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La investigación enfermera como vía de crecimiento

El profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén, Rafael del Pino Casado, expone su experiencia como investigador.

29 enero 2019 / Número 19 3 minutos de lectura

Rafael del Pino Casado es profesor contratado doctor en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén (UJA). Recientemente, la revista Journal of Affective Disorders ha publicado la última investigación en la que ha participado como autor principal, una revisión sobre el sentido de coherencia y las consecuencias en la salud emocional en las personas cuidadoras de familiares mayores dependientes. No es la primera publicación de Rafael en una revista de estas características, pues Journal of The American Geriatrics Society difundió otra sobre el empleo del taichí para reducir el riesgo de caídas en personas mayores, en el que colaboró junto a dos profesores de fisioterapia de la UJA. En este sentido, tiene clara su apuesta por la investigación. “Hemos estado muchos años reclamando la apertura de esta puerta y ahora tenemos que aprovecharla. Es verdad que los criterios para acreditarse como profesor titular de enfermería son exigentes, pues debes haber publicado al menos 20 artículos en revistas con acreditación JCR (Journal Citation Reports). Esto no es fácil, porque todavía no tenemos grupos potentes de producción científica, como ocurre en otras disciplinas, que además se llevan gran parte de la financiación existente. En este sentido, tenemos que ser pragmáticos, e ir cambiando la realidad con nuestro propio trabajo”.

El anterior es uno de los propósitos que persigue como docente del Máster de Investigación en Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén. “Afortunadamente, todas las enfermeras del departamento ya somos doctoras. Es algo por lo que estamos trabajando en la facultad, para promover la formación de buenas enfermeras y docentes, que es fundamental. Además, también deben tener un nivel bastante bueno en investigación. Por desgracia, esto último es lo que nos ha faltado hasta ahora. Hemos tenido grandes enfermeros en la universidad, que han sido muy buenos docentes pero que salvo honrosas excepciones, no han llevado a la investigación al mismo nivel de excelencia que la docencia. Es algo que estamos cambiando”. Un ejemplo es el propio Rafael, que estudió Antropología Social y Cultural para acceder al doctorado, en 2010, con su tesis sobre los factores culturales y la sobrecarga subjetiva en el cuidado familiar de mayores dependientes. En este sentido, hoy el máster en investigación es como un banco de pruebas “pues en realidad aprendo más que los alumnos. Para mantener el nivel y enseñar hay que estar al día”.

“Hemos tenido grandes enfermeros en la universidad, que han sido muy buenos docentes pero que salvo honrosas excepciones no han llevado a la investigación al mismo nivel de excelencia que la docencia. Es algo que estamos cambiando”

Otra parte del trabajo docente es el seguimiento de los alumnos más brillantes. “Siempre tienes a alguien a quien le explicas cómo realizar una revisión sistemática, lo orientas adecuadamente, y escribe algo interesante que aporte conocimiento significativo. Esto tiene muchos aspectos positivos. Primero, la repercusión en la práctica clínica y, segundo, el impulso que recibe el alumno para seguir adelante. Es una manera de implicarlos y de potenciar la investigación, tan necesaria en nuestra profesión. Es una forma de sembrar y motivar”. Es justo lo que ocurrió con la aplicación del taichí para reducir el riesgo de caídas en personas mayores, fruto de un trabajo de doctorado vinculado con la fisioterapia o con el premio Metas 2017 concedido a una de sus alumnas, Rosa Bonos, por una revisión sistemática con meta-análisis de intervenciones educativas en personas cuidadoras de familiares mayores dependientes.

Trabajo interdisciplinar

El origen de la investigación sobre el taichí se encuentra en el trabajo del entonces doctorando Esteban Obrero-Gaitán. El estudio final evidenció que reduce hasta en un 43 por ciento el riesgo de caída en las personas mayores. Sus resultados  incluso fueron publicados por el New York Times. “Fue un trabajo interesante”, recuerda Rafael del Pino. “Me lo propusieron los profesores  Rafael Lomas y Francisco Javier Molina, del departamento de Ciencias de la Salud. Yo me centré en la revisión sistemática y el análisis, es decir, en la parte del marco conceptual y metodológico, mientras que ellos fundamentaron el aspecto clínico. De hecho, hay que subrayar la importancia de la gran aplicabilidad clínica de la conclusión del estudio, gracias a los procesos de validación llevados a cabo. No solo tenemos en cuenta la calidad de los artículos incluidos en el metaanálisis, sino también el nivel de calidad de la conclusión a la que has llegado, que resultó ser alta. Esto es importante”.Al margen de la colaboración con otras disciplinas de las Ciencias de la Salud, Rafael del Pino también mantiene su propia línea de investigación, centrada en los cuidadores familiares.

Asistencia, gestión y docencia

Como él mismo dice, Rafael del Pino llegó tarde a la docencia. “Empecé tarde, con 40 años. Primero pasé por una etapa de cuatro años en la asistencia, en Atención Primaria. Posteriormente estuve trece años en la gestión como director de cuidados, una responsabilidad equivalente a la de director de Atención Primaria en otras comunidades autónomas. Y ya, finalmente, comencé en la universidad como ayudante”, recuerda. Hoy es profesor de Enfermería Familiar y Comunitaria, con una amplia trayectoria investigadora que puedes consultar en su perfil personal, aquí.

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