La enfermería y la investigación se dan la mano en este proyecto liderado por Natalia Mudarra, quien ha impulsado la única consulta en España que realiza un abordaje integral del paciente antes de someterse a cualquier intervención quirúrgica.
Valiéndose de la visión global con la que cuenta la enfermería, en 2017, Natalia se percató durante su paso por una consulta de cirugía de la necesidad de incidir en la educación sanitaria previa a una intervención. «El paciente tenía mucha ansiedad por la cirugía y, a menudo, aparecían signos de trastorno de la imagen corporal, entonces me puse a buscar evidencia. Había estudios sobre la educación sanitaria que se da después de la cirugía, pero no veía nada sobre preparación antes de la cirugía. Decidí hacer un ensayo clínico en el que un grupo recibía educación sanitaria y otro no».
Las conclusiones de este estudio aleatorizado fueron incontestables. «Quería demostrar que la preparación previa a la cirugía mejoraba mucho la autoestima del paciente y prevenía el trastorno de la imagen corporal, especialmente, entre las pacientes con mastectomías y a los que se preparaba para una ostomía».
Primeros pasos
Tras recopilar datos durante dos años, en 2019, defendió su tesis doctoral. En ella presentó el trabajo que había acometido en materia de educación sanitaria. «Incluía en la formación a los hijos de los pacientes y también ponía vídeos para que vieran cómo iban a quedar tras la cirugía. Les daba muchas herramientas para que no cayesen en un trastorno de la imagen corporal y, sobre todo, fortalecer la autoestima. Salieron unos resultados estupendos en la tesis», asegura.
Con las evidencias en la mano tras una ardua labor de investigación, Natalia Mudarra presentó los resultados a la dirección del hospital y propuso incluir esta consulta entre la cartera de servicios. Sus prerrogativas fueron escuchadas por la dirección asistencial del centro quienes deciden incluir la preparación psicológica, tal y como «figuraba en mi tesis», e ir un paso más allá. «Querían incluir una valoración integral de todo, como por ejemplo la valoración nutricional, así como todos aquellos aspectos que pueden verse alterados y pueden ser optimizados para que el paciente pueda llegar a la cirugía en las mejores condiciones posibles». Un deseo que comparte con Francisco García, médico internista en el Hospital Infanta Cristina de Parla con quien ha emprendido esta ambiciosa andadura.
Sus primeros pasos consistieron en buscar referencias en un grupo de rehabilitación multimodal que contemplaba la prehabilitación. «En ese grupo todo estaba pilotado por un anestesista que era quien derivaba al paciente a los diferentes especialistas. Observamos que, en este caso, el usuario tenía que acudir al hospital 6 o 7 veces antes de la cirugía, lo que provocaba un retraso importante de la intervención». Su planteamiento dio un giro de 180 grados donde la enfermería asumió el papel protagonista.
«Quería demostrar que la preparación previa a la cirugía mejoraba mucho la autoestima del paciente y prevenía el trastorno de la imagen corporal, especialmente, entre las pacientes
con mastectomías y a los que se preparaba para una ostomía»
Una visión trasversal
«Consideramos que la enfermería podía tener una visión más general del paciente, ya que puede hacer una valoración biopsicosocial en todos los aspectos de la vida del paciente, pero también necesitábamos un médico que fuera quien, de todos aquellos aspectos que yo detecte y diagnostique en esta consulta, pueda derivárselo para que él optimice, por ejemplo, el tratamiento que tenga pautado», sostiene Natalia. Ese papel lo asumiría Francisco García. «Mediante una analítica que hemos consensuado entre todos los servicios, somos capaces de abordar las diferentes patologías a través de la figura del médico internista. Es la especialidad que abarca el 80% de todas las especialidades médicas y para el 20% restante contamos con los profesionales competentes», afirma Francisco. El planteamiento parece el acertado a tenor de las cifras: solo han tenido que derivar a dos pacientes a un especialista desde que se iniciase esta consulta. En el equipo se ha integrado a todos aquellos profesionales implicados en la cirugía. «Propusimos hacer una comisión de rehabilitación quirúrgica. Incluimos a una persona de cada servicio» y disponen de facultativos de urología, ginecología, cirugía, traumatología, urología, oncología y proctología. Además, cuentan con un referente de otras especialidades implicadas, entre ellos anestesia, endocrino, una enfermera de postoperatorio, rehabilitación y un fisioterapeuta.
Son piezas de un mismo engranaje que funciona con una precisión milimétrica como resultado de una comunicación constante donde el consenso es imprescindible. «El logro es que hemos llegado a todo por consenso en nuestras guías y protocolos. Esto es lo que permite intervenir con la tranquilidad de saber que voy a estar respaldado por un protocolo. Cuando considero que no es abarcable, se contacta con los especialistas de esa patología en cuestión», reconoce Francisco.
«Consideramos que la enfermería podía tener una visión más general del paciente, ya que puede hacer una valoración biopsicosocial en todos los aspectos de la vida del paciente, pero también necesitábamos un médico que fuera quien, de todos aquellos aspectos que yo detecte y diagnostique en esta consulta, pueda derivárselo para que él optimice, por ejemplo, el tratamiento que tenga pautado».
Rol de la enfermería
El papel de la enfermera se sitúa en el centro de este servicio pionero en nuestro país. Es la profesional de enfermería quien solicita la analítica, la revisa y valora si percibe alguna alteración. En caso de precisar tratamiento, es el médico internista quien se hace cargo. Un proceso muy fluido que queda patente. «Una vez que el paciente está incluido en lista de espera quirúrgica, lo vemos en consulta en 48 horas y Fran el mismo día que acude a consulta, le pone el tratamiento. En 25 días el paciente puede estar operado perfectamente».
El compromiso por la mejora constante es evidente en las nuevas metas que este equipo se ha marcado. «Ahora, el equipo de enfermería está aprendiendo a realizar ecografías nutricionales». Un paso esencial en una consulta donde «la valoración nutricional es muy individualizada».
El gran trabajo de los profesionales que componen la consulta, unido al apoyo de la dirección asistencial del Hospital Infanta Cristina ha superado las expectativas con nota. «La acogida ha sido brutal. La encuesta de satisfacción es de 9,8 sobre 10». Además del feedback positivo de los pacientes, las cuentas del centro hospitalario ubicado en Parla también lo ratifican. «Hemos conseguido reducir en un año los costes en 395.000 euros, teniendo en cuenta solo cuatro variables: el tiempo de estancia hospitalaria, los reingresos, las complicaciones postquirúrgicas y la disminución en el uso de concentrados de hematíes».