Vicente Tormo Maicas ha unido su pasión por la investigación con sus conocimientos como experto en el campo de las heridas y las cicatrices. De ambos campos ha nacido la crema Hialucic, que puede emplearse tanto para usos terapéuticos como cosméticos. Es doctor por la Universidad Católica de Valencia, director y profesor en el Máster de actualización en el conocimiento del proceso cicatricial y cura fisiológica, heridas crónicas y pie diabético de la Universidad de Valencia, director de la Unidad de Cicatrización de la Clínica Eresa de Valencia y miembro de la Sociedad Española de Heridas (SEHER).
Como experto en el campo de las heridas y cicatrices, ha participado en multitud de congresos nacionales e internacionales, tanto del sector de la medicina como del área de la estética. “Mis maestros son Gregorio Hernández Samaniego, Francisco Gómez Sancho y el farmacéutico Cayetano Gutiérrez, que fabrica la crema que inventé y al que le debo mucho por razones obvias”, señala.
“Yo me considero investigador, no investigador de Enfermería, soy investigador y soy enfermero, igual que soy doctor y enfermero, no doctor en Enfermería”, puntualiza. Además de la investigación del acido hialurónico, Vicente Tormo realizó la tesis doctoral sobre vendajes compresivos, en concreto sobre la diferencia de compresión entre la técnica circular y la técnica en espiga. “En la tesis desarrollé lo que a mí, en el mundo de los vendajes, me parecía importante: una de las cosas es que la técnica circular es menos compresiva que la espiga, otra es que la compresión no favorece la vascularización venosa de retorno, y otra es que un vendaje no tiene por qué dificultar la circulación arterial”.
El ácido hialurónico
“Soy muy enfermero y muy orgulloso de serlo, de la profesión en el ámbito asistencial y la universidad”, así resume Vicente Tormo su labor como profesional y como profesor de Traumatología, su pasión por la investigación del ácido hialurónico y su conocimiento como experto en heridas y cicatrices. Sus investigaciones han estado encaminadas a la creación de una crema de ácido hialurónico que pueda emplearse para usos terapéuticos y cosméticos.
El ácido hialurónico se encuentra de manera natural en nuestro organismo, sobre todo en las articulaciones, los cartílagos y la piel. Su principal característica es su capacidad para mejorar la piel, dado que la hidrata al retener el agua. Se emplea para el tratamiento de heridas y quemaduras –ya que ayuda a reparar los tejidos- y para mejorar las afecciones de rodillas, tendones y ligamentos, ya que estimula la producción de colágeno.
En los años 80 se empezó a estudiar su uso en cosmética, ayudando contra la deshidratación de la piel, la pérdida de firmeza y las arrugas. Su papel en estética se debe a que tiene un doble poder: hidrata la piel y lucha contra los signos de la edad por su acción regeneradora y relleno de los pliegues subcutáneos. Además tiene otros usos como proteger la piel de las inclemencias climatológicas, curar las grietas de pies y codos, prevenir las estrías durante el embarazo y aliviar el picor y el dolor tras una exposición al sol, evitando la descamación. En el caso de las quemaduras puede ser aplicado casi inmediatamente, después del lavado de la misma. Su uso continuado evita la aparición de ampollas y regenera la piel en un tiempo corto.
Vicente Tormo:
” Los estudiantes deben tener inquietud investigadora, buscar el porqué. La Enfermería debe seguir estudiando siempre, entrar en el mundo de la investigación y la docencia
Efectivo para cualquier tipo de herida
Ya en sus comienzos laborales, Vicente Tormo se dio cuenta de que había pocos productos en el mercado para tratar las heridas y las cicatrices, y comprobó que, quizá por ello, la mayoría de ellas no evolucionaban bien. Indagó entre compañeros y profesores, y se dio cuenta de que el ácido hialurónico era lo mejor para lesiones de la piel. Durante los años 1982 y 1983 realizó varios ensayos clínicos con grupos de pacientes y, después de varios meses de pruebas, pudo determinar qué tipo de concentración de ácido hialurónico era el más adecuado para regenerar la piel en heridas y quemaduras no infectadas. Con su propio dinero financió la fabricación de su fórmula magistral, fabricación que casi desde el principio realiza el farmacéutico Cayetano Gutiérrez en la localidad de San Vicente del Raspeig (Alicante).
“Fui el primero a nivel mundial que comenzó a utilizar el hialurónico para mejorar la cicatrización en un corto periodo de tiempo”. Según explica, para que esta sustancia sea efectiva en cualquier tipo de herida, debe presentarse sola, sin agua; al ser hialurónico puro, no necesita conservantes ni estabilizantes.
Con el paso del tiempo, este enfermero comprobó cómo un producto que nació para curar heridas también servía para hidratar sus manos, castigadas por el uso de los jabones. En vista de ese resultado, Vicente Tormo desarrolló una línea de productos cosméticos con el ácido hialurónico como base para todo tipo de pieles.