La puesta en marcha de un perfil de Instagram como herramienta para el tratamiento de la anorexia y la bulimia, una hoja de bienvenida a la unidad escrita por los propios pacientes o una libreta de sentimientos y vivencias son algunas de las iniciativas desarrolladas por las enfermeras del hospital de día de trastornos de la conducta alimentaria perteneciente al Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Todas estas iniciativas se enmarcan dentro del plan estratégico del centro, según explica Ángeles López, jefa enfermera del Área de Salud Mental: “Nuestro plan estratégico nos marca como retos promover la participación del paciente y su familia en la toma de decisiones, ofrecer una atención integral a lo largo de la vida, intervenir en el entorno natural del paciente y su familia, e innovar en docencia e investigación”.
El Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, cuenta con un hospital de día con 37 plazas para niños con edades comprendidas entre los 9 y los 18 años y con diferente intensidad y modalidades de tratamiento. La mayoría de ellos tienen trastornos de la conducta alimentaria. “Uno de los colectivos más vulnerables al que damos asistencia es la salud mental infanto–juvenil. La prestación de servicios que da soporte a este tipo de población es ofrecida por un equipo interdisciplinar donde el papel de la enfermera especialista en salud mental tiene especial relevancia”, explica la jefa de enfermería, Ángeles López.
El hospital de día atiende a 30 pacientes. Para ello, cuenta con una plantilla de seis enfermeras, dos para el turno de mañana y otras cuatro para el de tarde. Como explica Ángeles López, “el papel de la enfermera de salud mental se contempla dentro del proceso de atención integral a las personas con enfermedad mental, incluida en el equipo interdisciplinar, donde se unifican criterios de trabajo para la mejora de la calidad del servicio enfermero”. Lola Domene fue la primera enfermera incorporada al equipo, hace 18 años. “Llegué con el claro objetivo de hacer educación con los pacientes”, recuerda. “En la actualidad, recibimos pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, sobre todo niñas, con edades comprendidas entre los 9 y los 18 años. Nuestro objetivo es estabilizarlas para que posteriormente se vayan integrando en la comunidad y regresen a su entorno”. En este sentido, Ángeles López incide en que la atención en salud mental prioriza la inserción en la comunidad. “Para ello, combina diferentes posibilidades de atención en el ámbito ambulatorio, comunitario y de rehabilitación, de internamiento y atención a las adicciones, teniendo en cuenta las necesidades de las personas enfermas y de sus familias”.
En el caso del Hospital de Día de Sant Joan de Déu, en función de la situación de cada paciente y su evolución, el equipo de trabajo desarrolla tres niveles de tratamiento: “En primer lugar, tenemos el grupo de once horas. Es como un ingreso diario, si bien van a dormir a casa. Están con nosotros de lunes a viernes y los fines de semana marchan a casa, aunque en función de cómo evolucionen tienen que venir a hacer una ingesta en la planta de hospitalización. Cuando están mejor, por la mañana van al colegio y por la tarde vienen a nuestro centro. Y, por último, en la etapa final están con nosotras un día a la semana. Con estas últimas niñas podemos trabajar otros muchos aspectos, al margen del tema de la comida, ya que están mucho mejor, pueden estar en casa y sólo nos quedaría consolidar todo el trabajo que hemos realizado”, destalla Lola Domene.
El ciclo de atención comienza el lunes. “Comprobamos si ha venido algún paciente a urgencias o si algún padre nos ha escrito para preparar la llegada de las niñas, a partir de las 8:45h. Durante el intercambio nos reunimos con los padres y sus hijas en un despacho para que nos comenten cómo ha ido el fin de semana. Una vez las chicas se quedan con nosotras, les tomamos las constantes, las pesamos y comenzamos con las actividades cotidianas que planteamos en la unidad”, describe Lola. “Organizamos grupos de gestión emocional, talleres de autoestima, etc. A partir de las 13h comemos con ellas, todos juntos en la mesa. Es algo que tenemos comprobado con la experiencia de años, si tú quieres enseñarles algo es mejor que te vean hacerlo a ti. Tras la comida, hacemos alguna actividad y seguimos trabajando con ellas sus diferentes tratamientos”.
