Las instituciones sanitarias son organizaciones altamente complejas donde los pacientes requieren de una atención integral, lo que implica la necesidad de una coordinación de tareas y de procesos en un orden lógico para conseguir un resultado adecuado, un output aceptable.
Actualmente asistimos a un cambio de paradigma. Tal es así que, en nuestra organización, hemos comenzado a trabajar en la gestión por procesos, donde el paciente se convierte en el eje esencial en torno al cual se planifican las actuaciones.
En nuestra organización llevamos arrastrando el problema de la equidad entre plantas desde hace mucho tiempo. Los pacientes son distribuidos en las diferentes Unidades, tanto desde UCI como desde el Hospital de origen, con el criterio de “APROVECHAR CAMAS LIBRES”, criterio que no tiene en cuenta la complejidad del paciente.
De esa necesidad de equilibrar cargas de trabajo, surgió el subproceso “Mapa de Complejidad del paciente” en el que intervienen profesionales de distintas categorías todos ellos coordinados por una supervisora de enfermería, que ha intentado ejercer un liderazgo coherente orientado al paciente, el desarrollo e implicación de los profesionales desde el aprendizaje continuo, la innovación y la mejora para poder prestar una atención de calidad.