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“Tenemos que defender el cuidado y decirle a la sociedad que queremos cuidar”

Entrevista con el enfermero Antonio Torres Quintana, jefe del área docente de la Escuela de Enfermería Sant Pau y defensor del Cuidado como instrumento metodológico esencial en la profesión enfermera.

18 octubre 2019 / Número 22 7 minutos de lectura / Contenido multimedia

La conversación con Antonio Torres (@ArteCuid) comienza con una confidencia: “Cuando era joven no quería estudiar enfermería. Mi familia siempre ha estado muy ligada al ámbito de la salud y preferí estudiar informática y psicología”. Y finaliza con otra: “Ya tengo cincuenta años y estoy muy contento con todo lo que he hecho. Lo que ahora quiero hacer es devolver a la profesión enfermera todo lo que me ha dado”. Entre medias, una trayectoria que comenzó como programador analista de informática en un hospital y que cambió su porvenir profesional. “Tuve que diseñar un programa informático que recogiese lo que realmente estaban haciendo las enfermeras en el servicio de urgencias. Tenía que hablar muchísimo con ellas y ver lo que hacían. Fue un flechazo. A nivel informático fue imposible recoger todo lo que hacían. Podías incluir algunos actos, la hemodinámica, la toma de constantes… pero no podías traducir la sutileza del cuidado. Era imposible. Fue cuando me di cuenta de que la profesión enfermera era lo que realmente me gustaba y decidí estudiar. Realmente, necesité ser enfermera, tener el contacto con la persona y cuidarla. No eran tan importantes las técnicas, que ya había sido capaz de recogerlas en el programa, sino que quería comprender la esencia del cuidado y así empecé”.

Antonio siempre ha vinculado el cuidado con su pasión por el arte, otra de las claves de su pensamiento como enfermera. “Desde pequeño mi familia me ha transmitido el amor por el arte y me ha encantado. En lo más simple de la vida busco el punto de vista artístico y fue en la sutileza del cuidado donde encontré el arte. La enfermera convierte su trabajo en arte cuando es capaz de labrar el cuidado, esculpirlo, amasarlo, incluso de llegar a tejerlo. Es algo muy artesanal. Somos capaces de dar al paciente aquello que necesita, de forma que lo convertimos en arte. En mi caso, siempre identifico a las personas con artistas o con obras de arte, porque hay personas realistas, impresionistas, expresionistas, naturalistas, barrocas… Esto ocurre también con los pacientes. Como enfermera, puedes identificarlos con artistas e incluso con colores”. Al hilo de esta idea, Antonio Torres explica que emplea el color para identificar el estado de los pacientes. “Es muy importante porque con el cuidado enfermero hacemos tantas intervenciones como sean necesarias con la persona, basadas en el conocimiento, la ciencia y la evidencia. Podemos hacer tantas como colores y la gama cromática es infinita, está llena de matices. Cuando hablamos con otra persona y vemos que se expresa solo a base de grises o tonos monocromáticos, sabemos que necesita otro tipo de color. El amarillo, por ejemplo, propio del impresionismo, que significa la búsqueda de la luz y de la esperanza. Podemos transmitir el amarillo a la persona que se manifiesta con grises. Los colores están muy relacionados con el cuidado y también con la conducta y las emociones. Alguien con depresión o ansiedad suele mostrarse de forma monocromática, con colores fríos. Es lo que ocurre con Picasso y su etapa azul. Las enfermeras también empleamos el color azul para expresar la frialdad. Por ejemplo, la gráfica de la hipotermia es azul”.

