Un bolígrafo, una carpeta con folios en blanco, dos encuestas de satisfacción con tres preguntas sencillas sobre la iniciativa y un sobre para introducir el relato escrito por su autor. Estas son las herramientas principales del proyecto ‘Relat-hos. Desde mi habitación’, coordinado por la enfermera Antonia Castro Pérez en el Hospital Universitario de Bellvitge, en L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona. «La idea me surgió una noche, cuando entré en una habitación y el paciente me dijo: ‘Menos mal que tenemos la tele, porque esto es inaguantable, esta soledad…’. Ese mensaje se me quedó muy grabado. Pensé en alternativas de entretenimiento y se me ocurrió dar la oportunidad de escribir a las personas ingresadas. Planteé el proyecto a la dirección, lo apoyaron y así comenzamos a trabajar en él», recuerda Antonia. Esto fue en noviembre de 2017. Desde entonces, ya han publicado dos libros con relatos de pacientes y están preparando el tercero. «La filosofía es clara: tú escribes, nosotros publicamos el relato y lo distribuimos entre los pacientes interesados en su lectura. En primer lugar, les invitamos a escribir un relato durante su hospitalización, de temática y extensión libre. La supervisora de cada unidad me hace llegar las obras. Hasta el momento, no he rechazado ninguna. A continuación, me pongo en contacto con el autor, le agradezco su participación y le adelanto que publicaremos su narración en un futuro libro. Desde el primer momento, establecemos un vínculo importante con todos los relatadores. Los hacemos partícipes de todo el proceso. Así, ya hemos organizado dos encuentros públicos con ellos y hemos formado un colectivo con muchos puntos en común, pues esto les sirve para compartir sus vivencias». El perfil de los escritores es muy diverso. «Han participado pacientes de todas las especialidades y de todas las edades, hasta de personas con 80 y 90 años. Como en algunos casos son pacientes crónicos, pues algunos han escrito varias obras. Tienen la opción de no firmarlos, pero la mayoría sí lo hace. Han llegado a escribir relatos increíbles y experiencias brutales».
Durante la pandemia, la iniciativa también se adaptó a las normas de prevención del covid-19.
«El paciente cuando escribe se libera, descubre nuevas facetas sobre su vida y disminuye la ansiedad causada por el ingreso en un hospital»
«Hemos vivido un año y medio complicado. Distribuimos los libros entre los pacientes de las unidades covid, gracias a las enfermeras. Entre tanto, llevamos a cabo una iniciativa muy interesante, que me propuso un relatador: un relato escrito por todo el grupo para distribuirlo después entre los pacientes hospitalizados con esta patología. Se los entregábamos en la bandeja del desayuno. Fue muy bonito y tuvimos una respuesta muy interesante, con más de 40 obras». Antonia anima a otros hospitales a llevar a cabo esta idea. «Estamos dispuestos a compartir la experiencia y a explicar cómo llevarla a cabo. No queremos que se quede solo en nuestro hospital, pues esta iniciativa es muy beneficiosa tanto para las personas como para el propio centro», adelanta, mientras subraya todas las posibilidades que ofrece esta idea. «Es un proyecto muy experimental. Aún queda mucho por explorar. Pones una página en blanco a disposición de una persona, en su momento más vulnerable, cuando están hospitalizados, con una cirugía, tras un diagnóstico… El paciente cuando escribe se libera. Es un momento para reflexionar y descubrir nuevas facetas personales. Ese folio les sirve para ordenar su vida, poner distancia sobre lo que les está pasando y crear algo, que puede ser arte. De hecho, estamos explorando nuevos formatos, como los audio-relatos, gracias a un grupo de voluntarios. Y acompañamos los textos con fotos, pinturas de artistas. Tenemos mucho por hacer, todavía».
50 relatos para 50 años
El Hospital de Bellvitge celebra 50 años y una de las iniciativas en las que están trabajando es la publicación denominada ’50 relatos para el 50 aniversario’.
Hazte con los libros. «Una de las mayores dificultades del proyecto es la edición de cada libro y su financiación. Para ello, cuentan con la colaboración de la editorial Caligrama, y con la ayuda de instituciones como el propio hospital o el Colegio de Enfermería de Barcelona, entre otros colectivos. Ahora mismo están buscando», explica Antonia. Una de las opciones de financiación es la venta de los dos volúmenes editados, que se pueden conseguir en las principales plataformas de comercio electrónico».