La vocación enfermera va, en muchas ocasiones, más allá de los propios límites de una profesión, en la que, contradictoriamente, es difícil poner límites. Precisamente esa inquietud de querer dar un paso más llevó a Natalia Rodríguez, enfermera en Ourense, hasta una pequeña aldea de la selva de Guinea Bissau, en África, donde ha creado la ONG ‘La Furgoneta Solidaria Lugo Guinea Bissau’.
Durante diez meses al año Natalia desempeña su trabajo como enfermera en el helicóptero del 061 con base en Ourense. Pero desde hace cinco años trata de acumular el máximo de días posible con sus vacaciones para utilizarlos en verano para viajar a Guinea Bissau, donde da rienda suelta a su nueva vocación, la cooperación internacional.
La primera vez que fue a Guinea Bissau lo hizo a través de otra ONG en el año 2011. “Fui a Guinea por primera vez porque quería hacer cooperación desde hacía años y nunca encontraba el momento. Y una ONG me propuso acudir quince días con ella y sacar adelante un pequeño puesto de primeros auxilios en una aldea también de la selva guineana”, nos ha explicado Natalia. Aquella experiencia supuso para ella todo un reto en el que vivió muy buenos y malos momentos, por la dimensión del trabajo. “Pero quizás sea eso lo que desde el principio me enganchó a la cooperación al desarrollo; que cada día es distinto y tienes situaciones diferentes que afrontar y solucionar tu sola, y además con muy pocos medios”. El trabajo que realiza allí, en ocasiones puede llegar a ser “abrumador e incesante”, pero reconoce que la recompensa es de iguales dimensiones, pues está llevando la sanidad a un lugar en el que ésta, brilla prácticamente por su ausencia.
Natalia Rodríguez, Enfermera del 061 en Ourense. Fundadora de la ONG ‘La Furgoneta Solidaria’.
El trabajo puede llegar a ser “abrumador e incesante”, pero reconoce que la recompensa es de iguales dimensiones, pues está llevando la sanidad a un lugar en el que brilla por su ausencia.
Montó su propia ONG
Fruto de su pasión por la cooperación ha nacido la ONG ‘La Furgoneta Solidaria Guinea Bissau’, que sin ningún tipo de subvención oficial se mantiene con la solidaridad de amigos, familiares y compañeros a los que Natalia, de alguna forma, ha subido a su furgoneta con el fin de hacer llegar los recursos más básicos a la precaria sanidad que existe en el pueblo de Guinea en donde comparte con otras ONGS, un pequeño dispensario en el que atiende a los pacientes. Allí ofrece cuidados desde 2011 consulta de medicina tropical y educación sanitaria.
Con frecuencia le acompañan en sus viajes compañeros voluntarios que le ayudan a desarrollar los proyectos, como atender el dispensario médico de Gambasse al que se acercan, desde que se corrió la noticia de la llegada de la furgoneta, vecinos de las aldeas de los alrededores. “No es extraño que lleguen madres con sus hijos enfermos cargados en la espalda durante kilómetros para que pueda atenderlos, incluso de noche, ya que por norma general los dispensarios de esta zona son atendidos por un doctor local, que acude un día a la semana, con suerte, y que carece de las medicinas más básicas” explica.
Tras la primera experiencia en Guinea, Natalia estudió el Master de la Universidad Autónoma de Madrid de Experto en Medicina Tropical. “Hice la parte práctica del curso en un hospital de Etiopía, en Gambo. La enfermería allí es todo un campo sin explorar. Tenemos la suerte de contar con una gran formación para ayudar”.
Un proyecto que vas más allá
El grado de implicación de Natalia en la aldea de Gambasse va más allá de lo puramente sanitario. Al principio llenaba una furgoneta con material sanitario básico, después llevó material escolar para el pequeño colegio de la aldea, y ahora se ha llevado ordenadores y máquinas de coser con el fin de enseñar una profesión a los habitantes de este pueblo. “Me impliqué tanto en el tema por la gran desigualdad que vi entre nuestro país y el suyo. La falta de agua potable, de medicinas, de casa con condiciones mínimas higiénicas, de aseos, de oportunidad de salir adelante por ausencia de empleo. Y sobre todo, la pasividad del Gobierno ante el sufrimiento de la población. Todos los días convives con la muerte de niños menores de 5 años. Eso o te refuerza y te engancha para volver, o te hunde y no vuelves más”.
Tras haber reconstruido el Centro para niños desnutridos, y llevar su consulta tropical a otras aldeas de la zona la nueva meta que se propone Natalia es la de construir una pequeña casa en Gambasse con sus ahorros, en un terreno donado por la aldea. Para ello está recaudando fondos de distintas maneras. Por un lado, con la venta de objetos hechos por el grupo ‘Artesanía solidaria’, para las enfermeras de aquí como porta bolígrafos, carteras o broches. También vende lotería de navidad, además de aportar lo recaudado en galas o premios. Todo suma con el fin de llenar una vez más esta furgoneta que llevará, mucha ilusión, esperanza y una sanidad más digna a la más profunda selva de Guinea.
Otro de los proyectos que ha desarrollado paralelo al de cuidados sanitarios es el del apadrinamiento de niños. Hasta el momento lleva 22 apadrinados, gracias a lo cual la pequeña escuela de esta aldea se mantiene. “La ayuda que recibimos se invierte directamente en la aldea”, explica Natalia.
¿Por qué Gambasse?
La aldea de Gambasse tiene 250 habitantes. Se encuentra en la región de Bafatá, en la selva guineana, en una de las zonas más pobres del país. Es una aldea rodeada por otras más pequeñas, por lo que es un punto estratégico para dispensar cuidados y consulta de medicina tropical. “Las necesidades más inmediatas son potabilizar el agua que beben y recibir consulta de medicina tropical y los fármacos necesarios para las patologías que padecen, porque la falta de recursos de la población y el exagerado precio de los mismos en las farmacias así como su dudosa calidad, hacen que sea muy difícil tener una sanidad básica.