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Enfermera de rodajes: una profesión de película

Natalia Novella Martín es una enfermera poco habitual. Su lugar de trabajo es, en muchas ocasiones, poco convencional. Ha participado en producciones tan importantes como ‘La Casa del Dragón’, de HBO, o 'The Walking Dead: Daryl Dixon’, de AMC Networks. Hablamos con ella para conocer su match con este cinematográfico universo del cuidado

31 enero 2025 5 minutos de lectura

La vida cambia constantemente. Adaptarse a esos cambios, agarrar las oportunidades (o crearlas) y coger las riendas de la situación es lo que, comúnmente, se conoce como ‘adaptabilidad’. Esa capacidad que tenemos -casi todos- los seres humanos para que los vaivenes de la suerte no nos derroten es la que utilizó Natalia Novella Martín para convertirse en enfermera a sus 48 años. Y, ahora, con 57, se da cuenta de que fue la mejor decisión que pudo tomar. “Pasé una situación personal muy traumática y el camino para convertirme en enfermera me sacó adelante”.

Residiendo en Murcia en aquel momento, a los dos años de comenzar Enfermería, se puso a estudiar Terapia Ocupacional, aunque no pudo terminarla. “Me puse a trabajar de lleno y ya era imposible”. Como era de esperar, una mujer como Natalia no podía conformarse con lo más tradicional, así que se sumergió en el mundo del cine. Sí, habéis leído bien. “Una compañera que estudió la carrera conmigo me dijo que estaban buscando enfermeras de rodaje para una producción, pero que tenía que saber muy bien inglés”. No fue un hándicap para ella; todo lo contrario. Natalia, antes de ser enfermera, trabajaba en banca extranjera, estudió en EE. UU. y desarrolló esa otra faceta durante 17 años. Con ese historial, la oportunidad parecía descrita para ella. “Empecé en 2015, para una producción de un mes en Cartagena – Película ‘Megan Leavey’, de Prime Video -. Ahí, cogí contactos”.

Acababa de echar abono a la primera semilla que daría el fruto que recogió después. “Yo seguí trabajando en el Hospital de Murcia, pero solo con contratos de verano”. En 2017, comprendió que, si quería encaminarse al cine, debía trasladarse a Madrid, “pero, cuando ya estaba asentada en la capital, vino el COVID, y el mundo cinematográfico se paró”. “Lo pasé completo en el Hospital Ramón y Cajal, en Urgencias y en UCI. Tras eso, me fui a la Clínica Universidad de Navarra, a consultas de Digestivo, hasta que el cine se reactivó”.

Valorar a la profesión

En rodajes como ‘La Casa del Dragón’, de HBO, Natalia ha descubierto que “el papel de enfermería no está observado ni interiorizado en las producciones nacionales; el cine español no suele llevar enfermera porque es un presupuesto añadido”. Las producciones americanas, en cambio, “le dan muchísima importancia, para ellos es básico”. “Me preguntaron si tenía conocimientos sobre Salud Mental porque necesitan tener apoyo para cualquier cosa: ataques de ansiedad, cortes, caídas, de todo.  Valoran muchísimo a la enfermera”, afirma. Reconocimiento que se veía reflejado, también, en el sueldo. “Se superan los ingresos habituales de una enfermera en un hospital, aunque también es normal; no hay una continuidad ni estabilidad profesional”.

Cuando -los trabajadores- llevan dos meses rodando, cansados, con los horarios cambiados, madrugones importantes… hay ciertas afecciones que se complican. Hay días que estamos hasta 12 horas de pie casi sin descanso

Hablando de producciones nacionales, la última en la que Natalia ha estado presente es ‘Cuando nadie nos ve’, de Enrique Urbizu, rodada entre Madrid, Morón de la Frontera y Toledo. “En Morón de la Frontera y en Toledo tuvimos muchísima figuración. En casos como esos, yo tengo la obligación y el derecho de decir “necesito…”, y ellos se sientan conmigo y lo valoran”. Ejemplifica que, cuando hace mucho calor, están rodando a campo abierto y no tienen hospital cercano, ella siempre pide “UVI móvil, y no me vale una UVI cualquiera, tiene que ser una UVI medicalizada, normalmente de soporte vital avanzado”. “No es habitual que las producciones nacionales se quieran gastar ese dinero”, reconoce, “pero hablo con los jefes de producción y les explico lo que podría suponer no contar con ello, y lo entienden”.

