En sociedad

Pasión, vocación y devoción

Ángel María Herrera: Fundador de Bubok. Su mujer es enfermera de servicios críticos.

30 enero 2014 / Número 0 3 minutos de lectura

“Hoy día estamos muy de moda los emprendedores y andamos en boca de todos, en especial de los políticos, porque parece ser que vamos a ser la solución a todos los problemas. Por eso aparecemos continuamente en los medios, pero a dichos medios se les olvida que los empresarios no somos nadie sin nuestro equipo, sin la gente que realmente trabaja y está en el día a día, esas personas de las que no se suele hablar nunca. Creo que con la enfermería pasa algo similar, no hay más que ver la cantidad de series de televisión que hay de médicos, que parece que son los salvadores del mundo, pero ninguna serie de enfermeras, que, personalmente creo, son una de las partes fundamentales dentro de un hospital. Y aunque yo por mi trabajo tenga la suerte de salir en radio, prensa y televisión, la que realmente se lo merecería es mi mujer, aparte de por aguantarme a mí, por ser una persona apasionada de su trabajo, mostrando vocación y devoción en lo que hace. Creo firmemente que cualquiera puede ser empresario, pero pocas personas pueden ser enfermero. Cuando mi mujer me cuenta algunas de las cosas que hace se me pone un nudo en la tripa. Por eso nunca he entendido por qué su trabajo está tan mal remunerado. Tengo la sensación de que no se entiende que están tratando con vidas humanas y que suelen ser las más cercanas a los pacientes, la primera línea de cuidados. Lo que más me sorprende es que a pesar de la baja retribución, que según mi punto de vista percibe con respecto a su labor, esto no impide que la siga realizando con el mismo esfuerzo y profesionalidad.

AngelMariaHerreraÁngel María Herrera, Fundador de Bubok.

“Creo firmemente que cualquiera puede ser empresario, pero pocas personas pueden ser enfermeras”.

Es cierto que convivir con una enfermera tiene complejidades, como los turnos, nunca tener claro cuando vas a tener las vacaciones o vivir de primera mano las historias dramáticas de muchos pacientes… Pero ver a mi mujer feliz haciendo lo que realmente desea, ayudar a los demás en esos momentos tan complicados y sabiendo que tiene un impacto directo en las personas, lo compensa con creces. Cuadrar mi agenda con sus planillas y las actividades de los niños es casi imposible, pero una veces haciendo malabarismos, otras con ayuda de los abuelos y, sobre todo, con mucho sacrificio por su parte, conseguimos seguir adelante. Mi mujer aún no tiene plaza fija, con lo cual tenemos que sumar la inestabilidad laboral de esta profesión, esa incertidumbre continúa de traslados, bolsas de empleo y demás.

Realmente me siento orgulloso de ella. Es como esa hormiguita que no se queja de la dura labor encargada y sabe que es una pieza más, pequeña, pero fundamental dentro de la cadena. Me gustaría que en general la Enfermería fuera consciente de su poder y estuviera más unida. Tengo la sensación de que falta cierta cohesión, en especial a la hora de reivindicar algunos derechos o cosas básicas. Por eso confío que esta nueva revista sirva de vehículo de unión para esta profesión tan hermosa y digna de mi admiración. Sin duda la Enfermería es una profesión aún poco reconocida, pero está en vuestras manos cambiarlo.

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