Demostrar que el aceite de oliva es una alternativa válida al empleo de los ácidos grasos hiperoxigenados para prevenir las úlceras por presión. Éste fue el punto de partida de la investigación de Antonio Díaz, María Jesús Valle y Pedro Jesús Carmona, enfermeros del Hospital de Alta Resolución de Puente Genil (Córdoba). El resultado final ha sido ‘Farmaoliva Oleicopiel’, un producto elaborado con aceite de oliva virgen extra. “La idea surge del trabajo diario. Te das cuenta que los ácidos grasos hiperoxigenados son aceites con cierto olor a rancio”, recuerda Antonio Díaz, investigador principal. Todo comienza en 2003, cuando trabajaba en el Hospital Alto Guadalquivir de Andújar (Jaén). “Vi que sus habitantes emplean aceite para todo. Lo aplican a heridas y llagas. Entonces te planteas la posibilidad de ofrecerle al paciente una opción diferente a los ácidos grasos hiperoxigenados, un producto con un precio alto que no receta la Seguridad Social”.
En 2009, la idea inicial se convirtió en el proyecto final del máster en metodología de la investigación que estaba realizando Antonio. “Fue muy bien acogido por los directores. Me dijeron que tenía posibilidades de obtener financiación”. Así fue como en el año 2010 obtuvo 17.000 euros, tras presentar la correspondiente solicitud a la Fundación Progreso y Salud de la Junta de Andalucía. Una vez constituido el equipo de investigación, integrado por los enfermeros María Jesús Valle y Pedro Jesús Carmona, uno de los hitos más importantes fue el análisis químico realizado para comparar el nuevo producto con los principales ácidos grasos del mercado. “Este proceso evidenció dos diferencias a nuestro favor. La primera, referida al nivel de polifenoles que tienen cualidades antioxidantes. En los ácidos grasos hiperoxigenados desciende de manera significativa. En el aceite de oliva se mantiene alto. La segunda, relacionada con el nivel de peróxidos que puede llegar a ser tóxico para el consumo humano. Bajo en el aceite de oliva y muy alto en los ácidos grasos hiperoxigenados”. Ante estas evidencias, con la ayuda de la Oficina de Transferencia Tecnológica, han obtenido la patente en España y están tramitando la europea.
A continuación, cedieron los derechos de explotación a la almazara ‘Potosí 10’, en la Sierra de Segura (Jaén), que produce un aceite de oliva virgen extra de alta calidad y cuenta con una línea de dermocosmética. “Nuestro objetivo era mejorar los cuidados a los enfermos. No teníamos un fin comercial, pero en el ámbito de la investigación sabes dónde comienzas y desconoces los caminos por los que te va a llevar”, matiza el enfermero Pedro Jesús Carmona.
La siguiente fase fue la realización de un estudio multicéntrico en las residencias de ancianos de la provincia de Córdoba, con 560 pacientes. “Estuvimos tres años recogiendo datos. Era un doble ciego. Durante un mes aplicábamos nuestra solución a una parte de la muestra y con un grupo control empleábamos el mejor ácido graso hiperoxigenado del mercado, Mepentol. Los resultados han sido bastante satisfactorios”, describe Pedro Jesús Carmona. El corte intermedio ya demostró la ausencia de efectos adversos y adelantó los primeros resultados positivos. El ensayo clínico conllevó un gran esfuerzo para los investigadores, como señala María Jesús Valle. “Lo hemos ejecutado fuera de nuestra jornada laboral y de nuestro hospital. Nos hemos tenido que desplazar a centros sociosanitarios a más de 100 kilómetros de nuestras casas. Las personas mayores tienen un alto riesgo de padecer úlceras por presión. Durante el estudio, hemos ido a valorarlas como mínimo una vez a la semana. En ocasiones hasta tres y cuatro veces”.
En la actualidad, están redactando el artículo con los resultados definitivos, que van a presentar en una revista especializada. Mientras tanto, ‘Farmaoliva Oleicopiel’ ya se emplea con éxito en los centros de la agencia sanitaria Hospital Alto Guadalquivir. Tambien se puede adquirir en cualquier farmacia de España.
Cien por cien enfermero
La investigación que ha creado ‘Farmaoliva Oleicopiel” es un trabajo cien por cien enfermero. “Primero por el tema. El resto de disciplinas han derivado las úlceras por presión a la enfermería, porque son complejas y no les interesa. Segundo porque somos todos enfermeros. Esperé a desarrollar la idea a la creación del Grado en 2009, porque antes hubiera tenido que recurrir a un investigador principal de otra disciplina”, explica Antonio Díaz.
Medalla de plata de la Junta de Andalucía
Antonio Díaz, María Jesús Valle y Pedro Jesús Carmona recibieron en 2014 la Medalla de Plata de Andalucía, concedida por el gobierno autonómico. “Es uno de los reconocimientos más importantes que hemos tenido y que podamos tener por la labor profesional, el trabajo y el esfuerzo que hemos desarrollado. Es la mayor satisfacción que hemos tenido”, reconoce Antonio Díaz. También en 2014, lograron el premio a la mejor comunicación oral del Congreso Nacional Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Ulceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP). “La satisfacción personal es muy grande, ya que somos un referente para otros compañeros y eso es muy grato”, confiesa María Jesús.
Un producto innovador
Los beneficios del aceite de oliva y la eficiente aplicación gracias al envase con pulverizador son las principales novedades’Farmaoliva Oleicopiel’ es una solución de ácidos grasos de aceite de oliva virgen extra, enriquecida con antioxidantes y extractos de plantas. Favorece la regeneración de la piel, la hidrata y tonifica, protegiéndola y aumentando su resistencia. “Es un producto innovador por el empleo del aceite de oliva y por su aplicación, que es muy cómoda ya que el envase emplea un pulverizador que evita frotar en las zonas de riesgo de las úlceras, donde está contraindicado”, explica Pedro Jesús Carmona.
El problema de la comercialización
Un producto generado por el sistema público de salud que el propio sistema no puede emplearLa comercialización es una de las principales barreras que está encontrando el producto. “Al principio piensas que va a tener muchas posibilidades para que se extienda, primero, al Sistema Andaluz de Salud y, luego, al nacional. Es más económico y efectivo y nace de una investigación del propio sistema sanitario. Después te das cuenta de que la salud es un negocio y que hay una serie de intereses económicos y comerciales que obstaculizan todo. Es un sinsabor que nos ha quedado”, reflexiona Antonio Díaz. En la actualidad, está reconocido como producto de dermocosmética y están llevando a cabo los trámites necesarios para lograr la autorización de la Agencia del Medicamento y optar a los concursos públicos. Pero esto, es otro camino, al margen de la investigación.
El esfuerzo de investigar
Los tres enfermeros coinciden en el esfuerzo personal que han realizado para sacar el proyecto adelante. Incluso tuvieron que aportar alrededor de 3.000 euros propios para fabricar la última partida del producto y finalizar el estudio multicéntrico. “Tienes que investigar en tu tiempo libre. Es complicadísimo que te liberen y te financien. Te das cuenta de las condiciones precarias en las que debes investigar, a pesar de que estás generando evidencias e innovación”, advierte Antonio Díaz. “Es una reflexión importante. Si quieres fomentar este tipo de trabajos, que van a generar beneficios a largo plazo, debes invertir y facilitar el desarrollo de los estudios. En España, el diseño de la investigación no está bien orientado”, concluye. “Ha sido un proceso con altibajos”, afirma María Jesús. “Cuando miras atrás: ¿Merece la pena tanto esfuerzo extra? ¿Llegar a casa a las once de la noche y volver a comenzar?”.