El Hospital Parc Taulí, en Sabadell, cuenta desde el año 2008 con un programa de gestión de casos de enfermería que realiza un seguimiento de las personas que han realizado alguna tentativa autolítica, a lo largo del año siguiente a este episodio.
La bibliografía sobre la materia indica que aproximadamente un 50% de las personas que hacen un primer intento suicida vuelven a repetirlo al cabo del tiempo. El período más crítico abarca los tres primeros meses. A raíz de la participación del Hospital de Sabadell en un programa europeo contra la depresión, sus profesionales decidieron realizar una experiencia piloto a finales de 2007, que terminaron instituyendo como programa definitivo en 2008, según explica Anna Escayola, enfermera gestora asistencial de consultas externas. “Comenzamos a trabajar porque nos veíamos con la capacidad necesaria para llevarlo a cabo y contábamos con la evidencia científica de la bibliografía sobre la reducción del número de tentativas”.
El papel del enfermero
El seguimiento de las personas con tentativas autolíticas lo realiza un enfermero gestor de casos. No es especialista en salud mental, pero sí tiene mucha experiencia en este campo, es experto en el mismo. El seguimiento siempre se realiza, por teléfono, desde el hospital. “Se ha dado algún caso de tener que llamar al 112 porque la persona está muy alterada o no se reconduce. Hemos llegado a estar una hora por teléfono, con escucha activa, intentando convencerle de que hay otras formas y que podemos buscar soluciones”.
Según explica Anna Escayola, “llamamos a todas las personas que han tenido una tentativa y han venido a urgencias. Lo primero que hacemos es programar una visita con el psiquiatra, en un plazo máximo de diez días. A continuación realizamos un seguimiento telefónico y llamamos a cada persona una semana después, ya que el primer mes es el período más crítico, en el que puede repetir su tentativa. Posteriormente, los llamamos al mes, a los tres meses, a los seis, a los nueve y al año. ¿Qué hacemos en estas llamadas? Pues le preguntamos si han visitado al psiquiatra, si están cumpliendo con el tratamiento, si aún tienen ideas autolíticas, si continúan teniendo ideas de muerte, si la motivación aún está presente o se está solucionando. Con estas llamadas el enfermero comprueba cómo está la persona y si detecta una situación crítica lo deriva a urgencias o si ve que la situación es inestable puede programar una visita al psiquiatra. En definitiva, gestiona cada caso de forma individual”.
En estos años, el programa ha permitido reducir el número de reintentos que realizan los pacientes. “Nosotros no reducimos las tentativas, porque muchas son nuevas, pero durante el período crítico del primer mes sí hemos conseguido prolongar el tiempo que pasa hasta que realizan un nuevo intento, con lo que, indirectamente, estamos reduciendo el riesgo de suicidio”, explica Anna Escayola. En el año 2012, la enfermera gestora de casos de Parc Taulí registró 631 tentativas y realizó el seguimiento de 492 pacientes, mientras que en 2013 tuvieron 482 tentativas y siguieron a 421 personas. “Estamos en un porcentaje de reintentos del 12,7%, mientras que empezamos con un índice del 16%, similar al que indica la bibliografía”.
A raíz de la experiencia de Parc Taulí, sus profesionales han asesorado a otros hospitales para la puesta en marcha de iniciativas similares. En el Hospital de Vic están replicando el programa desde el año 2011, mientras que en el Hospital Parc Salut Mar de Barcelona también tienen la intención de introducirlo en su cartera de servicios.
Seguimiento individualizado
En el ámbito de la salud mental, al margen del programa de seguimiento de personas con tentativas autolíticas, en Cataluña y, por ende, en Parc Taulí de Sabadell también llevan a cabo un programa de seguimiento individualizado de los enfermeros con trastorno mental grave. “Es un programa que se potenció mucho, con el fin de llevar el control de estos pacientes”, señala Anna Escayola, enfermera gestora asistencial de consultas externas. “Está dirigido a enfermos que se desvinculan y no quieren tratamiento. Con ellos hacemos una intervención comunitaria. En cada caso, el coordinador de proyectos individualizado (CPI), que en nuestro hospital es una enfermera o trabajador social, y una auxiliar de enfermería planifican los objetivos a conseguir y que consensuan con el paciente y la familia. El monitor suele ir al domicilio del paciente cada semana. Lo visita durante dos o tres horas, según la gravedad y lo va ayudando en la organización de su vida diaria, por ejemplo con la higiene. Va creando en él hábtios y estilos de vida saludables. Es un trabajo en equipo dentro de la comunidad que ayuda a la vinculación del paciente y ,a la vez, satisface al profesional.