Oliete es un municipio de la provincia de Teruel con apenas medio millar de habitantes. En su consultorio, dependiente del centro de salud de Andorra, la capital de la comarca, trabaja la enfermera Ana María García López, presidenta de la Asociación de Familiares de Pacientes con Alzheimer Bajo Aragón “Adaba”, con sede en la propia Andorra. “Llevo trabajando aquí catorce años y prácticamente desde que llegué me impliqué en la asociación. Comencé como voluntaria y llevo doce años como presidenta. Inicialmente contactaron conmigo porque veían la necesidad de tener un agente sanitario implicado. Aquí centro mi trabajo en el ámbito sanitario, en el manejo de los pacientes. Sirvo de enlace entre el médico de atención primaria y la familia. Es un papel muy interesante. Hasta que se llega al diagnóstico neurológico el apoyo de la asociación es muy importante, porque los familiares llegan muy desorientados. Aquí estamos en un medio rural, en el que muchas veces las personas mayores viven solas. La enfermería es fundamental. Es un profesional muy cercano y accesible, gracias a sus visitas domiciliarias”.
Tras su jornada laboral, Ana María comienza otra en la asociación. “Ya está en nuestras vidas. Hemos implicado a mi marido, que es médico, a mis hijos. Todos ayudamos, es como una gran familia de 120 socios que, en realidad, son voluntarios. Cuando alguien comienza a colaborar se da cuenta de la necesidad que tienen las familias. Todo el trabajo se compensa con su agradecimiento. Cuando vas a recoger a un enfermo para llevarlo al centro de dia y te sonríe… Esto compensa todo el agobio acumulado durante el día”.
Apoyo a los cuidadores
Ana María García es la única enfermera de la asociación. Sin embargo, ha logrado implicar el resto de sus compañeros y profesionales sanitarios en las actividades formativas que realizan con los familiares. “Cuando tenemos un grupo de cuidadores nuevos hacemos una formación inicial que imparto yo. Les contamos qué es la enfermedad, cómo evoluciona, sus distintas etapas. En estas actividades también suelen colaborar tanto las enfermeras como los médicos residentes que tenemos en Andorra”, explica. “Por ejemplo, el apoyo al cuidador lo trabaja la psicóloga que colabora con nosotros; los recursos sociales los explica la trabajadora social de la asociación; y las medidas de apoyo técnico y la adaptación de la vivienda las expone la terapeuta ocupacional”.
La crisis económica ha afectado a los recursos públicos que tienen a su disposición los enfermos de Alzheimer y sus familiares. Por ello, el principal objetivo de la asociación es “garantizar el acceso de todos los usuarios a nuestros servicios. Nuestra prioridad es cuidar a los enfermos y apoyar a sus familiares. Siempre hemos tenido el apoyo del Ayuntamiento y de toda la comarca. Las subvenciones han ido a menos, por eso fue importante para nosotros entrar en la federación de asociaciones CEAFA, que nos ha supuesto un gran respaldo”, afirma Ana María. “Es un poco como estar en la cuerda floja. Seguir hacia adelante es casi magia”.