En sociedad

Formación enfermera a través de la cooperación en el Sáhara

Las facultades de enfermería de Ciudad Real y Albacete desarrollan un programa de prácticas de sus alumnos en los campos de refugiados saharahuis de Tinduf, en Argelia. La experiencia se enmarca en los proyectos de cooperación al desarrollo de la Universidad de Castilla-La Mancha.

04 noviembre 2018 / Número 19 6 minutos de lectura

“Cuando llegué allí, me dije: un mundo diferente. No tenía claro si me había equivocado. Si la experiencia era para mí o no. Era de noche. Hacía mella el cansancio, por las horas de viaje, el calor… Era de noche, no había luz. Todos te miraban. Estábamos en Tinduf. Aún no habíamos llegado a los campamentos de refugiados. Fueron momentos de incertidumbre. Todo cambió por la mañana, cuando fuimos a Smara y llegamos a la casa donde nos alojamos. La acogida fue extraordinaria, el carácter de la gente… Esto lo cambió todo. Me sentí protegida, arropada, querida. Me sentí muy bien por haberme embarcado en el proyecto”. Así narra la enfermera María Martín, recién graduada por la Facultad de Enfermería de Ciudad Real, su llegada a los campamentos de refugiados saharahuis de Argelia, con el programa de prácticas humanitarias organizadas por las facultades de Enfermería de Ciudad Real y Albacete, en el marco de los proyectos de cooperación de la Universidad de Castilla-La Mancha. “Hace diez años tuve la oportunidad de viajar hasta allí para conocer el trabajo de la Escuela de Enfermería de Smara, con la Diputación Provincial de Ciudad Real. Pensé que sería muy bueno para los alumnos el hecho de conocer esa realidad y planteamos el proyecto de prácticas a la Universidad”, explica Carmina Prado Laguna, decana de la facultad de Ciudad Real. “Durante una semana, los estudiantes y los profesores convivimos con las familias y nos distribuimos por los diferentes centros sanitarios del campamento que visitamos, el de Smara, donde viven alrededor de 40.000 personas”, detalla Ángel López González, decano de la facultad de Albacete. “Desde el punto de vista de la enfermería, creo que es importante que vayamos allí, que veamos que existen otras realidades. Viven en una situación provisional, sin poder hacer nada, pues no tienen posibilidades de llevar a cabo casi ninguna actividad. No saben hasta cuándo van a seguir así. Todo esto repercute en su salud y es importante decirlo para que se sepa”, afirma la enfermera Carolina Bravo, que acaba de terminar el grado en Albacete.

La sensibilización de los estudiantes de enfermería es el principal objetivo del programa, como subrayan los decanos de las facultades de enfermería. “Esta vivencia es importante porque los encauza para que comprendan la importancia de la cooperación con otros países más empobrecidos. Además, les permite conocer la existencia de mundos muy diferentes al nuestro. En España, contamos con una sanidad universal muy buena. En los campamentos de refugiados de Tinduf hacen lo mejor que pueden con muy pocos recursos. Las prácticas son una oportunidad para comparar y valorar lo que tienen, tomando conciencia de la necesidad de cuidar y no malgastar los recursos sanitarios”, incide Carmina. “Todos regresan muy concienciados. Han visto los problemas que un grupo de población amplio arrastra desde hace más de cuarenta años. Y, sobre todo, han comprobado cómo emplean la imaginación y los pocos recursos que tienen para cuidar a los pacientes”, completa Ángel.

Prácticas en el Sáhara
La sensibilización de los estudiantes de enfermería es el principal objetivo del programa de prácticas en los campos de refugiados saharahuis de Tinduf

A la derecha, el profesor Ángel López durante unos de los viajes de cooperación

Durante su estancia, tanto profesores como alumnos conocen de cerca el sistema sanitario de los campos de refugiados de Tinduf. Cada daira o pueblo dispone de un dispensario de salud. “Está dirigido por un enfermero. También trabajan una matrona y sendos auxiliares de enfermería y farmacia. Cuentan con programas de salud para embarazadas, salud infantil y vacunación o control de pacientes crónicos con hipertensión o diabetes. Además, atienden todas las urgencias posibles”, detalla Ángel López. “Hacen mucha educación sanitaria con la población, en diabetes, educación en lactancia… Dentro de sus posibilidades, llevan a cabo una gran asistencia sanitaria”, completa Carmina Prado.

En los dispensarios también atienden las emergencias. Cuando no pueden solucionarlas derivan al paciente al hospital con el que cuenta cada wylaya o provincia, que dispone de un servicio de urgencias, hospitalización básica, consultas externas, medicina interna, pediatría, obstetricia y radiología. Finalmente, en el campamento de Rabuni se sitúa el hospital nacional de referencia, que dispone del equipamiento más completo y alberga las campañas humanitarias de intervenciones quirúrgicas, especialmente de oftalmología, de las organizaciones solidarias españolas.

