El prejuicio lleva a pensar que trabajar en una residencia es muy fácil. «Pero hacerlo bien es muy difícil», matiza con contundencia Jonathan Caro Mourín, enfermero especialista en Geriatría, integrante del equipo asistencial de la residencia municipal de Santurce (Vizcaya), profesor de enfermería geriátrica en la Facultad de Medicina y Enfermería en el campus de Bizkaia de la Universidad del País Vasco, y autor del blog ‘Geriatría en el espejo’. «Nuestra labor no se limita a dar cuatro pastillas o hacer cuatro curas. Vamos mucho más allá. Somos el eje de todo. No solo gestionamos los cuidados, sino también los equipos, coordinando a los distintos profesionales. Cuando necesitamos a un psicólogo, a un médico o a otro profesional es el enfermero el que lo organiza todo. Prácticamente todo nuestro trabajo lo realizamos de forma autónoma. Somos la referencia para todo. Al principio, cuando comienzas a trabajar te encuentras solo y puedes dudar de si serás capaz, pero posteriormente es una enfermería que engancha, por el contacto continuo con la persona, porque nosotros no damos altas. Con quienes aún son autónomos, puedes trabajar la prevención y la promoción, ayudarles a que siga adelante su proyecto de vida y a darles soporte emocional. Puedes establecer una relación terapéutica increíble, conociéndolos a ellos y permitiendo que te conozcan a ti», destaca Jonathan. «Mientras que con los pacientes dependientes llevamos a cabo los cuidados básicos y encaminamos nuestra atención hacia las familias, para que comprendan el proceso en el que están y el que va a venir, qué es lo que esperamos y cuáles son los objetivos reales que podemos alcanzar».
La comunicación con las familias es uno de los aspectos destacados de la enfermería geriátrica, que abarca múltiples aspectos: «Todo el ámbito asistencial, curas, urgencias, administración de medicación, gestión de consultas externas…». Partiendo de esta base, son innumerables las innovaciones en el cuidado que se pueden introducir, destaca Jonathan: «Algo muy importante es hacer la historia de vida de la persona. Tenemos que conocer de dónde viene, realizar su árbol genealógico, también en colaboración con las familias, saber en qué pueblos ha vivido, si sufrieron la Guerra Civil o no, si tuvieron que emigrar, dónde han trabajado, cuáles eran sus aficiones y cuáles tienen ahora… Todo esto te ayuda a entender dónde están ahora y cuáles son sus preferencias, especialmente con las personas con alguna demencia, como el Alzheimer. Si lo llamas por el nombre con el que era conocido en su pueblo y le hablas de él puedes conectar rápidamente con ellos».
Jonathan Caro:
«Soy muy crítico con todo lo que hacemos. La mejor manera de avanzar es mirarse a uno mismo, analizar lo que haces mal, ponerlo frente al espejo y mejorarlo»
Otra cuestión que se está introduciendo en estos momentos son las voluntades anticipadas. «Si los vemos receptivos, hablamos con ellos sobre el momento en el que enfermarán y cómo les gustaría que los cuidemos, quiénes quieren que los acompañen. Al final, los cuidados van orientados a sus preferencias y esto es muy importante».
Todas estas ideas, las refleja Jonathan en su blog, ‘Geriatría en el espejo’. «Soy muy crítico con todo lo que hacemos. La mejor manera de avanzar es mirarse a uno mismo, analizar lo que haces mal, ponerlo frente al espejo y mejorarlo».
Las enfermeras sí curan en las residencias
Existen innumerables falsas creencias sobre la enfermería geriátrica, comenzando por la afirmación de que las enfermeras no curan en las residencias. Para rebatir esto, Jonathan Caro pone un ejemplo claro: «Una persona que sufre una contusión tras una caída, a la que yo mismo suturo. Evito su traslado en ambulancia al hospital, su posible ingreso y el desplazamiento de su familia. He curado y he evitado los síndromes geriátricos que podría desarrollar en el hospital. Es más, cuánto dinero he ahorrado al sistema. Cuando se habla de un cambio en los modelos de residencia deberían acompañarse de una memoria económica. Nosotros no solo atendemos a personas independientes. Los grandes dependientes, las demencias agresivas, las ansiedades, las toxicomanías, las adicciones… Todos estos perfiles pueden llegarnos y podemos abordarlos. Cuando hablan de medicalizar las residencias, ahora con la covid-19, no dotan de contenido a la propuesta. Yo tengo la mía: más enfermeras y una reorganización de los cuidados que tenga en cuenta a las enfermeras geriátricas».