Es necesaria una mayor apuesta por la enfermería geriátrica. Para ello, es importante que se difunda el trabajo que los profesionales realizan con las personas mayores, en muchos casos con pluripatología y un alto grado de dependencia. “A la especialidad le falta un impulso mayor, así como dar visibilidad a la labor que hacemos con los pacientes”, afirma el enfermero Adrián de Paz, responsable asistencial de Amavir, una compañía que gestiona 43 residencias de personas mayores en España. “La Geriatría es un área que te permite el seguimiento de la salud de la persona a largo plazo. En Atención Primaria o Especializada, el paciente entra y se va. En la residencia sé que va a permanecer con nosotros, voy a conocerlo a él y a su familia, voy a cuidarlo y a ver cómo evoluciona. Esto es lo que más me atrajo de la especialidad”, explica Elena Rincón, quien no dudó en el año 2002 en cambiar el laboratorio en el que trabajaba por la residencia de Amavir Mutilva de Pamplona, donde hoy es la coordinadora de enfermería. Estas mismas funciones las desempeña en el centro Diagonal de Barcelona Laia Cañada, quien también tuvo clara su vocación desde que comenzó a estudiar: “No solo haces una labor clínica, sino también psico-social. Es una manera diferente de trabajar, en la que abordamos muchas facetas de los residentes”. Siguiendo esta línea, Adrián expone el enfoque de la labor de enfermería realizada en Amavir: “Si nos salimos del centro de salud o del hospital, parece como que nuestro papel en los centros residenciales tiene una categoría inferior, pero no es así. Nosotros nos centramos en la continuidad de la asistencia, un concepto con mucho auge ahora, que en nuestro caso siempre hemos desarrollado. Somos igual de importantes que en Atención Primaria o Especializada. De hecho, están publicándose datos sobre la disminución de los días de estancias hospitalarias derivados de los cuidados que podemos realizar en las residencias, gracias a que contamos con profesionales muy competentes”.
“Somos una parte más de la continuidad asistencial. Hay que tener más en cuenta a los recursos socio-sanitarios y las residencias de mayores”
A la profesionalidad se une el concepto de hogar, según indica Adrián de Paz. “La residencia es su casa, donde viven. La parte asistencial es un plus extraordinario. Somos su casa, en la que cuentan con el servicio profesional de médicos, enfermeras, fisioterapeutas, etc. Entre todos lo que transmitimos a los residentes y sus familias es que nuestro objetivo es garantizar su seguridad, trabajando en base a las necesidades y las expectativas que tienen sobre nosotros”. De esta forma, cada persona cuenta con un plan de cuidados personalizado. “El trabajo de enfermería comienza en el momento del ingreso”, explica Elena Rincón, coordinadora de Amavir Mutilva en Pamplona. En colaboración con todo el equipo, hacemos una valoración muy exhaustiva de cada residente, con sus riesgos y necesidades. Sobre esta base planteamos el plan de cuidados individual. Una vez puesto en marcha, vamos realizando un seguimiento y revisión, porque en algunos casos nos podemos llevar impresiones erróneas iniciales que vamos corrigiendo en el día a día”. Todo ello, con objetivos a medio plazo y una sensibilidad especial. “La humanidad siempre la tenemos presente”, afirma Laia Cañada, coordinadora de enfermería en Amavir. “El acompañamiento, en el día a día, es muy importante. Es un período de la vida donde a veces la persona se siente sola, por ejemplo en su casa. En la residencia no ocurre. Nosotros somos su familia. Es uno de los aspectos más bonitos de la Geriatría y por el que muchos trabajadores estamos aquí”. De forma paralela, el contacto cercano con las familias de las personas residentes es otro de los aspectos relevantes. “Nuestro objetivo es que los familiares estén tranquilos y depositen su confianza en nosotros, en nuestros cuidados, porque nos ven trabajar como ellos desean”, asegura Laia. De hecho, el propio equipo de profesionales funciona como una gran familia. Elena Rincón pone como ejemplo el centro de Navarra. “Es un edificio muy luminoso, con un ambiente muy familiar. La mayoría del personal, el 90%, llevamos muchos años. Nos conocemos todos y nos apoyamos, conocemos muy bien a los residentes y el trato siempre es muy cercano”. De hecho, el trabajo de la coordinadora de enfermería en las residencias “está enfocado a garantizar la buena atención de cada persona, a través de la gestión de recursos, la prevención de riesgos, las áreas de mejora o la calidad” enumera Elena. “Velamos por la calidad de los procesos asistenciales, completa Laia Cañada.
