoyo de dos enfermeras residentes de salud mental, que trabajan la comunicación y el diseño de pictogramas enfocados a las emociones. “Si no fuera por el apoyo de los residentes yo no podría hacer ni la mitad de lo que hago”, comenta Inmaculada. Además, han desarrollado unos test que ayudarán a hacer una exploración psicopatológica que facilita la comprensión de lo que el paciente quiere expresar.
Los residentes de Salud Mental cuentan con un programa riguroso y amplio de seminarios formativos, con periodicidad quincenal, en los que participan junto a profesionales, tanto de la propia unidad como de fuera.
Inmaculada es la encargada de organizar las rotaciones de los residentes de la especialidad, ejerciendo de enlace y facilitadora de los colaboradores docentes. En este sentido, nos explica que uno de los papeles que realiza habitualmente es el de potenciar la figura de los colaboradores y motivarlos en su cometido.
Apoyo frente al coronavirus
El Programa de Interconsulta y Enlace en Salud Mental del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla también está realizando un trabajo específico vinculado con la crisis del coronavirus. En concreto, su enfermera responsable, Inmaculada Dorado Siles, está apoyando desde el punto de vista psicológico a todos los profesionales sanitarios que están afrontando el tratamiento de los pacientes con COVID-19. Para ello, emplean una aplicación móvil desarrollada con esta finalidad y con la que Inmaculada desarrolla una labor similar a la que habitualmente presta a las enfermeras de la Unidad de Oncología, ayudando en la relación terapéutica con los pacientes.
Hay que destacar también la implicación de los residentes EIR a la hora de animar a los pacientes de salud mental y sus familiares parea hacer frente al coronavirus. Su experiencia, la han contado en el programa Sanará Mañana, de Frecuencia Enfermera, agradeciendo el esfuerzo que están realizando en estas circunstancias.