Hasta las costas andaluzas por el estrecho de Gibraltar siguen llegando, procedentes de África, personas en pateras a las que atienden enfermeras como Rocío López Blanco, integrante del equipo de respuesta inmediata de emergencias de Cruz Roja. “Lo primero que hacemos es un triaje y, después, el cambio instantáneo de la ropa mojada. Llegan con la hipotermia de estar en alta mar, que se puede acentuar si no les cambiamos las prendas que traen mojadas. Posteriormente, empiezan, uno a uno, a ser valorados por mí. Les tomo las constantes, ya con más tranquilidad”.
En el interior de Andalucía, colectivos como Jaén Acoge son los que ayudan a la población inmigrante. En esta asociación colabora como voluntaria e integrante de su junta directiva María Luisa Grande Gascón, profesora de Enfermería en la Universidad de Jaén. “Les asesoramos y orientamos sobre todo lo relacionado con los trámites para conseguir la tarjeta sanitaria, el empadronamiento y la intermediación con los servicios sanitarios”, explica.
Rocío y María Luisa son dos enfermeras solidarias que dedican su trabajo y esfuerzo a mejorar la situación de la población inmigrante que llega a España con la intención de labrarse el futuro que en sus países de origen no tienen.
María Luisa colabora como voluntaria en Jaén Acoge desde principios de los 90. En la asociación realiza, sobre todo, temas de gestión. En la actualidad, es vocal de su junta directiva, en la que también ha sido secretaria. Su labor está estrechamente ligada con su trabajo como docente en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Jaén, desde 1991, donde imparte las asignaturas de ‘Enfermería en la cooperación para el desarrollo’ y ‘Cultura, género y cuidados de salud’. “De un lado, la cultura tiene que ver con la atención y los cuidados de Enfermería a los inmigrantes. De otro, muchas de las personas que llegan a España proceden de países con los que se hace cooperación internacional para el desarrollo. Se complementa bastante con mis funciones en Jaén Acoge. Por desgracia, ahora estamos volviendo a tiempos pasados. La población inmigrante está perdiendo derechos sanitarios. Cuando surge algún tema relacionado con la salud me consultan o me incluyo en algún grupo de trabajo, no tanto de atención directa al inmigrante, como de proponer medidas y actuaciones de cara a la administración”.
Rocío López Blanco, Enfermera de Tarifa.
“Todos somos humanitarios, pero las enfermeras somos especiales porque nuestra profesión esa ayudar a las personas y eso nos diferencia de los demás”.
Rocío comenzó como voluntaria en Cruz Roja hace trece años, antes de diplomarse en Enfermería. “Me gustaba la rama sanitaria. Empecé en los servicios de playa y haciendo servicios preventivos cuando había algún acontecimiento. En esa época hubo mucha inmigración en Tarifa. Poco a poco me fui involucrando dentro del equipo… y hasta ahora”. Tras obtener la titulación, en 2003, comenzó a trabajar en el equipo de respuesta inmediata de emergencias de Cruz Roja. Durante el día a día, “cuando tenemos una activación, nos dedicamos a la atención inmediata del inmigrante que llega a la costa. Me encargo del trabajo sanitario, hacer el triaje, las valoraciones… Cuando no hay activaciones, trabajo en la asamblea revisando todo el material, la ambulancia, la documentación, los partes, etc.”.
En Jaén, inmigrantes asentados no hay muchos. Cada año, llegan para trabajar en la campaña de la recolección de la aceituna, entre los meses de noviembre y enero. María Luisa explica que son “temporeros, con unos problemas muy concretos derivados de encontrar un alojamiento, trabajo y contrato. Participamos de manera activa, con la Junta de Andalucía, en la puesta en marcha de un sistema de albergues, destinado a quienes no encuentran empleo y vivienda y duermen en los parques, las estaciones de autobuses y plazas de los pueblos. En esa época la administración autonómica amplía el horario de los centros de salud y refuerza los equipos sanitarios para atender a la población inmigrante. Nosotros participamos en la puesta en marcha de esos dispositivos para atender las necesidades de la población inmigrante”.
