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Salud comunitaria entre iguales

Incorporar la salud en el día a día es el objetivo del programa Mihsalud, impulsado desde hace más de trece años por el Centro de Salud Pública de Valencia. Formación, mediación intercultural y acción social son sus líneas de actuación

04 octubre 2021 / Número 28 7 minutos de lectura

Mihsalud es el acrónimo de ‘Mujeres, infancia y hombres construyendo salud’. Es un programa del Centro de Salud Pública de Valencia que promueve la salud entre las poblaciones en situación de vulnerabilidad. Con este propósito, capacita a personas con cualidades de liderazgo para que sean ellas quienes formen al resto de integrantes de su comunidad. También coordina los recursos comunitarios con el fin de que se empleen para lograr un verdadero desarrollo de la salud local. «El programa surge en 2008 tras un análisis de la situación en el que observamos que el mayor consumo de servicios de salud por parte de la población migrante estaba relacionado con la salud sexual y reproductiva, sobre todo entre jóvenes, con abortos de repetición o embarazos», recuerda Manuela Alcaraz Quevedo, médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y directora del Centro de Salud Pública de Valencia en el momento en el que pusieron en marcha esta iniciativa. El primer equipo estaba formado también por Pilar López Sánchez, Felipe Hurtado y Joan Paredes-Carbonell. Para abordar esta realidad, «diseñamos un programa de promoción de la salud y movilización social con perspectiva de género, dirigido a poblaciones en situación de vulnerabilidad, especialmente a los ciudadanos latinoamericanos, que por aquel entonces eran mayoritarios en la ciudad de Valencia. Lo importante era pasar de la teoría a la práctica. Se hacen muchos estudios y análisis sobre desigualdades en salud, pero realmente, al final, se ejecutan pocas intervenciones para reducir esas desigualdades. Una de ellas es el acceso a los servicios, el conocimiento de cómo funcionan y cómo moverse por ellos, la necesidad de autocuidados… Para afrontar todo esto, en nuestro caso planteamos tres líneas de actuación. La primera, mediación intercultural, trabajando con personas que tuvieran los mismos parámetros de comunicación que la comunidad a la que nos dirigimos. La segunda, formación, capacitando a los profesionales sanitarios en interculturalidad, para que pudieran interpretar correctamente las pautas de comportamiento de la población migrante a la que atienden. Y la tercera, dinamización comunitaria, basada en la formación de agentes de salud, con una doble función: esa acción comunitaria y la atención individual con las personas con problemas de salud que ellos mismos, como agentes de salud (ASBS), puedan detectar en su comunidad».

Se escriben muchos estudios sobre desigualdades en salud, pero realmente se ejecutan pocas intervenciones para reducir esas desigualdades. Mihsalud es una de ellas.

convertirse en una gran red de salud comunitaria que cuenta con la participación del tejido asociativo de la ciudad de Valencia. «Hemos conseguido generar espacios de encuentro en torno a la salud», subraya Pilar López Sánchez, enfermera del Centro de Salud Pública de Valencia. «Comenzamos a organizar foros, con profesionales sanitarios de Atención Primaria responsables del Ayuntamiento y representantes de las asociaciones en los que profundizábamos en cuestiones relacionadas con la salud y con sus determinantes sociales. Compartíamos conocimiento, puntos de vista, problemáticas y soluciones. Esto nos permitió identificar a los líderes de cada colectivo para formarlos como agentes de salud». Esta ha sido una de las fortalezas del trabajo realizado, a juicio de Manuela Alcaraz Quevedo. «La acción comunitaria ha conectado a los servicios sanitarios con las asociaciones y con la población, especialmente aquella que por sus características no tiene a la salud como una prioridad frente a otros problemas, porque tienen empleos precarios, porque no pueden ir al centro de salud porque pierden el día en el trabajo… Con este programa, los hemos acercado el sistema sanitario».

