María Bergueiro Costa es enfermera en el aeropuerto de Málaga desde 2015. Este es el último aterrizaje profesional de su trayectoria, corta pero intensa, en la que ha descubierto otras facetas del cuidado en países como Italia, ha cooperado en continentes como Asia o América, se ha formado en competencias como la gestión y el liderazgo y ha combinado su interés por terapias como la Gestalt con su afición por el arte de la cerámica. Se podría decir que el destino puso en su camino la enfermería «casi por casualidad, pues mi idea era tomar otro rumbo. La estudié en Vigo. Recuerdo que comencé sin expectativas, pero ahora estoy agradecidísima de que la vida me pusiera en la que hoy es mi profesión. Descubrí un trabajo que me llenaba tanto personal como profesionalmente», asegura, al tiempo que reconoce que «no había sido consciente del camino andado hasta que echas la vista atrás». En el aeropuerto de Málaga, María integra un equipo sanitario formado por cuatro profesionales: ella como enfermera, un médico y dos técnicos de ambulancia. En total, el aeródromo cuenta con seis enfermeras. «En la actualidad, debido a la pandemia de covid-19, estamos haciendo turnos de 24 horas. Somos el servicio de emergencia sanitaria y funcionamos a demanda. Estamos ubicados en un área restringida, denominada ‘zona aire’. Contamos con todos los recursos necesarios para una atención de urgencias y nos desplazamos a cualquier lugar donde sea reclamada nuestra presencia en una ambulancia medicalizada, ya sea en la terminal de pasajeros o en una aeronave», explica María. «Respondemos a todo tipo de avisos. A mí lo que más me gusta de mi trabajo es que ningún día es igual y no hay lugar para la rutina. Nuestra labor cubre un amplio abanico de posibilidades. A veces, un día parece que todo es cardiológico, otro son gastroenteritis y otros traumatismos por caídas… Te encuentras de todo. Tienes la oportunidad de trabajar con otros muchos dispositivos, como la Policía Nacional, la Guardia Civil… pues cuando arrestan a alguien y se encuentra mal nos llaman a nosotros. Es un servicio muy enriquecedor. Es como si estuvieras en una pequeña ciudad y cuando surge algo relacionado con la salud nos avisan. Estamos para todo, también para los traslados a un centro sanitario, y siempre trabajando en equipo».
A Málaga llegó procedente de aeropuerto de Santiago de Compostela, donde María tuvo su primer contacto con la enfermería en este tipo de ámbitos, entre 2008 y 2015. «Realmente era un ámbito de trabajo en el que desconocía que las enfermeras pudiéramos estar presentes. Estaba ya cansada de rotar por diferentes sitios y una amiga que trabajaba en AENA, la empresa pública que gestiona los aeropuertos españoles, me comentó que estaban buscando enfermeras. Me presenté, fui pasando fases de selección, aprobé el correspondiente examen, quedé en una lista de espera y me terminaron llamando para Santiago, tras superar la entrevista final», recuerda. «En este primer aeropuerto aprendí a trabajar con autonomía y a manejarme para hacerlo todo por mí misma, siempre en contacto telefónico con el 061 por si requería del apoyo de un médico, necesitaba un traslado o prescribir algún medicamento».
Respondemos a todo tipo de avisos. A mí lo que más me gusta de mi trabajo es que ningún día es igual y no hay lugar para la rutina. Nuestra labor cubre un amplio abanico de posibilidades.
Hasta acceder a AENA, María estuvo combinando diversos trabajos como enfermera, entre los que destaca su labor con las mujeres del municipio de La Guardia, en Pontevedra. «Mientras trabajaba en diferentes servicios del sergas, aprobé el Curso de Adaptación Pedagógica (cap) para ejercer como maestra. Esto me permitió aprovechar la oportunidad de dar clase a mujeres en La Guardia, tras acceder a su servicio de ayuda a domicilio. Teníamos una parte social y otra sanitaria y yo me encargaba de formar a las cuidadoras. En ese tiempo llegué a estar en tres sitios al mismo tiempo: una planta de medicina interna los fines de semana, un centro deportivo con piscinas y los servicios sociales. Fue una locura, pero mereció la pena el aprendizaje con las mujeres».