Escuela propia de enfermería

Los campos de refugiados saharahuis en Tinduf, Argelia, tienen su propia escuela de enfermería, inspirada en el modelo español de diplomatura, con tres años de formación y las titulaciones de enfermería y de las especialidades de infantil y gineco-obstetricia. Las clases se imparten en español, con lo que muchos de ellos aprenden el idioma mientras estudian la carrera. “Tienen un nivel de competencia excepcional”, subraya Ángel López, decano de la facultad de enfermería de Albacete.

Alta capacidad de resolución

Carolina Bravo destaca, especialmente, el rol del enfermero en los dispensarios, con un alto nivel de competencia y una gran implicación con la población. “La gente acude a ellos para contarles el problema que tienen. El enfermero se encarga de todo. Tiene muchas funciones. No existe una jerarquía tan rígida como en España. Cada uno hace lo que puede y la enfermería hace muchas cosas. No está todo tan encasillado. Esto nos impresionó bastante, tratando de salvar siempre la falta de recursos que tienen”. Incluso la jaima donde viven se convierte en consulta en cualquier momento del día, como comprobó María Martín. “Tuve la suerte de alojarme en la casa de un enfermero. La gente venía por la noche para preguntarnos cómo podíamos ayudarles con vacunas, consejos, curas… También nos avisaban en caso de urgencia con personas con complicaciones postoperatorias o niños con problemas de nutrición. Rara era la noche que no teníamos que desplazarnos a otras viviendas del pueblo”.

La malnutrición es uno de los principales problemas de salud, al que temen y vigilan, según observó el decano de la Facultad de Enfermería de Albacete, Ángel López. “Es uno de los aspectos que más trabajan los enfermeros para detectar a los niños con este tipo de problemas, sobre todo anemias. Cuentan con un programa específico contra la malnutrición moderada o severa, que facilita a los menores suplementos alimenticios y unos cuidados de salud específicos”.

Papel de enfermería
El rol del enfermero en los dispensarios tiene un alto nivel de competencia y una gran implicación con la población. “La gente acude a ellos para contarles el problema que tienen. El enfermero se encarga de todo. Tienen un nivel de competencia excepcional

La falta de recursos humanos y materiales, especialmente fungibles, es otra de las grandes carestías de los campos de refugiados saharahuis, según señala Carmina Prado, decana de la Facultad de Enfermería de Ciudad Real. “Al margen de las infraestructuras y el equipamiento de los centros sanitarios, lógicamente, también tienen una gran carestía relacionada con el control de las enfermedades crónicas. No pueden controlar bien a un paciente diabético porque no tienen tiras reactivas suficientes para los glucómetros o les falta insulina, jeringuillas, agujas. Tampoco tienen los fármacos más básicos, analgésicos, antibióticos, etc. Desde Ciudad Real, por ejemplo, ayudamos en lo que podemos, implicando a los profesionales y los centros sanitarios. Ellos siempre valoran mucho lo poquito que se les da. Siempre muestran su gratitud”.

El agradecimiento de la población es una de las imágenes que permanecen fija en el recuerdo de los profesores y alumnos de enfermería de la Universidad de Castilla-La Mancha que han estado en los campos de refugiados. “Es una experiencia que te abre los ojos. Ves sus caras de expectación porque los vas a ayudar, sus miradas de admiración por lo que estás haciendo por ellos. Ha sido una forma inmejorable de iniciarme en la cooperación”, reflexiona Carolina Bravo. “Nosotros íbamos a enseñar, pero fueron ellos quienes nos aportaron más”, finaliza María Martín, evocando su regreso a España. “Fue una situación agridulce, porque me despedía de personas que quizás no vuelva a ver, con una realidad muy dura y una forma de vida diferente. Me iba con la sensación de haber hecho muy poco y de llevarme mucho. Hoy sé que podemos hacer mucho más por ellos y tengo la necesidad de realizar nuevo voluntariado. Gracias a todos estos conocimientos y a la enfermería sé que puedo ayudar a las personas”.

A la derecha, la profesora Carmina Prado durante una de los viajes de cooperación al Sáhara

Colaboración con el pueblo saharahui

Desde su primera visita a los campos de refugiados en 2008, la decana de la Facultad de Enfermería de Ciudad Real, Carmina Prado, ha trabajado en España para hacer llegar hasta los centros sanitarios de Tinduf todo el material sanitario posible, especialmente material fungible. La ayuda y el trabajo de sensibilización de los profesionales sanitarios los realiza en estrecha colaboración con la Asociación de Amigos del Pueblo Saharahui con sede en la provincia de Ciudad Real.

Etiquetas: cooperacion enfermera,formacion enfermera,estudiantes de enfermeria,Universidad de Castilla La Mancha