El proyecto Ipage, que así se llama esta iniciativa, se enmarca dentro de la Estrategia Valenciana para la Igualdad y la Inclusión del Pueblo Gitano. Lola Gil Estevan, enfermera adjunta de la Dirección de Atención Primaria, es una de sus impulsoras. «Queríamos trabajar con la población gitana del municipio de Elda porque, además de ser una de las más numerosas junto con la de Villena, aquí es donde está mi centro de salud y el departamento de salud pública de mis compañeros de proyecto. Es necesario trabajar con ellos porque a pesar de vivir tantos años juntos seguimos siendo desconocidos, tanto ellos para nosotros como viceversa.»
La clave de este proyecto reside en escuchar a las personas. Que ellos sean quienes digan qué necesitan y cómo quieren hacerlo, para que los consejos en salud calen y se afiancen. Para ello, el primer paso, nos dice Lola, es formar a formadores. «Informarlos a ellos, respetando sus necesidades su cultura, etc., para que luego sean los que formen o den los consejos de educación para la salud a su colectivo.»
Alejandro Cremades y Alfonso Jiménez, son los dos enfermeros de Salud Pública que junto con Dolores no dudaron en embarcarse en este proyecto. Nos cuentan que «parecía natural. Lola, por una parte, había hecho la tesis sobre prestación de cuidados culturalmente competentes en población vulnerable, principalmente mujeres. Y por otra, desde Salud Pública, Alfonso y yo ya estábamos trabajando en una red de salud puesta en marcha por la comunidad basada en activos en salud. El objetivo era darle empoderamiento a la población», señala Alejandro. Entonces, nos indica que, potenciando esos dos aspectos, e intentando darle un enfoque hacia la población más vulnerable empezaron «a pensar y ver que efectivamente en población gitana hay muy poco desarrollado y el potencial es grande para que ellos puedan hacer también y aportar».
Al respecto, sigue Dolores, «empezamos a consultar bibliografía y a observar lo que se estaba llevando a cabo en otros sitios. Vimos que sí que se estaba trabajando con mujeres y hombres gitanos, en la universidad… Y decidimos dar el paso adelante». A raíz de esto, lo siguiente fue elaborar una red de contactos. «Hablamos con una socióloga de la universidad, con varios líderes comunitarios, con una terapeuta ocupacional y una trabajadora social ambas de Faga, la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana».
Tras establecer estos contactos, debido a la situación generada por la pandemia del COVID-19, siguen avanzando en su proyecto en la medida que pueden. «Vamos a hacer talleres y cursos de competencia cultural para nuestro propio departamento. Se hablará más del pueblo gitano, y con ellos. Pues la siguiente fase será la de reclutar formadores, sobre todo mujeres, que quieran ser líderes de su comunidad».
Alfonso Jiménez incide, por su parte, en la importancia de hacer un mapeo de estos «posibles activos en salud. No sólo para este proyecto sino para tenerlos para cualquier proyecto, ya que es importante trabajar de forma local y aprovechando los recursos de tu comunidad.» Continúa hablando de las grandes dificultades que encuentran a veces para ganarse «la confianza del colectivo, que te vean como un aliado y poder llevar a cabo tu labor. Es primordial buscar los contactos correctos. Que vean que no estás usurpando un espacio y que estás ahí para colaborar».
Activos en salud.
El éxito de cualquier acción comunitaria es que la propia comunidad interviene desde el inicio. Expresan qué necesitan y cómo quieren hacerlo.
Expectativas y claves del proyecto IPAGE
Alfonso explica que comenzar el proyecto por Elda y Villena responde no sólo a la cantidad de población gitana a la que se dirigen, sino a que ambos colectivos ya cuentan además con una gran red de asociacionismo. Esto es importante, puntualiza Alejandro, «porque si tienen una red ya montada es más fácil el acceso. Hace que nos vean, no como un agente externo, sino como alguien que lo único que quiere es dinamizar un poco esa situación. Que vean que somos un apoyo para que puedan desarrollar estas actividades.» Hoy por hoy, apunta Lola Gil Estevan, que la sanidad de alguna manera pasa por darles mucho más protagonismo a las poblaciones, «a su participación en la organización de temas que no son de enfermedad, sino de salud. Cómo mantenerlo, cómo hacer actividad física y cómo llevar una alimentación saludable está en ellos.» Y eso buscan estos tres enfermeros con su proyecto, darles a los colectivos más vulnerables, empezando por el colectivo gitano, la información y la formación adecuadas y correctas, para que ellos mismos sean capaces de tomar decisiones sobre su propia salud.
Colaboración con FAGA y principales actores
Lola, Alejandro y Alfonso han encontrado en FAGA, la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana, un gran aliado para su labor. «Es uno de los intermediarios que nos ha hecho muchísima labor de contactos para poder dar con alguno de los posibles activos en salud. A pesar incluso de no tener corporación aún en estos municipios», explican Alejandro y Alfonso.
Además del mapeo de activos, en este proyecto ha sido fundamental llevar a cabo otro en recursos, y movilizar ambos para dar con las personas claves. Éstas serán quienes terminen movilizando a su colectivo. Saldrá de ellos el mantener identificadas las necesidades y los recursos que tienen. De esta manera, «no necesitarán un recurso exterior. Es necesario que nos demos cuenta de que la salud la tienen las poblaciones, no los centros sanitarios.»
El objetivo final del proyecto, como nos indican sus impulsores, es que las enfermeras de atención primaria sean un apoyo más y que los propios colectivos sean responsables de su autocuidado. «La potencia más fuerte está en cómo se desarrollan ellos. En las redes sociales que tienen y en el tipo de actividad que hagan o no. Hay que empoderarles para que puedan identificar qué actividades son beneficiosas para la salud y les permiten mantener esa salud, y cuáles pueden ser perjudiciales y suponer un factor de riesgo de cara a perder esa salud.»