El arte del cuidado
“En lo más simple de la vida busco el arte y fue en la sutileza del cuidado donde encontré el arte del cuidado. La enfermera convierte su trabajo en arte cuando es capaz de labrarlo”, afirma Antonio Torres

Antonio Torres durante una conferencia

¿Cuál es el color de la enfermería? Antonio tiene clara la respuesta. “El arcoíris. Tenemos que potenciar que las enfermeras aprendamos desde la facultad la habilidad de usar los colores, de cambiar nuestro color para ser capaces de conectar con la otra persona. Por este motivo, en la universidad empleo muchísimo el arte. Lo hago en todas mis clases”. Antonio es jefe de área docente de la Escuela de Enfermería Sant Pau, adscrita a la Universidad Autónoma de Barcelona. Imparte las asignaturas de ‘Cuidados Enfermeros al Adulto’, ‘Metodología Enfermera’ y ‘Antropología de la salud’. Es director del Máster de Enfermería Intensiva y coordinador del Curso de Mandos Intermedios ACDI-EUI Sant Pau. “Cuando analizas una obra de arte con los alumnos siempre aparece el toque del cuidado. Para mí el cuidado no es específico de la profesión enfermera y si lo consideramos así nos estaremos equivocando. El cuidado es una ley universal. Es más, incluso hay leyes universales que, desde mi punto de vista, dependen del cuidado. Las personas nos cuidamos entre nosotros. Todas las profesiones tienen como objetivo principal o secundario el cuidado. Una piloto aérea tiene como objetivo cuidar del pasaje. Un carnicero tiene como objetivo cuidar de su clientela. Nos cuidamos en sociedad. La cadena de supervivencia es cuidado. La naturaleza se cuida. El universo se cuida. Cuando no hay cuidado aparece el desorden. En cambio, cuando hay cuidado todo funciona con orden. La ley de la gravedad también persigue el cuidado. Para mí, el cuidado es la esencia. Si hablamos del cuidado bajo un conocimiento científico, basado en la evidencia, con una esencia humanista, por supuesto es el cuidado de las enfermeras, el que damos a la persona en una etapa determinada de su vida. Cuando hablo del cuidado enfermero a nivel universitario siempre lo reflejo en los diagnósticos enfermeros a través del arte. Siempre los animo a reflexionar: ¿Cómo somos capaces de aprendernos 15.000 diagnósticos médicos y no de integrar 244 diagnósticos enfermeros? ¿Qué nos pasa a las enfermeras? Cuando a un alumno le pones una obra de arte y le preguntas lo que ve, qué alteraciones aparecen diseccionando la obra de arte, le haces un paralelismo con los diagnósticos enfermeros y los integra perfectamente, porque el cuidado es a la vez ciencia y arte”.

En todos los conceptos anteriores se basan otras iniciativas emprendidas por Antonio Torres como #CuidArte en Twitter, donde disecciona cada domingo una obra de arte desde el perfil @ArteCuid: “Trato de reivindicar la esencia del cuidado, defenderlo y visibilizar a la sociedad lo que realmente somos las enfermeras, lo necesarias que somos. También busco que las enfermeras nos demos cuenta del gran trabajo que realizamos”, explica. De ahí la reivindicación de Antonio Torres del cuidado con C mayúscula, frente a una expresión tan de moda como la humanización. “Cuando se habla de la humanización del cuidado me da una pena impresionante. Cuando decimos que hay que humanizar el cuidado, estamos transmitiendo a la sociedad que el cuidado que realizamos es inhumano o deshumano. Pienso que es muy injusto para las enfermeras y el Cuidado. Es verdad que hay enfermeras que descuidan, mal cuidan o no cuidan; y tenemos que buscar el motivo. Pero humanizar el cuidado es imposible. Es como decir que hay que industrializar la industria. Las enfermeras no podemos decir a la sociedad que tenemos que humanizar el cuidado. Si mañana sale una noticia de que hay que humanizar las guarderías, ¿qué pensaríamos? ¿Qué está pasando en las guarderías? Las enfermeras tenemos que decir que queremos cuidar, cuidar con c. Lo que tenemos que hacer es reclamar una solución para todas aquellas variables que impiden el cuidado, por ejemplo, los ratios de enfermera-paciente, el estrés o los contratos basura, entre otros factores”.

