Todo comienza en el control de Enfermería, donde recogen los datos de las familias interesadas en participar, quienes reciben la asistencia y las herramientas necesarias para realizar la siembra. Cada ejemplar, lleva el nombre y apellidos del bebé. Sus progenitores reciben un certificado como recuerdo de la experiencia, que pretende reforzar el lazo entre los ciudadanos y el hospital a través de la creación de un espacio verde sostenible con una fuerte carga simbólica.
Trabajo en equipo
La puesta en marcha de esta iniciativa ha sido posible gracias a la colaboración de los profesionales del Hospital Puerta de Hierro, entre los que ha destacado la implicación de las enfermeras, la Sociedad Concesionaria Hospital Majadahonda, el Ayuntamiento del municipio y los viveros Dubagán y Escuela Río Guadarrama.
Santiago Moraleda, subdirector de Enfermería, ha sido el coordinador. “Ha superado nuestras expectativas. Los padres lo han recibido con mucho entusiasmo. Incluso han sido ellos quienes se dirigían a nosotros para participar, antes incluso de que naciera el niño”. Así lo confirma Roberto Bermúdez, responsable del servicio de viales y jardines del hospital. “Es maravilloso. Ves mucha alegría. Percibes la ilusión de ese padre, o de esa abuela, que además ya han venido varias. Desde que les ves llegar hasta que se van, te dan las gracias. Todos emanan ilusión”, narra Roberto. “Cuando el padre, el equipo directivo… llegan al jardín, la humildad se apodera de nosotros. Allí no hay sillas, ni camas de hospital, ni despachos, ni informes a superiores. Estás tú, son tus manos, tu azadón, tu niño y su árbol. Lo vas a hacer por él y para él, para que lo vea crecer.” A su vez, Braulio García, de la sociedad concesionaria, destaca que “cuando ves a un padre plantando un árbol el día que nace su hijo te sientes completamente arrastrado hacia trabajar con corazón, ilusión y ganas para superar cualquier aspecto técnico”.
Todos los implicados destacan que es un proyecto sostenible, sin grandes costes. Esperan que la idea se ponga en marcha en otros hospitales, para que la historia tome los nombres de nuevos niños. Mientras, los padres ya regresan al Puerta de Hierro para comprobar cómo crecen los árboles que plantaron el día que nacieron sus hijos.
Un espacio de futuro
El bosque “Laguna Seca” es un monte resultante de acumular los escombros de la construcción del hospital Puerta de Hierro, inaugurado en 2008, que ahora se ha convertido en un espacio lleno de especies autóctonas como el olivo, la encina, el pino, el alcornoque y el quejigo, aportados por el vivero Dubagán. Su propietario, Luis Miguel Tarín Arienza, señala que “es una idea que viene marcada por la situación económica en la que vivimos. No hay presupuesto para estas cosas. Pero esta crisis está aquí, entre otros motivos, para humanizarnos más. Por eso acepté la propuesta. Santiago me inspira mucha confianza. Lo conozco desde que nacieron mis dos hijos en el Hospital La Paz, donde él era enfermero. A un proyecto como éste no le puedes decir que no. Además, tampoco supone una inversión muy elevada. Es mayor el coste del trabajo de cuidar los árboles que el de los árboles en sí. Me siento muy orgulloso como persona”.
El objetivo final es la mejora de la relación de los pacientes con su hospital, según indica el subdirector de Enfermería, Santiago Moraleda. “El Puerta de Hierro ha nacido con una filosofía determinada. La creatividad y la innovación forman parte de nuestros proyectos. Creatividad es tener ideas e innovación, es convertirlas en valor para nuestra organización. Es muy importante escuchar para decidir qué es más adecuado, especialmente a nuestros compañeros de viaje: pacientes, colaboradores… Queremos un centro que se diferencie, además de por la competencia de sus profesionales, por las relaciones que establecemos y por el trato a todos nuestros pacientes”.