Alberto Hormeño ha llevado a cabo una investigación pionera dentro de los cuerpos del Ejército del Aire con la que ha realizado su tesis doctoral. Su idea era establecer un plan de entrenamiento ajustado e individualizado con el que minimizar las consecuencias negativas del estrés al que se ven sometidos los militares de distintas unidades en pleno combate.
Alberto Hormeño:
“Al estar destinado en el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC) de la OTAN, me inquietaba, por ejemplo, la preparación física de los pilotos militares a la hora de desempeñar estas misiones de estrés, combate, paracaidistas, vuelo…”.
La trayectoria profesional de Alberto, como enfermero, comienza en Reino Unido, donde estuvo varios años, hasta que decidió regresar a España, probando suerte con las oposiciones a enfermero militar ya que en su familia había tradición de militares: “Tras un año de formación elegí plaza en el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) de Zaragoza y ahí empezó a llamarme la atención el paracaidismo y todo lo que le rodea”. Así Alberto fue encaminándose a su momento actual. Gracias a su buen nivel de inglés, tuvo la oportunidad de trasladarse a Madrid como Medical Advisor a la base de Torrejón de Ardoz, “a la unidad encargada de controlar el tráfico aéreo y mantener la seguridad en el sur de Europa”, al tiempo que realizó un máster en urgencias y emergencias con el que posteriormente podría acceder al doctorado.
Ahora mismo tiene su plaza en la UMAAD, la Unidad Médica Aérea de Apoyo al Despliegue, que está en Torrejón, donde colabora en actividades de docencia. “De hecho, soy instructor”, continúa Alberto, explicando su labor actual dentro de la unidad encargada de desplegar las estructuras sanitarias en las misiones en exterior. “Me encargo de la organización de cursos, de impartir clases… Quería tirar por esa vía de la docencia. Al tener el máster oficial quise seguir subiendo y aprendiendo como enfermero, y vi que lo siguiente era el doctorado”, lo que le llevó hasta la Universidad Europea de Madrid y a conocer, durante unas maniobras en la base de Zaragoza, al doctor Vicente Clemente, que se encontraba realizando un estudio. “Yo solo me di cuenta de que era muy difícil realizar los estudios que quería dentro de las Fuerzas Armadas, debido a todo el conducto reglamentario necesario”. Juntos han investigado la respuesta psicofisiológica en distintos ambientes de estrés, tanto de pilotos como de paracaidistas y combatientes.
Adentrándose en las maniobras
A pesar de la difícil tarea, Alberto y su director de tesis, el doctor Vicente Clemente, consiguieron meterse en varias operaciones en las que recabar datos. La primera fue una maniobra de una unidad de operaciones especiales para ver cómo reaccionaban. “Era una maniobra de varios días que se tenían que mover tanto por la mañana como por la noche, e íbamos con ellos haciéndoles test y cogiendo datos”, narra Alberto. También se adentraron en un plan de instrucción en Zaragoza. Estos duran 3 meses, y son una formación militar, pero específica de la unidad: “Aparte, también hicimos un estudio en Badajoz durante vuelos de ejercicio de defensa y ataque en aeronaves de caza, en este caso en los aviones F5 que están en la base aérea de Talavera la Real en Badajoz”. Ahí analizaron parámetros fisiológicos como la variabilidad de frecuencia cardiaca, la modulación del sistema nervioso, la frecuencia respiratoria y la tensión muscular de los pilotos (medida mediante saltos de longitud y de altura), así como valores de deshidratación y fatiga. Mediante diversos test medían los aspectos psicológicos como la memoria y otros parámetros. “A estas situaciones de estrés van asociados otros factores como la ansiedad anticipatoria, miedo a lo desconocido, falta de sueño, ingesta calórica reducida, y otras que hacen particular a este grupo”, apunta Alberto. “El profesor, un piloto más experto, suele estar más nervioso que el alumno en pre vuelo y las partes iniciales del vuelo. Está preocupado de que todo esté controlado. El alumno, en cambio, refleja resultados más significativos una vez ha aterrizado, nervioso por el momento del debriefing”.