La Fundación Cuidarte

#CuidArte es una fundación de Antonio Torres con la que quiere seguir trabajando con la Enfermería y el Arte. “Tuve la oportunidad de disponer de una casa del s. X, calificada como patrimonio histórico, en la población medieval de Suria, cercana a Barcelona, y decidí crear la fundación. Tiene una cueva que comunica con un castillo donde mi idea es desarrollar un espacio dedicado a exponer obras de arte relacionadas con el cuidado y analizadas siempre bajo la mirada enfermera. En este momento de mi carrera profesional estoy muy satisfecho con todo lo que he hecho y quiero devolverle a la profesión lo que me ha dado”.

Presentes en más ámbitos

Antonio Torres considera que las enfermeras tienen que salir de su zona de confort para mostrar a la sociedad la importancia de su labor. “Nos quejamos de que no somos visibles en la sociedad y no me extraña que sea así. Solamente transmitimos nuestro conocimiento a los profesionales que nos rodean y que comparten nuestros propios intereses. Pero, ¿por qué no salimos del campo de la salud y vamos a un congreso de arquitectos, o de turismo, y les explicamos lo que estamos haciendo las enfermeras? Yo disfruto mucho hablando en otros foros, en congresos internacionales de arte, de arquitectura… Me encanta que personas ajenas a la profesión enfermera se interesen por ella, pregunten y quieran saber sobre los diagnósticos enfermeros”. Así lo ha hecho Antonio, por ejemplo, en instituciones como el Museo Van Gogh de Amsterdam, donde diseccionó la obra del pintor desde el punto de vista enfermero. A su juicio, las enfermeras están muy enfocadas al área asistencial, algo que habría que corregir. “Es una autocrítica que me hago yo mismo, desde el mundo académico”, matiza. “La profesión enfermera es muy potente. Estamos consiguiendo una gran autonomía y reconocimiento. Estamos trabajando muy bien logros como la prescripción. En la gestión, aunque ya tenemos las primeras enfermeras gerentes, a nivel hospitalario, tenemos que seguir dando pasos adelante, al igual que con la investigación, donde tenemos que buscar más la mirada cualitativa. Desde la docencia, tenemos que ser más humildes y acercarnos más al mundo asistencial.

Antonio Torres:
“Cuando sepamos apreciar el instrumento que tenemos, el cuidado, cambiará nuestra imagen”

Sin embargo, hay dos áreas que son importantes y que reclaman la necesidad enfermera. La primera es el área social. Hay problemas sociales que necesitan la presencia de la enfermera, como el vagabundeo, al que tenemos como diagnostico enfermero, pero también otras realidades como los desahucios, la desnutrición infantil, la prostitución… Podemos abordarlos porque tenemos la formación, las intervenciones y la evidencia. La segunda área es la cultura, donde también estamos. Hay enfermeras que están escribiendo, con publicaciones, elaborando narrativas de gran calidad. Luego están las redes sociales, donde hay mucho conocimiento. Y, por supuesto, el arte. En la Fundación #Cuidarte tengo un cuadro, obra de un gran pintor, que representa las áreas del conocimiento y aparezco yo, muy pequeñito, como enfermera. Las áreas de conocimiento enfermeras son muy amplias pero es que el cuidado, el instrumento que tenemos las enfermeras, es muy potente y puede ser aplicado a casi todas las áreas de la vida. Yo pienso que el día que las enfermeras sepamos apreciar el instrumento que tenemos, el cuidado, cambiará la imagen de la profesión que tiene la sociedad. Esto lo conseguiremos cuando realmente defendamos el cuidado y lo potenciemos. Claro que estamos avanzando y yendo a más. Soy consciente de que vamos mejorando. Sin embargo, tenemos que defender el cuidado y decirle a la sociedad que queremos cuidar”.

Para completar la conversación, Antonio Torres recalca el siguiente mensaje: “Yo no tengo el poder divino de Humanizar, pero tengo el privilegio de poder Cuidar. Quien piense que tiene el poder de Humanizar que sepa que ha perdido la Humildad de Cuidar”. Así de claro lo cuenta también en la entrevista en Sanará Mañana, el podcast de Frecuencia Enfermera.

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