Italia, primer destino profesional
Italia fue el punto de partida de la trayectoria profesional de María Bergueiro. Tras finalizar su formación universitaria en 2000 e ir encadenando diversos contratos tempo – rales, buscó en el país transalpino más estabilidad, llegando a obtener una plaza fija, incluso. Fue entre 2002 y 2006. «Trabajé en Módena, en Medicina de Urgencias, una especie de servicio intensivo de observación. Descubrí que me encantaban los cuidados críticos. También tuve la ocasión de participar en la puesta en marcha de la unidad de reanimación neurológica. Fue una gran experiencia, pues aumenté mis conocimientos sobre muerte cerebral; trasplante de órganos y sus procedimientos previos. Trabajé con mucha autonomía profesional, ya que en muchas ocasiones te quedabas sola al cuidado de un paciente, intubado, con medicación crítica… También tuve mucho contacto con las familias de los donantes, pues en Italia el enfermero es el responsable de todo el procedimiento de trasplante. Fue algo que me impactó mucho y es una vivencia profesional de la que guardo muy buenos recuerdos, y que me marcó a todos los niveles». Junto a la experiencia profesional, el camino de crecimiento de María siempre ha estado fundamentado en la formación, que está configuran – do su próximo destino. Ya hizo un máster universitario en atención sanitaria, gestión y cuidados con la especialidad clínica en 2011, se formó en autoconocimiento, autocuidado y terapias de Gestalt y, en la actualidad, está realizando el Experto en Gestión y Calidad desde el Liderazgo Enfermero de Fuden. «Quiero enfocarme a cuidar a quien cuida. Si quiero cuidar, tengo que cuidarme primero, conocer las herramientas para sostenerme y luego facilitárselas al paciente»
La UCI, una escuela de enfermería
De todos los ámbitos en los que ha trabajado, María Bergueiro destaca la uci y la rea como los espacios en los que más ha aprendido: «por el momento en que llegaron a mi vida y porque también tenían mucho que ver con mi propia autonomía, como persona y como profesional. Fue como coger fuerza. Me gusta esto, me interesa y me apasiona y me formo porque quiero saber más».
Enfermera cooperante
María ha acompañado su crecimiento profesional con el personal, desarrollando diversas labores de cooperación. Primero, en la selva amazónica de Perú: «En 2010, estando en el aeropuerto de Santiago, aproveché mi mes de vacaciones para cooperar. Me fui con la Fundación Carlos Laborde a Sepahua. Se dedican a la enseñanza y aproveché el tiempo para acercarme a los centros sanitarios, conocerlos y colaborar, formando a los profesionales sanitarios en primeros auxilios y RCP básica. Fue una experiencia inolvidable». Mientras que en 2013 viajó hasta Camboya, con la ong andorrana Llar Infants del Mon Cambodja. «Ofrecen a niños desfavorecidos y desprotegidos la oportunidad de una vida digna. Me encargué de llevarles material sanitario, tenerlo organizado y atender las incidencias que ocurriesen. Íbamos a los centros educativos y a visitar a las familias para valorar a los niños. Participé en actividades de logística y también de entretenimiento y aproveché para conocer los centros hospitalarios cuando había que acompañar a algún pequeño. Camboya tampoco me dejó indiferente. Vivías en un estado de paz y tranquilidad permanente».
La cerámica, su afición
La cerámica es una de las pasiones de María desde niña. Fue en Santiago de Compostela donde comenzó a trabajarla con más asiduidad y ahora en Málaga forma parte de un proyecto denominado La Casa del Artista en Movimiento Infinito, promovida por la escuela de arte Nefer Ceramistas. «Yo me considero una persona muy creativa, siempre con ideas en la cabeza a las que me gusta dar forma. El contacto con el barro, y con la tierra en general, es algo que me transmite mucha tranquilidad y que necesito en mi vida, ya que en ocasiones es muy ajetreada. Es una muy buena manera de pararme, cuidarme y disfrutar. Así, La casa del Artista en Movimiento es un lugar para compartir, crear y conectar con lo que me gusta y me inspira», explica María.