Tres décadas de trayectoria a las espaldas. En su haber, papeles en películas tan aclamadas como ‘Todo sobre mi madre’, de Pedro Almodóvar. Agrado, su personaje, le permitió saltar a la fama internacional que, a su vez, le abrió camino para sus espectáculos unipersonales. Antonia San Juan se convierte en presentadora de la IV edición del Festival de Cortometrajes de Enfermería y Fisioterapia Premios Hygeia y, con la excusa, recorremos los pasillos del Cine Capitol para hablar de cine, de pasado, futuro y, sobre todo, presente.
Considera que la censura es, ahora, terrorífica, y que sentirse completamente independiente es una utopía. Subirse a un escenario es el sucedáneo más parecido que encuentra. «Mi teatro, el que yo escribo, me da casi toda la libertad que se puede tener. Lo que yo digo ahí, no me lo dejarían decir ni en televisión ni en el cine». Sustenta sus palabras en el que considera «un sistema buenista y blanco que no nos deja cuestionar nada».
Una fórmula de la que vive
De forma sencilla, se define como «una actriz de teatro que se inventó una fórmula de la que vive». «Evidentemente», matiza, «siempre hay cosas de tu personalidad que te sorprenden». Su mayor catarsis fue la pérdida. «No supe lo valiente que era hasta que mi padre y mi madre murieron. Ese fue un momento donde me sorprendió mi actitud». Considera que ha sabido controlar la fama «porque he tenido herramientas, como el psicoanálisis, que me han hecho pisar tierra», aunque, de todos modos, distingue muy bien «entre fama y famoso». «Mi fama me la da mi trabajo, un esfuerzo diario y continuado. Soy bastante militar en ese sentido: escribo todos los días».
Mi teatro, el que yo escribo, me da casi toda la libertad que se puede tener. Lo que yo digo ahí, no me lo dejarían decir ni en televisión ni en el cine”. Sustenta sus palabras en el que considera “un sistema buenista y blanco que no nos deja cuestionar nada
Si hablamos de otros personajes icónicos en su carrera, no podemos olvidar mencionar a Estela Reynolds, en ‘La que se avecina’, que ha contribuido a que sea una de las caras más queridas de la pequeña pantalla. Sin embargo, no ha logrado que la industria la encasille. Algo que cualquier compañero de profesión valoraría positivamente, pero ella no. «No he tenido esa suerte. Si la hubiera tenido, me habrían llamado para sucedáneos de Estela, y no ha sido así». Es muy consciente de que si no hubiera tenido «capacidad para escribir o elegir textos y hacer todo un circuido de teatro -dentro y fuera de España-«, hoy en día «sería una olvidada». Porque el cine, dice, «me
ha dado más fama que trabajo».
«Quiéreme para casi siempre»
La palabra orgullosa no le va. Ser categórica, tampoco. «Me gustan mucho los ‘casis’. Te quiero para siempre, mejor no; quiéreme para casi siempre, que con eso ya me vale». Se describe serena y, consecuentemente, feliz por haber alcanzado ese estado. Tenía 36 años cuando rodó con Almodóvar. Cuando lo hizo, aunque presuponía lo que implicaba, no llegaba a imaginar el alcance. Ha sido una catapulta para otras cosas, pero, insiste, su vida está fundamentada en las tablas de un teatro.
Siempre hay cosas de tu personalidad que te sorprenden. Yo no supe lo valiente que era hasta que mi padre y mi madre murieron
Hemos recorrido casi todos los recovecos del Cine Capitol cuando llegamos al escenario, y subimos para hablar de futuro. Su respuesta es igual de enriquecedora que el resto de la charla. «Mi plan es vivir, que no es poco, e iremos viendo todo lo que vaya aconteciendo en el trayecto».