‘Game Changer’ es una de las obras de arte que permanecerán como símbolo de este tiempo pandémico. Lo será por muchas razones. En primer lugar, porque muestra a un niño sosteniendo el muñeco de una enfermera con mascarilla y capa. En segundo lugar, porque su autor es Bansky, seudónimo de un artista de arte urbano británico que ya es Historia del Arte. Y, en tercer lugar, porque el pintor la donó al Hospital General de Southampton, en Inglaterra. Fue su forma de agradecer la labor de los sanitarios ante la primera ola de coronavirus: «Gracias por todo lo que estáis haciendo. Espero que esto ilumine el lugar un poco, incluso aunque sea en blanco y negro», escribió en la dedicatoria. Hace unas semanas, el cuadro fue subastado y vendido por 19,4 millones de euros, que se van a destinar a mejorar la sanidad. Hasta la fecha, es la obra más cara de este pintor.
Esta obra de Bansky y su precio de venta es una clara metáfora del tiempo que estamos viviendo, en el que la acción de cuidar ha convertido a las enfermeras en heroínas involuntarias de un tiempo que nadie ha elegido vivir. Cuando esta pandemia termine, se contarán numerosas historias, todas ellas seguro que inspiradoras, de enfermeras que dieron lo mejor de sí mismas para cuidar a las personas con covid-19. Estoy seguro de que muchas de ellas protagonizarán películas y novelas premiadas en grandes festivales. Así ha ocurrido con títulos como ‘El paciente inglés’, la historia de una enfermera durante la Segunda Guerra Mundial, hecha literatura por Michael Ondaatje y cine por Anthony Minghella. Una de sus protagonistas es enfermera y está en el imaginario colectivo de todos nosotros porque, al final, representa la belleza. ¿Qué tratan de reflejar, si no, las obras de arte? La belleza de la vida. Y pienso que no hay mayor belleza, en la actualidad, que el arte del cuidado.
En dirección opuesta, los responsables políticos y sus decisiones parecen ir más en la línea de los protagonistas de «Ensayo sobre la ceguera». En esta novela, José Saramago refleja el profundo egoísmo de sus personajes en la lucha por la supervivencia al hacer frente a una pandemia que se extiende por todo el mundo: la ceguera blanca. En esta obra, Saramago realiza una parábola de la sociedad actual, trascendiendo así el significado de ceguera más allá de la propia enfermedad física. La intención del escritor se puede resumir en formato tweet: «Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven».
Frente a esta ceguera nos queda el cuidado. La raíz latina de la palabra «cuidar» es «cogitare». Significa «pensar». En esencia, cuando las enfermeras cuidamos estamos pensando en mejorar el bienestar de la persona con la que estamos trabajando. Es lo que refleja la obra de Bansky y es lo mismo que he sentido al ver las ilustraciones de Marina Peix en las páginas de la revista Enfermería en Desarrollo. Sus dibujos tienen una enorme capacidad para transmitir la esencia del cuidado y los sentimientos que hemos experimentado las enfermeras a lo largo del último año. Y es lo que todos deberíamos hacer. Frente a la ceguera, el cuidado. Por este motivo, la obra de Bansky se hizo viral, al representar los valores que nos deben identificar a todos como sociedad.