A lo largo de los 25 minutos que dura la cinta conocemos la relación que se establece entre una enfermera de urgencias, Lucía, y un paciente oncológico terminal, Luis, ingresado por fiebres. Ambos, con sus más y sus menos, sus preocupaciones, su cansancio y, en ocasiones, su hartazgo del día a día… Ella, por la rutina en el trabajo, y él por superar su centésimo ingreso hospitalario. Ninguno espera que el otro acabe siendo el ánimo, la energía y el motivo por el que sonreír. «Con este cortometraje pretendía dar a conocer realmente una profesión donde nos importa la persona, pero donde también tenemos compañeros a veces desaminados. Lo quise plasmar con Lucía, una enfermera que está desencantada, y luego centrarme mucho en el paciente», cuenta su directora Sonia Reoyo, enfermera con 23 años de trayectoria en el servicio de urgencias del hospital de Cruces.
«El canuto» se rodó en el propio hospital y servicio donde Sonia trabaja, en el que llaman así, canuto, al tubo neumático que conecta el hospital y sirve para mandar documentos, muestras para laboratorio, etc. «Este mecanismo será por el que Lucía y Luis se envíen las cartas con las que forjarán su amistad y me encantaba la idea porque casi nadie conoce la existencia de estos canutos y mucho menos el espacio donde se pierden en ocasiones los tubos y que muestro al final», relata Sonia.
Sonia Reoyo:
«Me encantaría dedicarme a esto, a contar las infinitas historias que suceden en un espacio tan humano como un hospital. Todos los profesionales tenemos alguna»
Para el rodaje de «El canuto», esta enfermera con estudios de arte dramático, bailarina profesional, y actriz que da vida a la propia Lucía, contó con el apoyo de su hospital para permisos y emplear espacios donde descargar y albergar el equipo entre turnos, y con la inestimable colaboración de sus propios compañeros como actores. «Fueron cinco días de rodaje. Tres en el servicio de urgencias por la noche. Conté con mis propios compañeros como figuración. También aparecen actores o estudiantes de arte dramático. La idea desde el inicio emocionó a todo el equipo. A mi compañera actriz, y secretaria del hospital, le pedí hacer de mujer del paciente protagonista».
«Todos ellos fueron voluntarios. Yo financié ‘El canuto’ y sólo cobraron los técnicos: dirección de fotografía, cámara y sonidista», un aspecto muy relevante este último, según su directora. «Cuidar todos los detalles es muy importante, y creo que lo hemos conseguido. Especialmente trabajé en la selección de las músicas, me parecía fundamental», explica Sonia.
Reconocimiento internacional
La calidad de los detalles y la originalidad del guion son dos de los factores que han llevado a esta enfermera, directora novel de cine, a recibir tanto la sincera enhorabuena de sus compañeros como un primer premio en un festival alemán. «Incluido mi jefe de servicio, se quedaron todos alucinados. Y una recompensa inmensa fue ganar el primer premio en el festival de Roberto Di Chiara (Argentina)», recuerda su directora con emoción. «El canuto» ha sido traducido al inglés y al alemán, y en el festival de Kurzsuechtig Sonia vio cómo su proyección no dejaba indiferente a ningún asistente. «No lo he hecho para ganar dinero, solo busco visibilizar que la enfermería sostiene a los hospitales».
Para conectar con el público, y para conseguir el realismo que refleja, en la película hay frases reales que los pacientes suelen decirle a su enfermera como «¿qué veneno me va a poner?», «para qué me va a sacar sangre si ya sé lo que tengo» o «usted ya me ha pinchado otra vez».
Puedes ver el corto en esta url: Vídeo privado en Vimeo, introduciendo la contraseña: Infocortos_2018_Canuto
Nuevos proyectos cinematográficos
«He presentado ya mi segundo cortometraje y lo han seleccionado en cuatro festivales. Se titula ‘Decir no’ y es una crítica a las sentencias judiciales tipo la manada. También tiene un lado muy humano», indica Sonia, directora de «El canuto», quien no descarta un tercer cortometraje de nuevo más enfermero. Me gustaría hacer uno sobre el ingreso de los pacientes en urgencias. «Cuando un paciente llega siempre piensa que lo suyo es lo más importante, y han de darse cuenta de que las prioridades no sólo son las nuestras. A veces se nos olvida mirar al de al lado».