La enfermera: un apoyo crucial

Entre las demás responsabilidades de la enfermera de rodajes, detalla Natalia, se encuentra valorar si los accidentados tienen que ir a la mutua o no -son accidentes laborales-, así como velar por la seguridad de las personas que tienen enfermedades crónicas. “Cuando llevan dos meses rodando, cansados, con los horarios cambiados, madrugones importantes… hay ciertas afecciones que se complican. Hay días que estamos hasta 12 horas de pie casi sin descanso”. La consecuencia directa de esas ‘batallas’ es que los problemas que más ve Natalia en rodajes son hematológicos: varices vasculares, retención de líquidos… incluso, ha llegado a ‘detectar’ a personas diabéticas o hipertensas. “Estamos de rodaje, se caen de golpe y parece que no pasa nada, pero al día siguiente otra vez, y otra vez… al final: diabetes tipo II. Confirmado en el hospital, claro. Lo mismo con las hipertensiones. Por el esfuerzo, el trabajo, el estrés…”.

Por supuesto, y como es de esperar en las producciones más grandes, también hay esguinces y muchos cortes. “Yo nunca coso en set. Valoro, vendo, tapono, corto hemorragia y mando a la mutua o urgencias. Si hay una cosa que me caracteriza es que soy muy consciente de mis limitaciones, no soy osada y sé que no estoy autorizada para ciertas cosas”. Algo parecido le ocurre con los medicamentos. “Solo podemos suministrar Ibuprofeno 400 mg, y Paracetamol. Es cierto que yo llevo Urbason 40mg por si hay reacciones alérgicas (que las hay y muchísimas), pero lo utilizo solo en casos extremos. Lo mismo con el Enantyum, también lo llevo por las posibles ciáticas, para aliviar hasta que vayan al médico”, explica, “pero mi labor, muchas veces, es de consultoría y de apoyo; sobre todo cuando estamos lejos de casa. Los compañeros se sienten más arropados”.

En los rodajes, se crea una mini familia, con lo bueno y lo malo. Las horas pasan factura en tu vida personal, te pierdes muchas cosas… y, cuando acaba el proyecto, te quedas un poco vacío. Tienes que asumir que te llevas tres personas que siempre van a estar ahí, y que vas a ver en más rodajes, pero no serán todas

La mejor parte

Sin duda, la conexión que se genera en esas largas horas de espera, viajes interminables y noches de hotel es una de las razones por las que Natalia no se plantea dejar de ser enfermera de rodajes. “Esto es una mini familia, con lo bueno y lo malo. Las horas pasan factura en tu vida personal, te pierdes muchas cosas… y, cuando acaba el proyecto, te quedas un poco vacío”. Al principio, reconoce, le costaba mucho esa ‘vuelta a la realidad’. “Tienes que asumir que te llevas tres personas que siempre van a estar ahí, y que vas a ver en más rodajes, pero no serán todas, aunque reconozco que todo el mundo hace por cuidar de los demás, y eso es muy bonito”. También es consciente de que es un ritmo de trabajo que pesa. “La forma mental la tengo bien, la física… peor”, bromea.

“Involucrarte”; así es como entiende Natalia la enfermería. Para ella, además, fue un salvavidas cuando más lo necesitaba. “Gracias a ella, he evolucionado como persona, como madre, psicológicamente y en todos los aspectos”. En septiembre, comenzó en el rodaje de ‘The Walking Dead: Daryl Dixon’, de AMC Networks, entre Madrid, Galicia, Bilbao y Barcelona. Acaba este diciembre. Y lo único que tiene claro es que, pase lo que pase, si tiene que hacerlo, se reinventará. Las veces que sea necesario.

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