Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países desarrollados. Constituyen un problema de salud pública prioritario. En España, son la primera causa de hospitalización y el segundo motivo de consulta en Atención Primaria. Son el grupo de patologías que más gasto generan. De forma paralela, el 80 por ciento de los factores que provocan un infarto de miocardio están relacionados con los hábitos de vida no saludables, un hecho que se puede abordar desde la prevención. Atendiendo a esta realidad, las enfermeras, médicos y farmacéuticas del CAP Sant Cugat-Valldoreix de Mútua Terrassa crearon un programa de autocuidado y mejora de los hábitos cardiosaludables de la población basado en la metodología del paciente experto.
“Hicimos un ensayo clínico que demostró la eficacia del trabajo realizado”, explica la enfermera Helena Puig Acebal. “Comprobamos cambios positivos en sus hábitos de vida. Por ejemplo, caminaban más. Reducían las visitas al centro de salud y aumentaba su conocimiento sobre el riesgo cardiovascular”.
Las enfermeras captan a los pacientes en la consulta. Cuando aparece una persona con riesgo cardiovascular les proponen participar en los talleres, que habitualmente se celebran fuera del centro de salud, en aulas cedidas por los ayuntamientos. Cada año, suelen organizar tres o cuatro grupos, dependiendo del tamaño del centro de salud. “Durante un mes, con dos sesiones semanales, profundizamos en los riesgos de la enfermedad, la alimentación, el ejercicio físico, el colesterol, la hipertensión, la diabetes, la dieta, el etiquetado de alimentos. Todo lo apoyamos con una web y con las redes sociales”. Por supuesto, las sesiones las dan pacientes expertos, apoyados por una enfermera. “Ven que hay cambios significativos como la reducción de la medicación, la mejora de la calidad de vida, etc. Comprueban que es posible gracias al ejemplo de quienes imparten la charla”. Así lo confirma Roger Sijà. “A raíz de una operación de rodilla me diagnosticaron hipertensión. Me dieron unas pautas de alimentación y creía que las respetaba. Hasta que me propusieron ser paciente experto y comprobé que no. Por eso, en las clases exponemos nuestras vivencias, con ejemplos prácticos. Siempre digo a mis compañeros que empecé con una dosis de Novaprin de 40 miligramos y ahora estoy en 2’5, gracias a que respeto las dietas y hago ejercicio. Cuando ven que yo puedo, ellos también lo hacen”.
Helena Puig Acebal, Enfermera de Atención Primaria.
“El programa fomenta los hábitos de vida saludable y disminuye la dependencia de los servicios sanitarios”.
Siete años de trayectoria
Uno de los principales valores del programa es su continuidad. Comenzó en 2009 en San Cugat del Vallés y se ha extendido a otros centros de Atención Primaria de Mùtua Terrassa en poblaciones como Tarrasa, Rubí y Olesa. En la actualidad, 18 enfermeras participan en la coordinación de las actividades, que cuentan con 28 pacientes expertos formados. En estos siete años han organizado más de 70 grupos en los que han formado a cerca de 900 pacientes. “La continuidad en el tiempo es el resultado más positivo que hemos obtenido. Estamos muy contentos.
Al mismo tiempo, siempre tenemos que estar muy pendientes del programa. No nos podemos relajar para seguir organizando grupos y animando a los pacientes a participar”, señala la enfermera Helena Puig Acebal. “Ser paciente experto te obliga a ti a cuidarte, para que otras personas puedan verte como un ejemplo”, afirma Roger Sijà. “Todo ello ha sido posible gracias a la motivación y la implicación tanto de los profesionales como de los pacientes tutores que llevan a cabo el programa. Si no, no llevaríamos tanto tiempo”, concluye Helena Puig.