Opinión

Junto a las personas Nº 2

Artículo de opinión de Yolanda Núñez Gelado, directora de la revista Enfermería en Desarrollo.

28 abril 2014 / Número 2 2 minutos de lectura

Las prioridades en el mundo empresarial están cambiando.

Las escuelas de negocios se están reinventando. Hoy prometen enseñarte cómo ser innovador, creativo y emprendedor, a tener empatía, a ser un líder. De los alumnos que hicieron una MBA entre 2010 y 2013, el 91 % asegura que de las cinco habilidades que más usan a diario en el trabajo, tres son de tipo social (El País Negocios 13/04/2013). Las cuatro habilidades sociales más valoradas son:

La capacidad de comunicación en la que se incluye convencer, escuchar, exponer las ideas de forma clara o formular las preguntas adecuadas.

La flexibilidad, imprescindible para ponerse en el lugar del otro y responder de forma correcta a sus necesidades emocionales.

La capacidad de trabajar en equipo para solventar eficazmente cualquier problema que se pueda plantear.

El optimismo que incluye creer en uno mismo, saber asumir riesgos y responsabilidades y compromiso.

Cualquier enfermera puede darse cuenta de inmediato que todas éstas son habilidades necesarias para un desempeño excelente en nuestra profesión. Y, sin embargo, ¿cuántas de estas habilidades tenemos incorporadas en nuestra práctica diaria? ¿Qué importancia tienen en las Facultades de Enfermería?

En los últimos años, recuerdo a menudo a una enfermera que en su consulta creó un ambiente realmente distinto al esperado, apartando la mesa a un lado y dando protagonismo a cuatro sillas dispuestas en círculo alrededor de una mesa baja donde descansaban su cuaderno, un bolígrafo y un bol con caramelos. El resto del material propio de una consulta convencional se encontraba tras un gran biombo que impedía su vista.

El mayor reto de las enfermeras está en conseguir un impacto positivo en nuestros pacientes. 

Ante la inevitable pregunta sobre el motivo de tan peculiar disposición del mobiliario ella siempre respondía que la parte más importante de su trabajo se encontraba al otro lado de la mesa, y por eso había decidido que el lugar de trabajo debía reflejarlo: “Éste es el lado donde quiero estar, donde me siento más cómoda y donde mejor puedo acompañar y apoyar a la persona, sea cual sea el proceso que esté atravesando. Los cuidados y técnicas
más convencionales los hago detrás del biombo, pero la parte más importante de mi trabajo la realizo aquí, junto a la persona”.

Estamos estableciendo nuevos roles profesionales, nuevas formas de trabajar, manteniendo el protagonismo en quien siempre lo tuvo y sin perder de vista nuestra meta, conseguir ser rápidamente sustituidas en nuestra tarea, por el protagonista de la acción cuidadora, la persona. Así, el mayor reto de las enfermeras está en conseguir un impacto positivo en nuestros pacientes y en la sociedad a medio y largo plazo. Es nuestro momento.

Etiquetas: pacientes