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El hospital más antiguo de La Rioja

Inaugurado en 1871, el Hospital Provincial de La Rioja se encuentra en un enclave privilegiado de Logroño, junto al Ebro. La atención sanitaria en esta zona se remonta al s. XVI. Vivió su época de mayor esplendor en la segunda mitad del s. XX, al convertirse en centro de referencia del INSALUD.

05 noviembre 2017 / Número 15 5 minutos de lectura

TEXTO Y FOTOS: Gabinete de Comunicación del Hospital de La Rioja
FUENTES: Diario La Rioja. Y CERRILLO RUBIO, María Inmaculada: La formación de la Ciudad Contemporánea, Logroño, entre 1850 Y 1936.

Es el hospital en funcionamiento más antiguo de la Comunidad de La Rioja; situado en Logroño junto al puente de Piedra, a la orilla del Ebro, en un edificio del siglo XIX. En la actualidad cuenta con servicios de Geriatría, Cuidados Paliativos, Salud Mental, Rehabilitación y Radiología.

Según consta en un antiguo documento, ya en el siglo XVI el edificio desempeñaba las funciones de centro sanitario hasta la inauguración del actual Hospital de La Rioja -popularmente conocido en Logroño como Hospital Provincial-, construido al lado tres siglos después

Es años más tarde cuando el Ministerio de Gracia y Justicia, con la ayuda de las entidades riojanas, destina este caserón renacentista a centro penitenciario para delitos menores. Durante casi 36 años cumplió su nueva función.

Pero, como consecuencia de su progresivo deterioro, el edificio fue derribado -al igual que buena parte del patrimonio de la ciudad en los últimos 120 años. Hoy en día aún se pueden ver los vestigios de la vieja cárcel en el aparcamiento del Hospital de La Rioja. Un arco de medio punto de la fachada y una ventana atestiguan su existencia.

Hospital General de La Rioja

Vista del Hospital General de La Rioja

El Hospital Provincial, proyectado en 1866 con planos de Jacinto Arregui, fue inaugurado el 29 de septiembre de 1871 por el rey de España, Amadeo I en su visita a Logroño. Es ampliado en 1868, aunque seguiría de obras con planta en forma de “H”, neomedieval y austero en decoración. Inicialmente había un médico director, un médico segundo, un oculista y un médico director de sanidad militar, un cirujano, tres practicantes, un farmacéutico, un auxiliar de farmacia, un capellán, un administrador, oficinista, diez hermanas de la caridad, seis enfermeras procedentes del personal femenino acogido en la beneficencia, diez enfermeras, un portero, un jardinero, un leñador y una encargada de los niños expósitos.

Fue construido sobre parte del solar del convento de San Francisco, destruido por un incendio el 21 de octubre de 1869 y sobre parte de la antigua muralla que rodeó la ciudad.

Desde su apertura oficial en 1871, el Hospital Provincial (actual Hospital de La Rioja) ha ido evolucionando ligado a la historia y el crecimiento de la región. El centro ha estado marcado casi desde su gestación por las obras y el acomodo a las necesidades sanitarias.

A orillas del Ebro
El hospital está situado en Logroño junto al puente de Piedra, a la orilla del Ebro, en un edificio del s. XIX proyectado por el arquitecto Jacinto Arregui

El arquitecto Jacinto de Arregui diseñó en 1866 los planos del Hospital por encargo de la Diputación Provincial, que optó por asentar el edificio sobre parte de la antigua muralla y el antiguo solar del convento de San Francisco para atender a una población de 15.000 habitantes.

En sus primeros compases, la asistencia que se practicaba allí estuvo marcada por la limitación de medios y unas técnicas más propias del XIX que de la medicina moderna. Algo que, sin embargo, no impidió al centro ganar fama por la calidad de la cirugía practicada por sus profesionales.

