“Mi obra es un reflejo de lo que yo soy y de lo que me conmueve. Me gusta mucho la sensibilidad y la delicadeza. Creo que son, también, dos aspectos muy importantes a la hora de desarrollar la enfermería, ser delicado y sensible. Todo esto lo tengo muy presente cuando pinto”. Así vincula Pilar Martín Torres su profesión, la enfermería, con su pasión, la pintura. Pilar es enfermera en el servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Central de Asturias, en Oviedo, donde trabaja durante la mañana. Cuando llega la tarde y el fin de semana, habitualmente, dedica su tiempo libre a crear obras con un estilo y un lenguaje propio, en el estudio que tiene en casa. “Cuando pinto, procuro comunicar aquello que, a veces, no tengo ocasión de expresar porque no encuentro el medio o el contexto adecuado. Intento plasmar lo que veo y me impacta, aquello que afecta a mis emociones”.
Su forma de percibir y de entender la realidad fue la que también le terminó animando para estudiar Enfermería. “Me matriculé en Medicina. A la vez, ese mismo verano, fui con una amiga a unos cursos de enfermería en Santander. Comencé las clases en la facultad y un día, para mi sorpresa, me llamaron del Hospital de Valdecilla para decirme que había obtenido el número 1 en las prácticas. Me preguntaron por qué no me presentaba y, al final, me marché a su escuela. Desde el principio, me enganchó la enfermería”, recuerda. Sus primeras prácticas resultaron determinantes en esta decisión. Era 1972 y Pilar estuvo en el pabellón de beneficiencia. “Me volqué muchísimo con las personas que estaban allí. Era un mundo que desconocía y vivirlo de manera directa me impresionó. Despertó en mí un enorme sentido de la responsabilidad con los demás y esto fue lo que me hizo elegir Enfermería. Es una profesión muy comprometida con los demás. Siempre me ha gustado tratar con los pacientes”.
William Turner y Claude Monet son sus pintores favoritos. La obra de Pilar Martín transmite paz y tranquilidad. Así se lo han asegurado en más de una ocasión. “Una vez, mientras preparaba una exposición, cuando terminó el montaje, el director de la sala me preguntó: ‘¿Sabes lo que me inspiran tus cuadros? Paz y tranquilidad’. Y es verdad. La visión general de la exposición transmitía sosiego”. Para crear estos efectos, emplea veladuras suaves y delicadas. “Yo no trabajo colores fuertes, ni trazos rotos. Siempre empleo la gama de los tonos pastel”. En estos momentos, Pilar está trabajando en una serie de formatos pequeños, minimalistas, de paisajes difusos, que tiene previsto llevar a una galería. “Pero exponer no me obsesiona. No quiero ponerme límites. Pinto cuando quiero y puedo, con el alma y el corazón”.
Su obra premiada
Pilar pinta desde que era una niña. Además, es autodidacta. “A veces he ido a algún curso. Habitualmente me reúno con otros compañeros. Siempre aprendes algo”. Tras varios años sin presentarse a certámenes, en 2014 envió una de sus obras al XII Concurso de Pintura del Colegio de Médicos de Asturias. Ganó el primer premio. “Es mi marido quien me anima a presentarme. Además, es muy crítico con mi obra”, asegura. Así es como Pilar ha ganado diversos premios: el Certamen de Pintura “Diario de León” en 2006, año en el que también logró el “Vila de Cedeira” de La Coruña, o el “II Certamen Nacional de Pintura de Villaviciosa”, en Asturias, en 1999. También cuenta con numerosas menciones honoríficas y premios de adquisición de sus cuadros. Ha realizado una decena de muestras individuales y ha participado en innumerables exposiciones colectivas. Pero advierte: “Mi obra es muy íntima y mía. Pinto para mí, con el alma y con el corazón. Sólo cuando vienen amigos y personas conocidas a casa suelo enseñarla”.