En profundidad

Deporte, valores y cuidados

Tantaka es el programa de voluntariado de la Universidad de Navarra que permite a estudiantes como Teresa Gutiérrez mejorar la sociedad.

14 junio 2016 / Número 9 3 minutos de lectura

Cuidar es ayudar

La enfermería, el voluntariado y el arbitraje son los tres caminos que apasionan a Teresa Gutiérrez Alemán, estudiante de cuarto de Grado de Enfermería en la Universidad de Navarra. Es la única mujer árbitro del Comité Navarro de Baloncesto y forma parte del programa de voluntariado Tantaka de la UNAV. “Todos podemos aportar una hora de nuestro tiempo para ayudar a los demás. Para mí, el voluntariado es cuidar de las personas y en enfermería hacemos lo mismo”. Así fue como surge la idea de crear un taller de baloncesto dirigido a niños en riesgo de exclusión social, gracias al apoyo de la Universidad de Navarra, especialmente de la Coordinadora de Dirección de Estudios de Enfermería, Rosario Ruiz. “Un enfermero no solo tiene que serlo en su centro de trabajo, sino también fuera. La verdadera enfermería empieza cuando parece que no hay nada que hacer”, asegura. “Somos una profesión con grandes capacidades y cualidades. Además, tenemos un margen de progreso y desarrollo espectaculares”.

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Teresa Gutiérrez Alemán es estudiante de cuarto curso del Grado en Enfermería en la Universidad de Navarra (UNAV). Parte de su tiempo libre, lo invierte en Tantaka, el banco de tiempo solidario de la UNAV que permite a los universitarios aportar sus conocimientos para cubrir las necesidades sociales de su entorno. Teresa es uno de los exponentes más representativos de este programa, en el que participa desde su primer año de facultad. “Soy árbitro de baloncesto y he sido jugadora. Como conozco los beneficios y valores de este deporte, propuse la creación de un taller para trabajar con niños en riesgo de exclusión social”. Comenzó con cinco menores, que han ido creciendo hasta los 59 actuales, con edades comprendidas entre los tres y los 18 años. De ellos se ocupan un grupo de veinte voluntarios, coordinados por Teresa, con la ayuda de otro compañero, estudiante de Filosofía y Periodismo, Álvaro Reina. Cada sábado, entrenan de tres a cuatro de la tarde, en un pabellón cubierto cedido por la Federación Navarra de Baloncesto. “Mi ambición siempre ha sido que tengan las mismas oportunidades que cualquier niño. Estoy muy contenta con los resultados. Cuando empezamos, comprobabas que tenían una mirada de niños que han visto cosas que no son propias de su edad. Había mucha diferencia entre sus culturas, el trato entre ellos… Hemos conseguido que sean un grupo, que se quieran y respeten. No sólo enseñas baloncesto, sino valores como el cariño, la dulzura… Consigues que se integren, por ejemplo, mejorando su dominio del idioma”, resume Teresa. “Para lograrlo aplicamos la filosofía del cuidado. Siempre les digo a los voluntarios que tienen que disfrutar con lo que hacen, porque eso los niños lo perciben. Estamos para dar cariño, porque ellos tienen muchísima necesidad. Muchos la única comida que hacen ese día es la merienda que les damos. Su felicidad es nuestro mayor premio”. El programa va más allá del baloncesto, pues el contacto con los niños permite conocer su situación personal. Así, cuando necesitan clases extraescolares también las proporcionan a través de Tantaka. Incluso alguno de los mayores se ha convertido en árbitro, siguiendo el ejemplo de Teresa. “Aprendes disciplina, sentido de la autoridad y responsabilidad. Gestionas situaciones bajo mucha presión”.

Tras cuatro años de trayectoria, Teresa está trabajando para que el programa dé un paso más con los padres. “Muchos vienen al entrenamiento. La idea es emplear una sala del pabellón para que los alumnos de primero y segundo de Enfermería trabajen con ellos en educación para la salud, desde la lactancia materna a la higiene o la alimentación”.

Trabajo de fin de grado

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A raíz de sus prácticas en una residencia de ancianos, Teresa Gutiérrez Alemán trabajó en la actualización de sus guías de valoración geriátrica. El documento final está en proceso de convertirse en un protocolo para las enfermeras y en su trabajo de fin de grado, que está tutorizando Cristina García Vivar, profesora y vicedecana de Investigación de la Facultad de Enfermería de la UNAV. “Es una labor que emprendí con la ilusión de que todos los ancianos estén lo mejor atendidos posible, para conocerlos mejor y poder cuidarlos también mejor”, explica Teresa, que además es alumna interna en la Facultad, donde ha participado en una investigación relacionada con el desarrollo de un programa formativo para que las enfermeras trabajen con los familiares de pacientes dependientes e impulsen el concepto de “familia cuidadora sostenible”.

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