Mihsalud ha permitido que las asociaciones incorporen la salud en su día a día. «En muchas ocasiones, entre sus proyectos trabajan los determinantes sociales de la salud, pero no suelen ser conscientes de que con sus acciones están trabajando a favor de la propia salud. Por ejemplo, un colectivo que lucha por el derecho a la vivienda lo que realmente está trabajando es un determinante social de la salud, cuando se lo explicas lo entienden y aumenta el valor de sus acciones», destaca Pilar López Sánchez. Una de las asociaciones con las que Mihsalud trabaja es ACOEC, Asociación para la Cooperación entre Comunidades.

«La fuerza de este proyecto es la figura innovadora del agente de salud, que realiza la educación entre iguales en su comunidad»

Precisamente su lema es ‘Promocionando la salud’. «Todos los proyectos que llevamos a cabo tienen como eje transversal la salud, como estado de completo bienestar biopsicosocial y no solo entendida como ausencia de enfermedad», enuncia Marta Asensi Girbés. «Así fue como contactaron con nosotros desde el Centro de Salud Pública de Valencia. Por nuestra parte. ejecutamos los proyectos concretos con los agentes de salud, a los que contratamos gracias a la financiación pública y privada que obtenemos». De esta forma generan sinergias positivas. «Nosotras. como entidad, somos expertas en acción social, pero necesitamos a Salud Pública para darle más fortaleza a nuestros proyectos. Es un trabajo en equipo que tiene mucha fuerza pues nos potenciamos mutuamente». En la actualidad, ACOEC está realizando tres intervenciones diferentes con otros tantos agentes de salud en diversos barrios de Valencia con núcleos de población vulnerabilizada. «Los agentes de salud de base comunitaria (ASBS) tienen muchas herramientas: se insertan en el día a día de cada comunidad, realizan trabajo de observación por la calle, en el parque, en los establecimientos comerciales… Fomentan conversaciones informales sobre diferentes temáticas y van mapeando cada lugar. A partir de ahí, trabajan la salud comunitaria».

Salud entre iguales

Asociaciones como ACOEC colaboran en la identificación de los futuros agentes de salud. Desde 2008, el programa ha formado a más de 240 líderes, quienes posteriormente trabajan la salud entre iguales. «A pesar de que no está valorada, la educación entre iguales tiene un potencial grandísimo, pues sus mensajes llegan a través de pares y esto mejora los resultados en salud obtenidos», explica Pilar López Sánchez. «La fuerza de este proyecto es la figura innovadora del agente de salud, que realiza la educación entre iguales en su comunidad. Un sanitario no podría llegar nunca de la misma forma», completa Marta Asensi Girbés.

«Son activos de salud muy importantes para nosotras. Yo, como mujer paya puedo impartir talleres dirigidos a mujeres gitanas, españolas o rumanas, pero el mensaje no va a ser igual que si el taller lo imparte una compañera también gitana a la que previamente hemos formado para ello. Ellas conocen a las familias, la situación real de la comunidad. Con todas, realizamos un trabajo importante de coordinación. Por ejemplo, la agente de una asociación que trabaja con la población gitana de El Cabañal puede llamar[1]me porque ha hecho un nuevo grupo de enseñanza de español con mujeres rumanas para organizar con ellas un taller sobre sexualidad. Por otro lado, los agentes también se coordinan con los centros de salud, colaborando en campañas como la vacunación contra el covid-19, en la que han ayudado a difundir la información entre la población»