Trabajo en equipo
El trabajo con los pacientes en las residencias de Amavir es multidisciplinar, como subraya Elena Rincón. “Es un aspecto muy positivo de este tipo de centros. Por ejemplo, desde enfermería colaboramos, de un lado, con el equipo gerocultor, y de otro con el resto de equipo técnico. De hecho, la coordinadora de enfermería es el nexo de unión, por ella pasa toda la información, de un equipo a otro. La labor de las auxiliares de geriatría es fundamental, son nuestro principal apoyo. Desde primera hora de la mañana, vamos trabajando al mismo tiempo con cada residente, con la idea de no molestarlos continuamente con nuestros cuidados y que tengan tiempo para su ocio. La finalidad de todos los profesionales es el bien de los residentes. No existen tantas jerarquías. Todos tenemos mucha experiencia y compartimos la información, lo que nos ayuda a mejorar cada día”.
En función de las necesidades de cada persona, las enfermeras van colaborando con el resto de profesionales de las residencias, como indica Adrián de Paz. “De forma general, colaboramos con terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas. En las unidades de demencia, el trabajo es interdisciplinar, con los psicólogos, con todos… La idea es mantener las capacidades de cada persona, potenciarlas cuando se pueda o evitar que disminuyan si el estado de salud es peor”. Al respecto, las enfermeras de Amavir advierten sobre el error, generalizado, de que en las residencias se suele fomentar la dependencia de las personas. “Es una apreciación que no obedece a la realidad”, incide Elena Rincón. “Lo que ocurre es que en muchos casos ingresan personas con un nivel de dependencia muy elevado. Permanecen en sus domicilios hasta el último momento, cuando ya es inviable que sigan viviendo en él debido a la pérdida de autonomía. Por este motivo, trabajamos de manera multidisciplinar, con todo el equipo, para mantener la capacidad que tienen a todos los niveles. En otras ocasiones nos enfocamos hacia la recuperación, cuando tenemos residentes que vienen de una intervención, por ejemplo, de cadera. Con todos llevamos un proceso de atención individualizado, enfocado a mantener su confort, disminuir o evitar el dolor, favorecer el descanso, recuperar funcionalidades, evitar alteraciones conductuales… Lógicamente, estamos muy limitados, porque tenemos una media de edad muy elevada y las personas realmente válidas son muy pocas”.
“La Geriatría es un área que te permite el seguimiento de la salud de la persona a largo plazo. En Atención Primaria o Especializada, el paciente entra y se va. En la residencia sé que va a permanecer con nosotros, voy a conocerlo a él y a su familia, voy a cuidarlo y a ver cómo evoluciona”
La coordinación con la Atención Primaria y la Especializada es una de las áreas en las que se está mejorando en los últimos años, especialmente con la implementación de las unidades específicas de geriatría en los hospitales. “Cada vez hay más geriatras y enfermeras especialistas en geriatría en los hospitales, con los que solemos mantener un contacto directo. La comunicación ha mejorado muchísimo. Esto es una gran ayuda tanto para el paciente como para sus familiares, pues perciben la existencia de un proceso asistencial cerrado, evitando los saltos de un eslabón a otro”, indica Adrián. En este punto, es fundamental la coordinación con los diferentes servicios del hospital. “Cuando un residente regresa de un ingreso, en el centro puede necesitar apoyo con hospitalización domiciliaria. O, por ejemplo, también trabajamos con el equipo de cuidados paliativos, que nos apoya cuando tenemos algún caso. Todo ello, con la idea de evitar que el residente salga de su entorno, porque en muchas ocasiones el traslado a otro lugar les puede perjudicar más que el beneficio que van a obtener”, ilustra Elena. En el día a día, la coordinación con los centros de salud también es habitual. “Con Primaria siempre estamos en contacto, por ejemplo, para tramitar todas las recetas y la medicación de las personas con enfermedades crónicas”, explica Laia.
La importancia de la atención sociosanitaria
Elena, Laia y Adrián tienen muy clara la importancia de las residencias de ancianos y del área de atención socio-sanitaria, algo que trasladan en sus conclusiones. “Somos una parte más de la continuidad asistencial. Hay que tener más en cuenta este tipo de recursos, ya que en muchas ocasiones el desconocimiento de cómo trabajamos conduce a que no se nos considere con el suficiente nivel de especialización”, afirma Adrián de Paz, responsable asistencial de Amavir.
El perfil de la enfermera geriátrica
Amavir gestionia 43 residencias en toda España. En ellas trabajan 395 enfermeras, con una media de diez profesionales por cada centro. “Si ya la enfermería es vocacional, el trabajo en Geriatría tiene que serlo más aún“, explica Adrián de Paz, responsable asistencial. “Debes tener un trato especial hacia las personas mayores, saber manejar la pluripatología, poder trabajar en equipo de manera multidisciplinar. Todos trabajamos por un mismo objetivo con cada persona y tenemos que ir en la misma línea. Hay que saber integrarse con otros profesionales y evitar que cada uno vaya por su propia cuenta”.