El trabajo con las familias
Un aspecto muy importante del tratamiento es el trabajo con las familias. “Tenemos que empoderarlas al máximo”, subraya Lola Domene. “En primer lugar, cada cierto tiempo nos reunimos con ellas para hablar de pautas, dificultades, alimentación y gestión del comportamiento del adolescente. Además, tenemos dos actividades grupales de periodicidad quincenal. Primero, un grupo multifamiliar en el que hablamos de emociones y sentimientos, con todos los pacientes y sus familias y con los profesionales del hospital, como las enfermeras, el psicólogo y el educador. Y el segundo, un grupo específico con los padres de las niñas con trastorno de la conducta alimentaria en el que profundizamos en las consecuencias que genera la enfermedad, cómo podemos cambiar las pautas, mejorar la autoestima de las chicas, la alimentación… Siempre les decimos que ellos son necesarios para el tratamiento y que se tienen que apoyar en nosotras, sobre todo porque los pacientes con esta patología pueden volverse tiranos a la hora de comer y los padres tienen mucho miedo. Si es necesario, vienen con nosotras para ver cómo comemos con sus hijas. Los llevamos a una sala diferente desde la que pueden observar cómo estamos trabajando las conductas durante la comida”. Así, desde el momento del ingreso, los padres tienen contacto directo con las enfermeras, cuya labor está orientada a recuperar poco a poco el medio natural de las familias y sus hijas con el fin de superar el trastorno de la conducta.
Capacidad de innovación
El grupo de seis enfermeras del hospital de día del Sant Joan de Déu está continuamente innovando. Como fruto de esta orientación surgen iniciativas como la cuenta en Instagram @stoptca_sjd, la primera puesta en marcha por pacientes en un hospital de España. “La idea está basada en el apoyo entre iguales. Es una iniciativa conjunta de los pacientes y los profesionales del Área de Salud Mental. Tiene una finalidad terapéutica y se incluye dentro del tratamiento”, explica Jordi Mitjá, enfermero del turno de tarde y uno de los promotores de la iniciativa. Para ponerla en marcha, realizaron primero una búsqueda bibliográfica. A continuación, preguntaron a los pacientes si consideraban que el proyecto les podía ayudar y, por último, los formaron en un taller de redes sociales impartido por los profesionales de comunicación del Hospital Sant Joan de Déu. “La clave de todo es que los protagonistas son los pacientes. Son ellos quienes generan los contenidos, deciden qué van a escribir y qué foto van a publicar. El papel de los profesionales es validar esa información”, señala Jordi. “Evitamos hablar de comida o de peso y centramos los temas en las repercusiones socio-emocionales que tiene el trastorno, así como en las posibles estrategias para hacerle frente”. Tras los primeros meses de funcionamiento, han realizado una primera evaluación que ha validado su uso como herramienta terapéutica “pues aumenta la conciencia de enfermedad y la motivación para realizar cambios”, concluye el enfermero Jordi Mitjá.
Fomento de la parte social
El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria incide en el fomento de la parte social para que las pacientes recuperen su vida cotidiana. “Siempre que es posible, fomentamos que queden con sus amigos y salgan con ellos”, afirma la enfermera Lola Domene. “Queremos que vean mundo fuera de lo que es la burbuja del TCA. Si nosotros tenemos a una niña que su motivación es ir al colegio cada día pues vamos a trabajar con este hecho. Intentamos fomentar mucho la parte social, porque de lo contrario puede resultar muy difícil recuperarte definitivamente. Por ejemplo, cuando invitan a las niñas a una fiesta de cumpleaños, podría decir que no porque va a tener que comer delante de los demás y lo va a pasar mal. La respuesta la tratamos de trabajar con los padres y buscar alternativas con ellos. Quizás se pueda combinar que los padres vayan a buscar a la hija, coman con ella y después vaya a la fiesta de pijamas. Todo esto es muy importante, tanto la parte emocional como la social”. En todos los casos los padres sienten el apoyo de las enfermeras. “Cuando tienen una hija de 16 años con TCA, de golpe, parece que se han olvidado de ser padres y nosotros les ayudamos a recuperar la normalidad”, señala la enfermera Lola Domene.
Otros proyectos innovadores
Además de la cuenta de Instagram, las enfermeras del Hospital de Día de Sant Joan de Déu han puesto en marcha otra serie de proyectos innovadores. Uno de ellos es la hoja de bienvenida que entregan a los pacientes ingresados en la unidad de hospitalización parcial. “Su objetivo es transmitir tranquilidad, seguridad y confianza en el momento del ingreso. Es un soporte indispensable para iniciar el tratamiento, redactado con un lenguaje cercano, comprensivo y adaptado en el que se explican pautas clave, objetivos y consejos a seguir”, detalla Jordi Mitjá. El segundo proyecto es la libreta de sentimientos y vivencias en la que “expresan lo que sienten y plasman los pensamientos referentes al TCA. Posteriormente, los trabajan con los profesionales. Escribir les ayuda a que desaparezcan los pensamientos negativos y a relajarse. La libreta puede servir para plasmar el plan terapéutico y ver la evolución de los pacientes”.