La estabilidad laboral es la principal motivación de las enfermeras que están preparando alguna de las oposiciones abiertas en España. “Mejorar mi jornada laboral y obtener un puesto fijo, para siempre”, dice Saray Los Argos, a lo q ue A maia V ispe añade esta queja: “No depender de que alguien te contrate o de una lista que no tiene en cuenta la especialidad, los méritos o el tiempo trabajado.” El desarrollo profesional es otra de las inquietudes, como manifiesta Vanessa Nolasco: “Quiero formar parte del cambio que se tiene que producir dentro de la gestión de enfermería, donde todos los trabajadores participen en la toma de decisiones, sustituyendo la gestión autocrática por otra más lineal, donde gestores y enfermeros estén en continua comunicación para mejorar la calidad asistencial”.
Junto a las motivaciones también hay desilusiones. “La incertidumbre, porque el estudio le resta muchas horas a la vida personal y familiar y no sé si voy a conseguir algo”, confiesa Cristina García. “Me desilusiona la desventaja de quienes tenemos poco tiempo trabajado y la importancia que se le da a esto, lo que nos resta posibilidades para lograr una plaza fija”, reconoce Saray Los Arcos.
La competencia y el número de enfermeras que se presentan es un denominador común. “Al principio, cuando ves tanta gente desanima, pero después compruebas que todas tienen los mismos problemas y están igual que tú”, explica Celeste Bayo. “No somos competencia, todas tenemos niños y nos ayudamos mucho”, confirma Amaia Vispe. “Tengo amigas que están preparando la OPE. Hemos hecho el curso juntas y anima bastante compartir dudas, preocupaciones…” comenta Cristina García. “Mucha gente de mi entorno está opositando y es importante tener alguien con quien compartir tus inquietudes”, concluye Vanessa Nolasco.
“Quiero formar parte del cambio que se tiene que producir dentro de la gestión de enfermería”. Vanessa Nolasco, enfermera.
Fuerza de voluntad para conjugar vida profesional y personal con el estudio
“Lo más difícil es tener fuerza de voluntad para cumplir con los horarios que te marcas, renunciar muchas veces a cosas que te gustaría hacer y no puedes. Cuando te sientas a estudiar tras un día duro de trabajo, las fuerzas flaquean, pero entonces piensas en tus objetivos y las sacas de donde no las hay” comparte Vanessa Nolasco.
A lo anterior se añade que el cuidado de los hijos es otra de las dificultades que muchas opositoras deben salvar. Celeste Bayo tiene una niña de 17 meses. “Se sigue despertando por las noches y, a veces, durante el día necesito cinco cafés. Mi marido y mi familia se quedan con ella, siempre que pueden, para que pueda estudiar tranquila”. En el caso de Amia Viste “estamos mi marido y yo, por lo que lo más difícil de compatibilizar son los niños y la casa. Siempre hay algo que hacer, ponerte con la tarea de los niños o hacer la compra”.
De esta forma, el cuidado de los hijos es lo que más tiempo suele restar a la preparación de las oposiciones. Así lo indica también Cristina García. “Normalmente suelo estudiar cuatro o cinco horas al día, habitualmente por la tarde, ya que por las mañanas tengo que cuidar a mi hija pequeña”.
En el caso de Saray Los Arcos la mayor dificultad que encuentra es compatibilizar la preparación de las oposiciones “con otros estudios en paralelo”. En este sentido, a veces piensa que “no estoy haciendo lo suficiente, pero creo que estoy trabajando a buen ritmo”.
El tiempo dedicado al estudio se resta a otros aspectos vitales. “Ver una película o salir a cenar con mi marido son citas que no caben en mi agenda. Intento estudiar al menos cinco días a la semana”, comparte Celeste Bayo.
Todo es una cuestión de tiempo. “La constancia, la fuerza y las ganas las tengo, sólo me falta tiempo, pero seguro que a muchos de los que hoy tienen plaza les pasó lo mismo y lo consiguieron”.