La periodista Lilian Castro es una de las agentes de salud del programa ‘Mihsalud’, en el que trabaja desde 2014. Según recuerda, conoció la iniciativa siendo voluntaria de una ONG «y me atrapó su lema, ‘La salud está en tus manos’. Nunca había pensado más allá de la salud como ausencia de enfermedad. Hice la formación como agente y desde el primer taller, denominado ‘Motivación inicial para los autocuidados’ en el que realizamos varias dinámicas para comprender que tú eres el protagonista de tu salud». Se trata de un curso de 130 horas, distribuidas en tres módulos sobre temas como salud reproductiva, género o alimentación, entre otras cuestiones, y una parte práctica que prepara a los alumnos para la labor que van a desempeñar. Como destaca la enfermera Pilar López, «es una formación que empodera mucho a quienes participan en ella. Adquieren conocimientos, desarrollan habilidades y aptitudes. Y a quienes la impartimos, también nos hace crecer, pues conocemos otras perspectivas sobre la salud y otras culturas». En su día a día como agente de salud, Lilian informa sobre los derechos de salud de las personas y sobre los recursos sanitarios que tienen disponibles. «Habitualmente, me asignan una zona básica de salud, con el centro de Atención Primaria y todo lo que depende de él. Primero, elaboro un mapeo de cómo está conformada la zona, qué potencialidades y necesidades tiene, sus recursos e infraestructuras educativas, deportivas… sus asociaciones… Comparto esta información con los profesionales sanitarios, con una enfermera y una trabajadora social como referente, y comienzo a trabajar ejerciendo de enlace con la comunidad». Para Lilian, desarrollar este tipo de dinamización en una ciudad de las dimensiones de Valencia «supone cada día un reto que me ha reportado muchas satisfacciones. Primero, ha cambiado mi visión de la salud y he tomado conciencia de que depende de mis hábitos y mis acciones. Soy consciente de que tengo muchos recursos para conservarla y mejorarla. Segundo, he tenido la oportunidad de realizar una formación muy valiosa como agente de salud, adquiriendo nuevas habilidades como la forma de comunicarme con otros ciudadanos y sintiéndome útil para la comunidad. Esto último es muy valioso para mí. Y, tercero, me siento una privilegiada por haber tenido la oportunidad de trabajar con los profesionales sanitarios. Sin ellos, nuestro trabajo en la calle no tiene sentido. A nosotros nos ven como sus aliados para que los ciudadanos empleen los recursos con sentido». Son los profesionales sanitarios los que forman a los futuros agentes de salud. El círculo se cierra con los cursos de interculturalidad dirigidos a todos los profesionales de los centros. «Trabajamos la competencia cultural, para evitar prejuicios y rechazos, para tener la capacidad y las herramientas necesarias que permitan atender con el mayor respeto posible a personas de otras culturas. En muchos casos, esto no lo hacemos bien debido al desconocimiento. Y esto lo hacemos también con las enfermeras residentes de Familiar y Comunitaria», subraya Pilar López Sánchez, con lo que el campo de acción sigue ampliándose.

 

Generación de conocimiento

El programa Mihsalud ha dado lugar a dos tesis doctorales, realizadas por sus principales impulsoras. En ellas queda de manifiesto la importancia de la salud pública, y de que este tipo de programas siempre obtienen beneficios y evitan costes. En primer lugar, Manuela Alcaraz Quevedo evaluó los resultados del servicio de mediación intercultural desde el punto de vista socioeconómico. «Los proyectos de evaluación en promoción de la salud son escasos. Siempre nos dicen que los llevamos a cabo pero que no sabemos si sirven. Pues bien, en mi tesis analicé tres aspectos: la efectividad, el impacto económico y los resultados cualitativos. Empleé una metodología de variación participativa, contando con todos los acto – res implicados: agentes, mediadores, promotores, directivos… Demostré que estas iniciativas son efectivas en la detección de problemas sociales, en la instauración de una anticoncepción adecuada… En el caso de los embarazos, se había producido un ahorro de 696€ por cada mujer, al evitar las consultas en el hospital por un proceso mal controlado. Todo esto muestra la fortaleza de la acción comunitaria». En segundo lugar, Pilar López Sánchez analizó el impacto de la promoción de la salud y la educación entre iguales en contextos de vulnerabilidad. «Con mi tesis y siempre que puedo incido en la importancia de este tipo de medidas para generar salud», concluye Pilar.

 

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