Conscientes del problema que provocan los linfedemas tanto para los pacientes como para el sistema sanitario y de lo fácil que es evitar su aparición, los fisioterapeutas del Hospital Universitario del Henares, en Madrid, han puesto en marcha un taller informativo destinado a las mujeres que acaban de someterse a una intervención de cáncer de mama. Una hora de educación para la salud que puede evitar muchas complicaciones posteriores.
Se trata de una acción multidisciplinar, donde colaboran otros profesionales de las unidades de Oncología y Ginecología, que son quienes derivan a las pacientes. Una vez al mes, agrupan a todas las mujeres intervenidas en ese tiempo y las citan para una charla informativa, donde los fisioterapeutas explican cómo prevenir la aparición del linfedema y cómo detectar sus primeros síntomas para acudir lo antes posible a consulta. “La información es lo más importante”, subraya Javier Cabrerizo Fernández, supervisor de fisioterapia. “Habitualmente, cuando se les comunica el diagnóstico también se les habla de este tipo de complicaciones, pero en ese momento las preocupaciones son de otro tipo. Por este motivo, cuando ya ha terminado todo, es importante volver a incidir con las mujeres. Les explicamos cómo funciona el sistema linfático, sobre el que existe mucho desconocimiento, y las repercusiones que tiene la patología, que puede generar muchas limitaciones el resto de la vida. Las precauciones son muy fáciles de llevar a cabo, pero si no las sabes no las tomas. Por ejemplo, que no se tomen la tensión en el lado afecto, si viajan en avión que utilicen un manguito preventivo para evitar que la presión aumente el riego linfático”.
Junto a la información, en el taller también enseñan a las asistentes una serie de ejercicios “que hacemos con ellas para explicarles cómo deben hacerlos”, explica la fisioterapeuta Yolanda Robledo do Nascimento. “También les decimos cuándo pueden volver a hacer otro tipo de actividad física, conducir… Respondemos a todas sus dudas y les facilitamos una serie de cuestionarios sobre su calidad de vida que nos van a permitir realizar un seguimiento cada seis meses, especialmente tras el primer año de la intervención, cuando el riesgo de aparición de linfedema es mayor”. Además, también distribuyen una guía de autocuidado entre las mujeres, para que se lleven a casa toda la información necesaria.
El proyecto comenzó a finales del año 2015 y aún es pronto para comprobar su impacto, si bien tienen claro su objetivo: reducir la aparición de linfedemas. “Solamente el hecho de que conozcan los riesgos y estén pendientes nos va a dar grandes resultados. Cuando terminan los talleres, las mujeres se muestran muy satisfechas porque se sienten más informadas”, confirma Javier Cabrerizo. Una vez aparece, se convierte en una patología crónica. “Si su evolución ha sido larga, cuesta mucho reducir la inflamación y nunca llegamos a lograrlo del todo. En cambio, si lo detectamos con tiempo es una ventaja, porque evitamos su desarrollo”, detalla Javier Cabrerizo. “Inicialmente, tampoco sabemos a quién puede afectar y a quién no, de ahí la importancia de educar a todas las pacientes”, completa Yolanda Robledo.
Buena respuesta
Hace aproximadamente un mes, Inés, paciente de 57 años, fue operada con éxito de un cáncer de mama. Días después, recibió una llamada citándola a una charla informativa. “Me aportó mucho, porque en realidad no era consciente de los riesgos. Como el brazo me va bien, no estaba tomando todas las precauciones debidas. Ahora, tengo más cuidado, hago mis ejercicios y llevo mi vida normal, dentro de unos límites. La charla fue estupenda, porque había muchas compañeras que desconocían la información que nos dieron”.
Evidencia científica en prevención
En el taller sobre linfedema participan los fisioterapeutas Javier Cabrerizo, Yolanda Robledo, Lourdes Manglano y Leonor Sanz. Tiene como evidencia científica estudios como el realizado por María Torres Lacomba, profesora de Fisioterapia de la Universidad de Alcalá de Henares, de Madrid. Su trabajo ha mostrado la reducción de la incidencia de esta patología si las mujeres reciben terapia física, incluyendo ejercicios de masaje y hombros. “Es un estudio muy relevante, que nos ha servido como base a nuestra intervención, ya que la hemos adaptado a nuestros medios”, describe Yolanda Robledo, quien al margen de su trabajo en el Hospital del Henares, colabora como voluntaria en la Asociación Madrileña de Afectados de Linfedema. Además de su trabajo asistencial, Yolanda está elaborando en estos momentos su tesis doctoral, con un estudio sobre el linfedema en miembros inferiores. La investigación la está llevando a cabo en la Universidad Europea de Madrid, donde se formó como fisioterapeuta en 1999 y surgió su interés por esta patología, que la llevó hasta Austria, donde trabajó durante cuatro años en la academia ‘Dr. Vodder Akademie’, uno de los centros más avanzados sobre el tema en Europa.