Aunque en Andalucía la Junta ha mantenido los derechos de los inmigrantes, como la tarjeta sanitaria, la crisis económica está golpeando a los colectivos más vulnerables, advierte María Luisa. “Son muchos los que están en paro y no pueden hacer frente al pago de las medicinas o no pueden ir a una consulta de un centro de salud o desplazarse de un pueblo pequeño al hospital”.
Mientras tanto, a Tarifa siguen llegando inmigrantes, señala Rocío. “Ahora tenemos una etapa, desde el año pasado, desde octubre de 2012, en la que sí están viniendo más. Tuvimos un parón en el Estrecho, un tiempo en los que cesó un poco. Ahora ha vuelto a resurgir. Es raro el día que no acceden inmigrantes a las costas”.
Voluntariado social
Al margen de su trabajo en el equipo de emergencias, Rocío también colabora como voluntaria en los programas de intervención social de la Cruz Roja, como el programa de duchas, en el que tres veces en semana las personas que no tienen hogar o medios acuden a la asamblea local de Tarifa, donde se duchan, les proporcionan ropa y merienda. “Voluntariado y enfermería van unidos. El papel de la enfermería es cuidar por nuestros pacientes, es humanidad. La labor social es ayudar, colaborar con alguien que no está enfermo al que ayudas a mantener cubiertas las necesidades básicas de su vida”.
Jaén Acoge también dispone de un programa de voluntariado vinculado con actividades concretas como las clases de castellano, la sensibilización y el trabajo social. También cuenta con el apoyo de los estudiantes, a través del programa formativo en cooperación de la Universidad de Jaén, en el que los alumnos, entre ellos los estudiantes de Enfermería, hacen prácticas en organizaciones olidarias, trabajan en terreno con organizaciones no gubernamentales en Latinoamérica, gracias a una beca y terminan integrándose en colectivos locales.
“Todas las personas tenemos humanidad y corazón. Somos sensibles a las diferentes situaciones, pero es cierto que las enfermeras somos especiales. Nuestra profesión consiste en ayudar a los demás. Eso nos diferencia. Somos más humanas”, explica Rocío López.
María Luisa Grande Gascón, profesora de Enfermería de Jaén.
“Estamos viviendo tiempos en los que, por desgracia, la población inmigrante está perdiendo sus derechos sanitarios debido a los recortes y al paro”.
Tarifa, tierra de acogida
La serie de imágenes del fotógrafo Marcos Moreno ilustran el trabajo realizado por enfermeras como Rocío López Blanco, que ofrecen cuidados de emergencia a los inmigrantes que llegan a las costas de Tarifa. Su labor humanitaria es imprescindible para que se recuperen de la travesía que han superado por el Estrecho.
La salud de la población inmigrante
La población inmigrante tiene las mismas necesidades de salud que todo el mundo, no hay diferencias significativas, subraya María Luisa Grande Gascón, integrante de la junta directiva de Jaén Acoge y profesora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Jaén. “Las diferencias vienen de su estilo de vida, están más relacionadas con la pobreza y las condiciones precarias con las que desempeñan su trabajo, más que con enfermedades vinculadas por el hecho de ser inmigrantes. Para trabajar viene gente sana, porque el trayecto migratorio es muy duro. Proceden de sitios donde la cultura es tradicional, el estilo de vida es colectivo. Sus familias y sus comunidades son muy extensas. Emigran porque saben que el dinero que van a mandar va a servir para toda la familia. De todos, viene el que está más sano, porque si no, no soportan la dureza del trayecto migratorio. Son personas sanas, adultas, en edad de trabajar”.
Así pues, las necesidades sanitarias de la población inmigrante están más vinculadas con los trámites burocráticos para obtener documentos como la tarjeta sanitaria.
Ayuda administrativa y lingüística
Las barreras que sufre la población inmigrante que llega a España es uno de los temas en los que María Luisa Grande Gascón profundiza en sus clases de la Escuela de Enfermería de Jaén. “Cuando recurren al sistema sanitario deben superar trabas administrativas, lingüísticas, culturales… porque provienen de una cultura diferente, con otra forma de entender la salud y la enfermedad. En consecuencia, se producen choques culturales, un hecho normal cuando hay un desconocimiento mutuo”.