Ella por aquel entonces estaba en el Hospital Niño Jesús y yo andaba buscando alguien del área de la salud y cuidados para el módulo de Jardín de Infancia. Así que me la presentaron, intercambiamos ideas y ahí empezó todo. La vida, como siempre, dando sorpresas. En el hospital observaba el cariño que ella y el resto de profesionales ponían en los niños enfermos. Creo que este hecho ha incidido en nuestra pareja. El acompañamiento en el sufrimiento del “otro”. Y también el estar desde un posicionamiento positivo, con alegría. Saberse poner en la posición del otro y llevar una sonrisa. Querer entendernos y estar alegres es un valor importante en nuestra convivencia.
Vivir con una enfermera entregada a su mundo profesional es fácil porque cuando amamos aquello que hacemos ese amor se irradia a todos los planos. Otra característica que creo proviene del trabajo es la previsión de las cosas. Un gran aprendizaje para mí. Es como si se adelantase a los posibles problemas. Esto nos ha venido de maravilla especialmente en la organización de los viajes que los hace ella. Lo reconozco, yo soy bastante ácrata y he aprendido con ella a organizarme un poco.
Hay una palabra mágica en nuestra convivencia, y que viene de nuestras profesiones, que es “cuidar”. El cuidarnos entre nosotros viene de su vivencia como enfermera en el cuidado de las personas enfermas. Es un cuidado, ella siempre lo dice, que tiene su raíz en la prevención. Un cuidado sin atosigamientos, respetando la idea del otro. En ella se manifiesta dicha prevención y cuidado en su alimentación. Sabe mucho de alimentación y su saber, su experiencia me ha llevado a cuidar la mía. Pero no siempre. En mi inconsciente queda la pulsión de irme de tapitas por las tabernitas madrileñas.
Mi chica, mi compi de viaje, optó hace ya tiempo por la cooperación. La verdad es que me cuesta separarme de ella cuando se va. Pero hoy por hoy es profesionalmente lo que desea hacer. Ahí hemos aprendido lo importante para una pareja, el tener su propia libertad de acción en todo. Convivir, compartir y sentirse libre deben ir juntos. Cuando va a coordinar un proyecto va a dar y también va a recibir. Es un intercambio mutuo con las enfermeras del otro lado del Atlántico. Es el mismo intercambio que existe entre nosotros: dar y recibir.
Así que si metemos en una coctelera palabras como alegría, aprender, acompañar, compartir, cuidar, prever, relativizar, dar, recibir, junto con un chorrito de ron, un poquito de zumo de limón, azúcar y hielo…..nos sale un daiquiri especial que nos da la chispa para seguir juntos