Tras realizar el curso de FUDEN, Amaia va a organizar su estudio junto con un grupo de amigas, con el fin de repartir todo el trabajo de estudio Amaia Vispe Astola Amaia tiene 39 años. Terminó Enfermería hace 19, en 1997. En 2003, hizo la especialidad en Salud Mental. En la actualidad es enfermera del Equipo Comunitario Asertivo, donde tiene un turno fijo, de lunes a viernes, de 8 a 3, junto a una guardia localizada cada doce semanas. Amaia es madre de tres niños de 9 y 7 años y de 9 meses. “Hace poco hice el curso de FUDEN. Cogí carrerilla y estamos pensando, otras compañeras y yo, en estudiar juntas y repartirnos los temas. Si hubiera fecha concreta para el examen, ya lo tendríamos organizado. La idea es comprometernos con una hora al día como mínimo”, adelanta, al exponer sus planes de futuro. |
“Es mi oportunidad, en la anterior me quedé a las puertas y me voy a subir al tren” Celeste Bayo Celeste trabaja en el centro de salud de Sabiñán, de 8 a 3, más una guardia semanal. Terminó Enfermería hace diez años, en 2004. Tiene una hija de 17 meses. Hacer encaje de bolillos para dedicar tiempo, en las 24 horas del día, al trabajo, los estudios y la familia, tarea difícil ya que emplea dos horas en ir y venir al trabajo. Celeste está segura de que va a ser su año. “Es mi oportunidad. En la anterior, me quedé a las puertas. He visto el tren pasar muy cerca y esta vez me voy a montar en él”. |
“Invierto todo el tiempo posible en estudiar y preparar las oposiciones” Saray Los Arcos Saray tiene 25 años. Terminó Enfermería hace cinco, en 2009. En la actualidad, trabaja, con una jornada de un tercio, en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica del Hospital Reina Sofía de Tudela (Navarra). Tiene dos másteres y está realizando el doctorado en la Universidad Pública de Navarra. No tiene cargas familiares, por lo que organiza su día en base a las actividades que debe realizar, según el turno. “Invierto el máximo tiempo posible en estudiar, a diario, entre 6 y 8 horas”. |
“Siempre he trabajado y estudiado simultáneamente” Vanessa Nolasco Guirao Vanessa tiene 36 años y terminó Enfermería en 2007. Además es técnico especialista en dietética y nutrición y, anteriormente, auxiliar de enfermería. “Siempre he trabajado y estudiado de forma simultánea”, explica. Como nutricionista, pasa consulta dos o tres veces en semana, unas cuatro horas cada vez. Organiza sus estudios semanalmente. “Primero tacho las horas de trabajo y las que quedan libres las reparto en dos bloques: el primero para estudiar y el segundo para mi vida personal”. La enfermera Vanessa Nolasco considera que esta oposición “es la única posibilidad que tengo de desarrollarme profesionalmente. Es mi única opción y lucharé por ello, unos días con más ganas, otros con menos, pero siempre teniendo en cuenta cuál es mi objetivo final”. |
Cristina se ha presentado anteriormente a otras oposiciones, pero casi sin haber estudiado. Ahora, estudia la OPE de Madrid y ya ha realizado varios cursos de preparación Cristina García González-Carrato Cristina terminó los estudios de Enfermería hace 16 años, en 1997. Tiene dos hijos, uno de 6 años y otra de 2. Ahora está preparando las oposiciones del Servicio Madrileño de Salud. Se apoya en sus padres y en su marido para estudiar. De hecho, dedica las tardes a ello, una vez llega su marido a casa. “Creo que necesitaría dedicarle más tiempo al estudio, pero mi situación personal no me permite mayor dedicación, de modo que me organizo para intentar dividir mi jornada”. Anteriormente se ha presentado a otras OPES, pero sin apenas haberlas preparado. En esta ocasión, ya ha hecho los cursos de preparación de la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería, así como el de refuerzo del hospital Severo Ochoa. |