En el seno de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) de España existe un equipo de coordinadores que juega un papel crucial para garantizar que los órganos de los donantes lleguen a sus receptores de manera equitativa y eficiente. Las enfermeras coordinadoras son un pilar fundamental dentro de la organización, y su principal tarea es la de gestionar todo el proceso y actuar como nexo entre los hospitales que tendrán un donante y los que recibirán los órganos para el trasplante. Se trata de una gran red que se divide en tres niveles: nacional, autonómico (1 por comunidad, es decir, 17) y hospitalario (1 por hospital autorizado para donación y trasplantes, es decir, 189 hospitales). No es una jerarquía vertical, sino transversal. Cada uno de esos coordinadores tiene funciones específicas y han de estar interconectados para que todo el proceso de donación sea un éxito. Todo ello nos lo detallan las y los enfermeros protagonistas de ese entramado: Elena Martín García, coordinadora nacional de la ONT; Javier Moya Domínguez, coordinador del Complejo Hospitalario de Jaén; y Sara Sánchez Bercedo, coordinadora adjunta a la CAT Navarra (Coordinación Autonómica de Trasplantes de Navarra).
“Somos la voz amiga al otro lado del teléfono”. Así define Elena su trabajo diario en la ONT. “Estamos aquí para ayudar, tanto a los coordinadores hospitalarios como a todas las personas que llaman desde sus hogares”. Su papel abarca múltiples aspectos, pero su principal objetivo es coordinar el proceso de donación extrahospitalario de forma efectiva, para lo que ha de estar en continuo contacto con la figura que representa Javier en los distintos hospitales autorizados.
“El proceso de donación comienza cuando un hospital se comunica con la coordinación de la ONT para informar sobre un potencial donante. A partir de ese momento, nuestra función es evaluar el donante a todos los niveles, identificando los órganos que son potencialmente donables y trabajando en estrecha colaboración con los coordinadores hospitalarios para tomar decisiones informadas y conjuntas”. Elena cuenta que “la valoración del donante es un proceso crítico y delicado. Se realizan diferentes pruebas y análisis para determinar la viabilidad de cada órgano y asegurarnos de que se aproveche al máximo el potencial de donación para llegar al mayor número de receptores posible”. En cuanto a las prioridades, están estipuladas: “se prioriza a los pacientes en urgencia cero, aquellos cuya situación es tan crítica que no pueden esperar más de 24 o 48 horas para recibir un órgano. Si no hay pacientes en esta categoría, se busca al receptor más compatible de la lista de espera, teniendo en cuenta criterios geográficos, para evitar el tiempo de isquemia del órgano y que éste no sufra y se trasplante con las mejores garantías”.
La valoración del donante es un proceso crítico y delicado. Se realizan diferentes pruebas y análisis para determinar la viabilidad de cada órgano y asegurarnos de que se aproveche al máximo el potencial de donación para llegar al mayor número de receptores posible
Una vez que se ha decidido qué órganos serán donados y a quién se asignarán, las coordinadoras nacionales se encargan de toda la logística. Desde unificar la hora de inicio de la extracción hasta asegurarse de que los órganos lleguen a tiempo a los hospitales receptores. “Si son distancias cortas, usamos carretera; si no, medios aéreos. Trabajamos estrechamente con Iberia, Vueling y Air Europa, y también con Renfe”. Se trata de un acuerdo altruista con las compañías, cuya misión es reducir los tiempos de isquemia (tiempo que transcurre desde que se interrumpe el suministro de sangre hasta el momento en que se retoma). Todo se realiza a contrarreloj para garantizar la calidad de los órganos y maximizar las posibilidades de éxito del trasplante. “Todo es estrés”, admite Elena, aunque entre risas. Y tiene razón. El proceso es vertiginoso, pero su dedicación y eficiencia son fundamentales para salvar vidas.
Momentos críticos
En medio del proceso, existen varios momentos delicados. Uno de ellos es la entrevista familiar. “Sin donante no hay trasplante”, dice Javier, y es que una de sus principales misiones es la de conseguir que todas las personas que lo deseen puedan ser donantes. “Hablamos con la familia y le preguntamos sobre los valores que tenía esa persona, se consulta si existe documento de últimas voluntades…”. La religión, asegura, no es uno de los principales obstáculos. “Hay que ser empático con ellos para ofrecerles la oportunidad de la donación sin ir en contra de sus creencias”. Para manejar estas situaciones, la ONT lleva, desde hace más de 30 años, impartiendo un curso llamado ‘Comunicación en situaciones críticas’, en el que tanto Elena como Sara son docentes. Sara cuenta que “se imparte a nivel nacional e internacional”. “Hay 19 países en los que ya hemos hecho curso de formador de formadores para seguir ampliando ese conocimiento. Hemos conseguido que tenga un gran alcance y se gestiona íntegramente desde enfermería”.
