La soledad empeora notablemente la calidad de vida de las personas mayores. Esto ocasiona un aumento de la demanda de los servicios sanitarios y sociales. En este contexto, existe evidencia científica que demuestra la efectividad de las intervenciones comunitarias grupales con carácter educativo y de apoyo sobre dicha problemática.
El objetivo es demostrar el impacto que genera una intervención grupal sobre la percepción de soledad y salud en esta población. Para ello, realizaron un estudio cuantitativo, cuasi-experimental, con 63 personas mayores de 64 años que se encuentran en situación de soledad.
Desarrollaron intervenciones semanales de 60 minutos donde trabajaron áreas como la estimulación cognitiva, los patrones relacionales interpersonales y los hábitos saludables. El trabajo estudió una serie de variables que han sido analizadas pre y post-intervención.
Tras finalizar la intervención, se observó una disminución significativa de las demandas en salud, el aumento de la participación en actividades comunitarias así como una disminución de los factores de riesgo para la salud y de la prescripción farmacológica.
La intervención comunitaria y grupal tuvo un efecto beneficioso sobre la población, ya que, tras la finalización de la misma, las personas perciben una mejora de su calidad de vida.
Este tipo de actividades potencian la integración y pertenencia a un grupo, disminuyen los principales factores de riesgo de la salud y favorecen una disminución del uso de fármacos. También conducen a un descenso en la demanda de visitas y a mejores resultados sobre la percepción de soledad.