Calidad percibida

Viaje con destino: la salud

La enfermera Sandra Alvarado Rodríguez nos descubre su labor en la Unidad de Medicina Tropical y del Viajero del Hospital Universitario La Paz

05 febrero 2025 3 minutos de lectura

Cuando viajamos, pensamos en la capacidad de la maleta, en la ropa que nos vamos a llevar, en los productos de higiene o belleza que vamos a necesitar, zapatos, algún medicamento básico… pero, cuando nuestro destino está demasiado lejos, hay que gestionar algo más: las vacunas. No solo para protegernos a nosotros, sino para proteger a aquellos con los que vamos a tener contacto durante y después del viaje. La Unidad de Medicina Tropical y del Viajero del Hospital Universitario La Paz de Madrid existe por y para esa ocasión. Y ahí están enfermeras como Sandra Alvarado Rodríguez, con más de una década de experiencia, dedicando su día a día a la prevención, formación y cuidado de los pacientes que visitan esta unidad de cara a su nueva aventura por el mundo.

Vacunas, grandes protagonistas

“El 90% de nuestro trabajo lo dedicamos a la vacunación. Vacunaciones para viajes internacionales y actualizamos el calendario vacunal de gente que viaja”, explica Sandra. Los usuarios acuden, primero, a una consulta médica. Luego, es el turno de las enfermeras. “Las vacunas que le hayan pautado al viajero se las administramos según fecha de viaje, disponibilidad, etc.” Además, “solemos preguntarles sobre el viaje que van a realizar y, en función del destino, les asesoramos sobre medidas de higiene y dietéticas en cuanto a alimentación, agua…”.

El verano marca un punto álgido en la demanda. Viajeros apurados buscan inmunizarse contra enfermedades como el dengue o la fiebre amarilla, aunque a veces el tiempo juega en su contra. “Mucha gente viaja con muy poco anticipo y no les da tiempo a las segundas dosis, por lo que les citamos después del viaje para continuar la vacunación y completarla”, detalla.

Formación y prevención

Sandra también dedica parte de su tiempo a formar a otros profesionales. “Hacemos charlas semanales de una hora, donde exponemos diferentes enfermedades o problemas que puedan darse en los viajes”. Estas sesiones están abiertas a todo el personal del hospital e, incluso, se transmiten por Zoom para llegar a rotantes externos.

El papel de las enfermeras en esta unidad es, cada vez, más importante. Más allá de la vacunación, “tenemos que explicarle a las personas todas las medidas que deben adoptar en los viajes, que igual en España no son necesarias, pero, cuando vamos al extranjero, sí”.

Como apuntaba nuestra entrevistada, no siempre hay tiempo suficiente para completar las pautas de inmunización antes de un viaje. En ese caso, “cuando alguien tiene prisa, le explicamos que los primeros días tras la vacunación son un periodo ventana en el que debe extremar las precauciones”. La fiebre amarilla y la hepatitis A son las vacunas más frecuentes, aunque, a veces, deben administrarse hasta seis vacunas simultáneas, “especialmente a personas que participan en misiones de ayuda humanitaria”, apunta.

El post-viaje también es crucial. “Si una persona, aunque no fuera residente en España, viene al país y enferma por algún motivo, se le hace un seguimiento por parte del médico y, luego, si precisa alguna vacunación porque el calendario de su país no está actualizado, aquí se le inicia y se le dan las pautas para que continúe en su centro de salud”, comenta.

Si una persona, aunque no fuera residente en España, viene al país y enferma por algún motivo, se le hace un seguimiento por parte del médico y, luego, si precisa alguna vacunación porque el calendario de su país no está actualizado, aquí se le inicia y se le dan las pautas para que continúe en su centro de salud

Un ejemplo particular son las mordeduras de animales en destinos exóticos, como monos o murciélagos, desde Marruecos, “que lo vemos más cerca”, hasta Bali, que suelen requerir un protocolo riguroso contra la rabia. “Estos casos pasan también por la consulta médica, se les valora y en enfermería les curamos la mordedura, ya que suelen ser heridas sucias casi siempre”. Posteriormente, se hace seguimiento y vacunación de la rabia, “que suele durar unos 20 días; cuatro dosis”, detalla Sandra.

Lo que más le nutre de su trabajo, dice, es el contacto humano, y poder apreciar cómo el mundo cambia y evoluciona. “Ahora hay gente mucho más mayor que viaja. Antes, las edades eran de 20 a 40, y ahora el rango se ha ampliado hasta los 70 o 75 años”. Siempre hay miedos, especialmente en esta era en la que “todos tenemos acceso a todo tipo de información”, pero Sandra asegura que “al final, todos se van contentos y tranquilos, independientemente de los riesgos que puedan asumir en su viaje”.

Enamorada, cada día, un poco más de la profesión porque “cuanto más sé, más me gusta lo que hago”, Sandra tiene claro que su futuro continúa en esta unidad y que, mientras escribe su historia, quiere seguir siendo testigo de la de todas las personas a las que atiende.

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