El Hospital Monte Naranco es un testimonio de la evolución de la sanidad en nuestro país. Su historia se remonta al 21 de octubre de 1947, cuando se inaugura como sanatorio para pacientes con tuberculosis y enfermedades relacionadas con el tórax. Con el desarrollo del Estado de las autonomías, pasa a depender del gobierno asturiano y se convirtió, en 1985, en el primer centro del entonces incipiente Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA). Comienza así un período de reformas y evolución que lo termina convirtiendo en un hospital médico-quirúrgico, asociado a la Universidad de Oviedo, pionero en los procesos de calidad y seguridad del paciente y centrado en especialidades como la geriatría. “Nosotros lo que hacemos intentamos hacerlo bien”, afirma, a modo de resumen de la filosofía de trabajo, el Subdirector de Enfermería del Área Sanitaria 4 de Asturias, José María Díaz, de quien depende en la actualidad el Monte Naranco. “No tenemos alta tecnología, no hacemos trasplantes. Hacemos una cirugía programada, pero una cirugía segura. Los pacientes, cuando ingresan en nuestro hospital, bien sea por un proceso agudo o por una rehabilitación, por ejemplo, queremos que el núcleo paciente-familia se marche con sus expectativas cubiertas, dentro de lo que es el ingreso y la atención que reciben, con unos buenos cuidados de enfermería”.
Cura de la tuberculosis
Originalmente, el hospital contaba con unas amplias terrazas, orientadas al sur, para que las personas con tuberculosis reposaran en ellas y se favoreciera, de esta manera, su curación. Era el patrón habitual de este tipo de hospitales en España.
Las laderas del Monte Naranco
El hospital está localizado en las laderas del monte del Monte Naranco, en las afueras de Oviedo. “En la actualidad, los alrededores están urbanizados, pero a mediados del siglo pasado estaba rodeado de pinares. Antiguamente la tuberculosis se curaba con reposo y se buscaban lugares con bosque para que los enfermos se oxigenaran bien”, explica José María Díaz. Como sanatorio, llegó a albergar a 250 pacientes con tuberculosis. “Solían permanecen ingresados durante varios meses. En muchos casos eran familias completas, padres e hijos, pues se trataba de una enfermedad muy contagiosa”.
Edificio protegido
El exterior del edificio es el único elemento arquitectónico que se conserva del hospital inaugurado en 1947. Al estar protegido, se debe respetar su configuración original. Es una construcción horizontal, con un semisótano, la planta principal y tres alturas. A partir de 1985 fue cuando se reformó todo su interior, para adaptarlo a los nuevos servicios que iba a albergar. “Como curiosidad, la antigua capilla se transformó en una zona para sala de esterilización y quirófanos. Las ventanas guardan su configuración original con el arco de medio punto propio de las iglesias”, detalla José María Díaz, subdirector de Enfermería del Área Sanitaria 4 de Asturias.
En la actualidad, cuenta con 180 camas funcionales, cinco quirófanos, 25 salas de consulta, un hospital de día geriátrico, unidades de cirugía, cirugía mayor ambulatoria, agudos, recuperación funcional y paliativos y una plantilla aproximada de 340 personas, entre ellas 90 enfermeras.
La enfermera Ángeles Cuevas ha desarrollado su vida profesional, casi al completo, en el Monte Naranco, donde comenzó a trabajar en 1981, con apenas 21 años. Aún funcionaba como sanitario de tuberculosis. “En aquellos años nadie quería venir. Los enfermos sufrían un gran estigma social y ningún sanitario quería optar por ese tipo de plazas” recuerda. “Llegamos tres enfermeras, que nos unimos a las otras dos con las que contaba el centro. Al principio nos costó mucho por el ambiente y el tipo de pacientes, pues eran personas con muchos problemas añadidos. En ocasiones eran muy difíciles de controlar, pues intentaban salir sin permiso y se volvían agresivos. Además, era un concepto de la enfermería totalmente distinto al actual. Los cuidados eran mínimos, pues nuestra labor, fundamentalmente, consistía en darles la medicación y la alimentación”, explica Ángeles, que en la actualidad es supervisora del bloque quirúrgico.
Cambio y modernización
El principal hito en la historia del Hospital Monte Naranco se produjo en 1985, cuando pasó a depender del gobierno del Principado de Asturias. Comienza así una época de reformas que deriva en su transformación en hospital médico-quirúrgico, dedicado a la asistencia sanitaria especializada, tanto en régimen de hospitalización como ambulatoria. “En esta evolución fue importante la apuesta realizada en 1997 por el entonces gerente, el doctor Fernández León, por la calidad y la seguridad del paciente. Una estrategia desarrollada y mantenida por las direcciones sucesivas” , explica José María Díaz. Esta política ha convertido al centro asturiano en un referente nacional sobre la materia. En el año 2000 fue el primer hospital español en certificar los cuidados de enfermería por la norma ISO. Posteriormente, en 2007, fue el primero en el que se pilotó la historia clínica SELENE en Asturias, implantada actualmente en toda la red hospitalaria asturiana. Ese año, recibió el Premio del Ministerio de Sanidad por Prácticas Clínicas Seguras.
La geriatría es otra de las líneas de trabajo del hospital, pues cuenta con un área de gestión clínica de geriatría y, también, con una unidad docente multiprofesional que forma a enfermeras especialistas. Es el caso de Esther Villanueva Álvarez, que forma parte de la quinta promoción EIR del centro. “Elegí Monte Naranco porque tenía la experiencia de haber realizado las prácticas de grado aquí y guardaba un gran recuerdo de las rotaciones. Es un hospital pequeño, muy acogedor, con un trato muy cercano. Todos somos compañeros. Además, tengo la oportunidad de aprender todo lo relacionado con la geriatría desde un punto de vista global e integral, de todos sus aspectos, como el social y familiar, el deterioro cognitivo, etcétera”, afirma Esther.
El quirófano original
Originalmente el Hospital Monte Naranco contaba con un quirófano, imagen que acompaña en la parte superior a estas líneas. Según explica José María Díaz, que llegó al hospital como enfermero en el año 1990, “el quirófano se empleaba para hacer intervenciones de tórax, pues la tuberculosis antiguamente se trataban con neumotórax inducidos”.
La orden religiosa
Durante muchos años, en el Hospital Monte Naranco los cuidados de salud fueron responsabilidad de las enfermeras tituladas y de la comunidad religiosa que vivía en el centro. Ángeles Cuevas, que llegó a ser directora de enfermería del centro, recuerda las diferentes visiones que tenían del trabajo. “Tenían otro concepto de los cuidados al que nos habían enseñado a nosotras en las escuelas”. Tanto las religiosas como muchos de los pacientes vivían en el propio centro, “algo que contribuía a estrechar los vínculos de todos. Era como una gran familia”, señala Ángeles.