Quirófano del Hospital de La Rioja a mediados del s. XX

Quirófano del Hospital de La Rioja a mediados del s. XX

Crecimiento
En los años 60 del siglo pasado, el Hospital contaba con sólo dos consultas abiertas al público (Otorrino y Oftalmología) y conservaba una planta para enfermos de tuberculosis. También permanecía la estancia de las hermanas de San Vicente de Paúl, las enfermeras de entonces, así como las salas para tratar enfermedades venéreas y otra, con barrotes, específica para presos.
Contaba además con su propia granja en la parte trasera, donde regularmente se hacía la matanza y se obtenía leche de vaca que nutría al centro y se intercambiaba por el pan que elaboraba la Beneficencia, en el otro extremo de Logroño. La gente más pudiente también tenía un sitio reservado. Cuatro habitaciones con comodidades impensables para el resto de pacientes a las que se accedía por una entrada con un cartel que rezaba ‘Enfermos distinguidos’.

Entrada del Hospital General de La RiojaEl transcurrir de los años dio también paso al aumento de consultas y medios. Aparecieron nuevas especialidades, en los sótanos se instalaron cocinas, lavandería, farmacia, la bomba de cobalto…
La desaparición de la Beneficencia en favor de la Seguridad Social provocó una crisis superada cuando el INSALUD le dio categoría de centro de referencia, compartiendo protagonismo con el Hospital San Millán.

Yolanda Caro, actual subdirectora de Enfermería de Atención Especializada del Servicio Riojano de Salud y, entonces, supervisora del Hospital Provincial de La Rioja, recuerda que durante aquel tiempo, el Hospital vive los años de mayor esplendor “dejó de atender sólo a pacientes de beneficencia y a funcionarios para ser el hospital de referencia de una parte de la Rioja Alta y de dos centros de salud de Logroño”.

Esta situación coincide con el cierre por reforma integral del Hospital San Pedro. El de La Rioja no sólo debe acoger a los profesionales del centro cerrado por obras sino también a más población.
Nines Ibáñez, actual supervisora de consultas externas del Hospital San Pedro y, en los años 80 y 90 del pasado siglo, enfermera del Hospital de La Rioja, señala que “estamos hablando de un gran volumen de población para un hospital tan pequeño. Se incrementó el número de trabajadores y, a la vez, se amplió la oferta médico quirúrgica, acogiendo a servicios como Medicina Nuclear y Radioterapia. Se realizaban gran número de intervenciones de Cirugía, Urología, Ginecología, Traumatología., Oftalmología, y Cirugía Plástica. Destacaría las primeras intervenciones de Cirugía Laparoscópica Intervencionista en 1991, con el cirujano Rafael Gil Albarellos”. Además de mantener la planta de Geriatría, Medicina Interna y Psiquiatría, Nines Ibáñez asegura que era un hospital autosuficiente porque contaba con Laboratorio, Radiología, Farmacia e incluso Anatomía Patológica.

Como en todos los hospitales pequeños el trato, además de muy profesional, era cercano y familiar tanto entre los profesionales y trabajadores del Centro como con los pacientes. Yolanda Caro afirma: “Éramos una gran familia, jóvenes, ilusionados y con ganas de trabajar en equipo. Para los pacientes, las enfermeras éramos su referente”.

Nines recuerda que había mucho compañerismo y que además de trabajar con ahínco “también disfrutábamos de buenas conversaciones y momentos de risa y de diversión: partidas al parchís, cenas en el hospital como si fuera un restaurante de 3 estrellas Michelín, (que nos lo digan a Rocío Díez y a mí)”, rememora con nostalgia Nines.

Equipo de profesionales sanitarios del Hospital de La Rioja

Equipo de profesionales sanitarios del Hospital de La Rioja

A finales de 1996 se oyen rumores de que el Hospital de La Rioja va a cerrar sus puertas pero, tras la incertidumbre inicial provocada por el cese de su actividad, quirúrgica, en los primeros años del nuevo milenio se remodela el centro para asumir sus nuevas funciones y cometidos.

Pacientes, profesionales y trabajadores del Hospital de La Rioja, enfermeras por citar solo a algunas de tantas, como Beatriz Moure, Inmaculada Barrio, Marian Rivera, recuerdan aquellos años con mucho cariño y añoranza.

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