La salud es una de las áreas de trabajo más relevantes de Faga, la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana. De ahí, su participación activa en el proyecto de salud IPAGÉ, promovido por el Departamento de Salud Pública de Alicante. «Para nosotros es fundamental, porque este tipo de iniciativas permiten implementar estilos de vida saludable, a través de la promoción de la salud. Para ello, es importante contar con personas formadas en salud para trasladar de una forma eficaz toda la información al resto de la comunidad. Lo que hemos visto desde el Consejo Estatal del Pueblo Gitano y desde entidades como la nuestra, Faga, es el impacto positivo de todas las formaciones en salud. De alguna manera, nosotros nos convertimos en mediadores entre la comunidad gitana y las instituciones sanitarias, facilitando así todo el trabajo socio-sanitario», explica María Eugenia González Angulo, trabajadora social de Faga. «La formación de líderes comunitarios permite que comprendan la importancia de cuidar de la salud, así como el potencial y la capacidad que tienen para ser mediadores entre su comunidad y los profesionales sanitarios».
La vivienda, el empleo o la educación son algunos de los determinantes sociales que inciden negativamente en la salud de la población gitana, según señala María Eugenia. «Son una serie de condicionantes que afectan de manera negativa a la calidad de vida. Esto provoca que la esperanza de vida sea aproximadamente diez años menor a la media del resto de la población». Esta realidad quedó manifestada en la Encuesta de Salud de la Población Gitana, realizada en el marco de la colaboración de Faga con el departamento de Sociología de la Universidad de Alicante, tomando como punto de partida y comparación la Encuesta Nacional de Salud. De esta forma, sus resultados sirven a Faga para sensibilizar a los profesionales sanitarios sobre la realidad del pueblo gitano. Además, también han participado en otro informe sobre la realidad demográfica de las familias del norte de la provincia de Alicante, en este caso llevado a cabo por la Universidad de St. Andrews, en Escocia. «Estamos potenciando todo este tipo de proyectos porque nos van a ayudar a mejorar la calidad de vida de la comunidad gitana», incide María Eugenia. «Este trabajo lo encauzamos a través de la red Red Equi-Sastipen-Rroma, que significa ‘Equidad en Salud’ en romano y que engloba a más de 21 organizaciones de ámbito nacional». Todas estas estrategias forman parte de una visión más global, impulsada por el Consejo Estatal del Pueblo Gitano. En esta institución, Faga, forma parte del grupo de trabajo de salud.
Es necesario mejorar la formación en diversidad cultural para que los profesionales sanitarios comprendan la realidad de la comunidad gitana y sean capaces de fomentar la salud, inciden desde FAGA
De hecho, María Eugenia incide en la necesidad de aumentar el conocimiento relacionado con esta comunidad. «Hay un vacío absoluto en la formación universitaria, lo que conlleva un desconocimiento tremendo. No se conocen los códigos de comunicación y muchas veces el apoyo profesional que se intenta ofrecer, con la mejor intención, no es válido. Es necesaria una formación en diversidad e interculturalidad para comprender las diferencias. Es importante saber ponerse en el lugar del otro, pues sigue existiendo mucho racismo y antigitanismo»; subraya Mª Eugenia. «Pero, afortunadamente, hay muchos profesionales que están viendo esta necesidad y es lo que nos permite llevar a cabo proyectos como el del Departamento de Salud de Alicante. Para nosotros, la enfermería es muy importante, porque con sus cuidados tienen un contacto muy directo con la comunidad gitana. Pueden ayudar muchísimo fomentando el autocuidado».
Respuesta frente al Covid
De forma paralela a este tipo de proyectos, en Faga también responden a las necesidades puntuales del pueblo gitano, como la crisis del coronavirus. «El ‘#yomequedoencasa’ es muy diferente si lo aplicamos a familias en exclusión o con vulnerabilidad social. Y la comunidad gitana tiene un porcentaje muy elevado de familias en esta situación, con viviendas pequeñas
donde viven muchas personas, sin medios para comer porque trabajan día a día, son jornaleros o viven de la venta ambulante o de la chatarra. Esta situación, que aparentemente no se ve, hay que analizarla, porque es dramática. En nuestro caso, estamos promoviendo una campaña de fondos para llevarles alimentos. Tienes que ver las caras de agradecimiento cuando se los entregas. Es una situación muy estresante para nosotros porque no sabemos cómo llegar a toda la necesidad que hay», finaliza María Eugenia.