Objetos de estudio
Tratándose de pilotos de élite, la hazaña de Alberto ha sido importante, ya que es muy complicado adentrarse en este tipo de maniobras. Además, no son unidades muy grandes, y estás limitado al tiempo del que dispones para estar con ellos y al número de pilotos con los que puedes contar: “He conseguido recabar datos de 29 pilotos. Estoy muy contento y abrumado, pues es la primera vez que se hace un trabajo de estas características. No hay ningún estudio ni análisis previo de este estilo hecho en las Fuerzas Armadas”, destaca. “Las maniobras analizadas se hicieron dos años antes del desarrollo del análisis y la propuesta de tesis, que supusieron otros dos años: “ya estaban los datos, era ponerme a escribir y a preparar artículos”.
Conclusiones y futuras investigaciones
Los militares enfocan sus entrenamientos al trabajo aeróbico, y Alberto en su tesis plantea que “se han de reforzar los programas de entrenamiento para compensar las pérdidas de fuerza muscular que se han observado en los diferentes estudios”, apunta.
El cuerpo humano experimenta sus límites en paracaidismo, cazas de combate y maniobras en tierra, como ha comprobado Alberto. Se ve expuesto a altitudes de más de 15 km, sometido al impacto de las fuerzas G, expuesto a accidentes aéreos, planes de adiestramiento y superación de un plan de instrucción. Alberto incide en su tesis en la necesidad de una compenetración de entrenamientos de carrera continua, trabajos aeróbicos, con entrenamientos de intervalos de alta intensidad, anaeróbicos, para estar preparados.
Además, considerando los factores psicológicos derivados de “la gran respuesta al estrés y activación cortical en el momento del combate que puede afectar a la memoria a corto plazo”, se propone trabajar la resiliencia y el manejo del estrés.
Por último, considera oportuno “abrir la puerta a nuevos estudios en diferentes aeronaves para hacer los entrenamientos más individualizados”. Y es que como especifica Alberto, en cada unidad, según la máquina empleada, “sometes al cuerpo a diferentes aceleraciones, niveles de altitud, velocidad, etc.”. Actualmente esperan trabajar también con pilotos de helicóptero, cuando la pandemia lo permita.
Labores de la UMAAD en tiempos de pandemia
La UMAAD normalmente participa en misiones en el exterior como Afganistán, Sicilia o Dakar. Sin embargo, actúa también en territorio nacional si la situación lo requiere: “cuando se sobrepasan las capacidades y no pueden solucionarlas las distintas Comunidades Autónomas por sí solas, intervenimos nosotros”, comienza a contar Alberto sobre su experiencia con la pandemia de la covid-19.
Primero fueron llamados a desplegar la estructura sanitaria de una UCI dentro del IFEMA. Y ahora mismo, tanto la UMAAD de Madrid, como la de Zaragoza, tienen desplegadas una estructura sanitaria para ayudar contra la covid-19, situadas en el Hospital Militar Gómez Ulla de Madrid y en el Clínico de Zaragoza.
Una experiencia para la posteridad
Alberto quiere dejar reflejada en un libro la dura experiencia vivida en el IFEMA tras el colapso total de los hospitales madrileños. Plasmar los desafíos diarios, los miedos y el dolor que vivían cuando una familia dejaba allí a su ser querido con la esperanza de volverlo a ver: “Quiero que no quede en el olvido, y que no se vuelva a repetir. Aunque las vivencias no se publiquen, las quiero para mí. Al menos que mi hijo conozca qué se vivió, qué se superó, y lo difícil que fue”.
En este libro narra desde el ansia en los inicios de la pandemia por ayudar, pasando por el miedo de que su familia no estuviera bien, hasta los sentimientos vividos día tras día dirigiéndose a la batalla, como él la califica: “Tú ibas a trabajar, sólo por la A2, y veías a lo mejor algún coche funerario o furgonetas de la UME. Era un ambiente insólito. Y luego llegar a lo que antes visitabas como una feria, ahora convertido en una nave llena de pijamas blancos donde se trabajaba día y noche, y doblando turnos, trabajando por tener conexiones de luz, internet y oxígeno, y mantener a los pacientes con vida, es tremendo.