Opinión

Ser visibles

Los que me conocen me han oído decir aquello de que «40 años en la vida de una persona es media vida, pero, en una profesión, es apenas un instante». Y es que he tenido el privilegio de vivir de cerca el desarrollo de las enfermeras en España estos últimos cuarenta años, de acompañar e […]

22 mayo 2024 / Número 35 2 minutos de lectura

Los que me conocen me han oído decir aquello de que «40 años en la vida de una persona es media vida, pero, en una profesión, es apenas un instante». Y es que he tenido el privilegio de vivir de cerca el desarrollo de las enfermeras en España estos últimos cuarenta años, de acompañar e impulsar desde los diferentes ámbitos ese crecimiento y avance de la profesión. Tengo que confesar que mientras estás inmerso en la vorágine de la negociación y la creación de nuevas oportunidades pierdes la perspectiva de los enormes avances que se van sucediendo y de las conquistas históricas alcanzadas. Incluso, puedes perder de vista la trasformación que cada profesional experimenta en sus capacidades y conocimientos, para luego desplegar en su día a día esos nuevos aprendizajes, esas nuevas formas de ser enfermera que, sin duda, impactan tan positivamente en la sociedad.

En mi opinión, una de estas grandes trasformaciones que se ha gestado en primera persona desde cada profesional, y que marca la diferencia entre la enfermera del siglo xx y la del siglo XXI en nuestro país, es el desarrollo de las competencias investigadoras. Las enfermeras han pasado de participar en investigaciones a liderar proyectos de investigación. De ser parte de los equipos de investigación y recoger datos a ser investigadoras principales y diseñar, dirigir, implementar y evaluar proyectos de investigación. De ser autoras secundarias de artículos científicos y comunicaciones en congresos a dirigir revistas científicas, generar conocimiento dentro de su propia disciplina y participar masivamente como primeras autoras y ponentes principales en congresos.

El plan Bolonia y el espacio europeo de educación superior fue, sin duda, un incentivo muy importante para que todo esto ocurriera, pero las enfermeras no habríamos podido aprovechar esta oportunidad de impulsar la actividad investigadora y generar conocimiento dentro de nuestra disciplina científica si no hubiera existido una red de profesionales en los espacios laborales y académicos apostando por esta enfermería investigadora.

Y ahora, nos encontramos en otro momento histórico que tenemos que aprovechar; la visibilidad que con la pandemia ha alcanzado la enfermería en los medios de comunicación hay que proyectarla más allá del momento de crisis y la atención directa y el espacio asistencial. Debemos hacernos presentes y visibles en los espacios de reconstrucción, de planificación de esa transformación de los sistemas de salud. En esas mesas de debate, debemos ocupar nuestras posiciones y aportar todo nuestro conocimiento y experiencia que es única. Así, no solo se tendrá en cuenta nuestro trabajo al lado de las personas, sino que también se pondrá en valor nuestro liderazgo y se mostrará nuestro activismo y capacidad de acción y transformación social. Seamos capaces de mostrar y desplegar esta visibilidad.

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