Una vez la familia ha dicho “sí”, llega lo que Elena llama el “corre, corre”. Montar todo el engranaje para que no haya problemas. “Luego, la extracción, que es otro momento complicado”. Ahí, el coordinador hospitalario es la figura responsable de que todo salga según lo previsto y de que todo fluya entre los equipos que lleguen a su hospital. “Los equipos cardiacos y pulmonares casi siempre se trasladan hasta el donante, porque quieren ver, in situ, cómo están los órganos. Los hepáticos, si no es necesario, no se desplazan; nosotros nos encargamos de que el órgano llegue a destino”, detalla Elena. “Los que nunca se mueven son los urólogos. La extracción renal siempre la hace el hospital que tiene el donante, porque todos los urólogos saben hacer extracción renal”. Los datos que recoge Javier demuestran su buen hacer: “en 2022, hicimos 28 extracciones en el Complejo Hospitalario y 30 en toda la provincia; ajustado a la población, casi 50 habitantes por millón”. Cifras que no llegan solas, sino con esfuerzo e implicación. “He llegado a contabilizar más de 100 llamadas en una donación”. Por supuesto, una vez que se han explantado los órganos, el último paso crucial es que tarden el menor tiempo posible en llegar al hospital que los va a trasplantar.
Tejidos: igualmente relevantes
En la ONT, la visión se centra en garantizar la coordinación de todos los procedimientos de donación al milímetro, especialmente de los órganos. Sin embargo, las competencias de Sara a nivel autonómico se centran más en la donación de tejidos (córneas, huesos, piel…), que se envían, dentro de la comunidad, al banco de referencia que tenga el hospital del que proviene el donante. Después, según los equipos los vayan necesitando, los irán solicitando.
Sara y su equipo deben definir estrategias dentro de la comunidad, participar en programas de calidad y un largo etcétera. “También tenemos muchas reuniones con hematología y banco de sangre, porque tenemos que supervisar la donación y trasplante de progenitores hematopoyéticos y de médula ósea, ya que somos los responsables del control del registro español de donantes”. En el operativo de donación, la coordinadora autonómica no participa, salvo que sea algo muy especial que requiera, en el caso de Sara, “una autorización del Gobierno de Navarra”.
La ONT lleva, desde hace más de 30 años, impartiendo un curso llamado ‘Comunicación en situaciones críticas’. Se imparte a nivel nacional e internacional. Hemos conseguido que tenga un gran alcance y se gestiona, íntegramente, desde enfermería
No obstante, sus funciones son igualmente cruciales. Se encargan de las auditorías e inspecciones de los centros, ya que “somos los responsables de garantizar que cada centro que participa en cualquier cosa relacionada con la donación y trasplante está autorizado para ello”. Se implican, también, en la formación. “Visitamos colegios, institutos y universidades para inculcar esa cultura de la donación y los más jóvenes sepan lo que es. A veces, organizamos concursos de relatos, de cortos… todo con el objetivo de visibilizar lo que hacemos y que ellos entiendan que es algo natural”.
En la búsqueda de esa naturalidad, se encuentra recordar que “no solo existen donantes por accidentes y que, realmente, son los menos”. “La mayoría de donantes que tenemos suelen ser por infarto cerebral, pacientes que han tenido una parada cardiorrespiratoria y pasa el tiempo y no llegan a muerte encefálica… hay muchos tipos de donantes y hay que dar las gracias eternas a todos ellos”. Luego, recuerdan, “tenemos al maravilloso donante renal de vivo altruista, que quiere ser donante sin saber a quién le va a donar su órgano. Desde la generosidad más absoluta, quiere mejorar la vida de otra persona. Hasta que no le conoces, no sabes, realmente, lo bueno que puede llegar a ser alguien”.
Los tres reconocen que la coordinación de la ONT en sus tres niveles es abrumadora, y “da mucho vértigo cuando llegas”. “Debes tener la mente ágil para gestionar todo el proceso, sin dejar de lado tus otras competencias como enfermera (gestionar listas de espera, trabajar en proyectos de investigación…)”, pero también coinciden en que “es tan gratificante cuando todo sale bien, que siempre piensas: ha merecido la pena”.